El metro cumple 200 a?os

En 1990 se cumplen dos siglos desde que la Asamblea Nacional francesa aprob¨® una ley que facultaba a la Academia de Ciencias para redefinir los patrones de medidas. El resultado de sus deliberaciones fue el metro, creado en 1793 y definido como la diezmillon¨¦sima parte del cuadrante del meridiano terrestre que pasa por Par¨ªs. La medici¨®n de este arco se perfeccion¨® cinco a?os m¨¢s tarde y se hicieron tres metros patrones de platino.

?Recuerda alguien el p¨¦ndulo? Si no hubiera sido por un accidente de la historia estar¨ªamos midiendo la longitud en dicha unidad, hace tiempo olvidada, en lugar de medirla con el metro. El accidente fue el fracaso de Francia y el Reino Unido en dar a conocer una serie universal de patrones de pesas y medidas.El calendario republicano, el reloj de 10 horas y el c¨ªrculo de 40 grados hace mucho tiempo que cayeron en desuso, pero el metro es quiz¨¢ el. superviviente m¨¢s duradero de aquellos tiempos de fervor revolucionario. En ¨¦l tuvo su origen el SI (Sistema Internacional) de medidas utilizado actualmente.

El trabajo realizado por la Academia de Ciencias alcanz¨® una dimensi¨®n internacional, y para 1798 los aliados de Francia y algunos otros pa¨ªses se hab¨ªan comprometido con ella. El Reino Unido, enemigo de Francia, se vio, por supuesto, excluido: este hecho explica posiblemente el motivo por el que este pa¨ªs no adopt¨® oficialmente el metro hasta 1963.

A lo largo del siglo XIX la comunidad internacional lleg¨® gradualmente a aceptar el metro como la base para sus patrones de medida. Esta tendencia tuvo como resultado en 1875 la Conferencia M¨¦trica de Par¨ªs, una reuni¨®n que llev¨® a la creaci¨®n de la Conferencia General de Pesas y Medidas (CGPM), el organismo internacional que regula en todo el mundo los patrones de medici¨®n.

Los cient¨ªficos pensaban en alguna referencia m¨¢s directa con el mundo natural, y as¨ª la CGPM redefini¨® el metro en 1960 en t¨¦rminos de la longitud de onda de una de las l¨ªneas del gas raro cript¨®n. La definici¨®n actual, Fijada por la CGPM en 1984, es el recorrido de la luz en el vac¨ªo en una 299.792.458 parte de segundo. El metro est¨¢ ahora vinculado a la velocidad de la luz, una constante inalterable del universo. Esta definici¨®n se apoya a su vez en la redefinici¨®n del segundo realizada por la CGPM en 1968: el tiempo que tarda un ¨¢tomo de cesio 133 en oscilar entre dos de sus niveles de energ¨ªa 9.129.631.770 veces.

Producto de la Revoluci¨®n

El sistema m¨¦trico es ahora un sistema de vida tal que su bicentenario ha pasado casi inadvertido. Producto de la Revoluci¨®n Francesa, fue la propia revoluci¨®n (ocurrida en 1789) la que tuvo su conmemoraci¨®n el a?o pasado. Pero el doctor Harry Freeman, consejero de ciencia y tecnolog¨ªa de la Embajada brit¨¢nica en Par¨ªs hasta fecha muy reciente, piensa que la contribuci¨®n francesa a la uniformizaci¨®n de las medidas merece su celebraci¨®n, y profundiza en los curiosos acontecimientos que rodearon el nacimiento del metro.El accidente de la historia citado est¨¢ relacionado con la disposici¨®n contenida en la ley de 1790 de que la Academia de Ciencias francesa cooperara con la Royal Society de Londres en la formulaci¨®n de los patrones de pesas y medidas. La mayor parte del tiempo el intercambio cient¨ªfico se vio notablemente libre de injerencias pol¨ªticas. Se quiso que la comunicaci¨®n se llevara a cabo por la v¨ªa de la correspondencia entre los monarcas de los dos pa¨ªses (Luis XVI no fue destronado hasta 1792). Como base para una unidad de longitud iban a ser consideradas al tiempo dos propuestas: la arbitraria subdivisi¨®n del cuadrante de la Tierra o, lo que parec¨ªa m¨¢s conveniente, la longitud de un p¨¦ndulo que tardara un segundo en oscilar de un lado al otro.

Esta unidad, el p¨¦ndulo, se corresponde aproximadamente con la longitud del p¨¦ndulo de los relojes de nuestros abuelos, y desde finales del siglo XVII hab¨ªa sido sometida a discusi¨®n en varios pa¨ªses. La ley de 1790 dispon¨ªa que el p¨¦ndulo fuera objeto de un trabajo conjunto con la Royal Society. Pero Luis XVI tuvo pronto otros problemas y la iniciativa anglofrancesa nunca se llev¨® a cabo: los franceses siguieron adelante solos con la idea del cuadrante.