Muere en Nueva York Joan Bennett, la actriz favorita de Fritz Lang
Tambi¨¦n fallece el cineasta Martin Ritt, director de 'El ultraje'
Con pocas horas de diferencia han desaparecido dos grandes personalidades del cine norteamericano: el director Martin Ritt, del que en Espa?a acaba de reponerse El ultraje; y Joan Bennett, que en los a?os cuarenta fue la actriz favorita de Fritz Lang, con quien trabaj¨® en cuatro filmes, entre ellos La mujer del cuadro, de importancia capital en la filmografia del cineasta vien¨¦s. Actu¨® tambi¨¦n en c¨¦lebres filmes de maestros como Vincente Minnelli, Jean Renoir y Max Ophuls, lo que hace de ella un rostro inseparable de instantes hist¨®ricos del cine del Hollywood cl¨¢sico.
Tanto el director como la actriz murieron de una crisis cardiaca, ella en Nueva York y ¨¦l en la ciudad californiana de Santa M¨®nica. Joan Bennett, estaba apartada del cine, era viuda, se cas¨® cuatro veces y tuvo cuatro hijos.Martin Ritt ten¨ªa 76 a?os, estaba casado, ten¨ªa dos hijos y era todav¨ªa un cineasta en activo. Su ¨²ltima pel¨ªcula es de 1989, se titula. Cartas a Irish y est¨¢ interpretada por Jane Fonda y Robert de Niro. Ritt era considerado un cineasta con inclinaciones intelectuales e ideolog¨ªa pol¨ªtica muy izquierdista, lo que le hac¨ªa at¨ªpico en la industria cinematogr¨¢fica norteamericana.
Una parte significativa de la obra de Ritt se basa en adaptaciones al cine de novelas de William Faulkiner en los ¨²ltimos a?os cincuenta: El ruido y la furia (protagonizada por Yul Bryriner) y El largo y c¨¢lido verano, basada en La aldea y protagonizada por Paul Newman, que era su actor predilecto y con el que realiz¨® tambi¨¦n El ultraje y Hud.
Otras pel¨ªculas de Ritt son El espia que surgi¨® del frio, basada en la novela de John Le Carr¨¦, con una gran creaci¨®n de Richard Burton; El romance de Murphy y El testaferro, que son sus dos obras m¨¢s radicales en sentido pol¨ªtico. La primera narra la formaci¨®n de una conciencia revolucionaria en la clase obrera estado unidense, y la segunda, un episodio del fascismo norteamericano en la caza de brujas del senador McCarthy contra el izquierdismo en el cine de Hollywood durante los primeros a?os cincuenta.
Joan Bennett ten¨ªa 80 a?os y, salvo algunos trabajos posteriores para la televisi¨®n que le dieron ef¨ªmera popularidad, su fama imperecedera procede de su obra anterior a la d¨¦cada de los a?os cincuenta. Su ¨²ltima gran aportaci¨®n al cine est¨¢ en los filmes que dirigi¨® Vincente Minnelli sobre El padre de la novia (1950), junto a Spencer Tracy y Elizabeth Taylor.
Pel¨ªculas geniales
Su carrera arranca del cine de los a?os treinta, donde actu¨® en algunos filmes de inter¨¦s, y, siendo todav¨ªa muy joven y con el pelo te?ido de rubio, dio la r¨¦plica a c¨¦lebres actores como Ronald Colman (Bulldog Drummond, 1929), George Arliss (Disraeli, 1929), John Barrymore (Moby Dick, 1930) y Spencer Traey (Me and my Gal, 1932). Pero fue a ra¨ªz de su entrada por la puerta grande en geniales obras de Fritz Lang cuando el talento de esta excepcional actriz se destap¨® en una serie de trabajos perfectos.
Son estos cuatro filmes: La caza del hombre (1941), La mujer del cuadro (1944), The Scarlett Street (1945) y El secreto tras la puerta (1948). A la decisiva contribuci¨®n de Joan Bennett en estas obras maestras hay que a?adir sus aportaciones en El asunto Macomber (Zoltan Korda, 1947), Woman on the beach, realizada por Jean Renoir en el mismo a?o, y Reckess moment, que realiz¨® Max Ophuls en 1949. A partir de esta fecha, el talento de la actriz, que dio toda su enorme talla a lo largo de esta d¨¦cada, comenz¨® a declinar.
La mujer del cuadro
El rostro de Joan Bennett, aunque haya en su carrera otros trabajos no menores, ha. quedado anudado a La mujer del cuadro, la perfecci¨®n hecha cine, en la que su d¨²o con Edward G. Robinson ha pasado a la historia como un genial debate ir¨®nico entre monstruos expertos en la ambivalencia e incluso en la duplicidad del gesto: el singular arte, interpretativo de las dos caras, que inaugur¨® Greta Garbo y que esta singular actriz hered¨®.Heredera de la esgrima de la duplicidad fue tambi¨¦n Gloria Grahame, que actu¨® en dos filmes de Lang, Los sobornados y Deseos humanos. Joan Bennett protagoniz¨® no dos sino cuatro obras de Lang y esto no es casual: tanto Grahame como Bennett amoldan a la perfecci¨®n sus acusadas peculiaridades a las del cineasta vien¨¦s, que encontr¨® en ambas el anillo exacto que necesitaba su dedo.
Nadie sac¨® a la luz la esencia de su talento con la facilidad con que lo hizo Lang, que supo ver en su apariencia ingenua (en ella estaba encasillada cuando intervino en Man Hunt) la m¨¢scara que encubr¨ªa a una intenso foco de perturbaci¨®n y de inquietud: lo que se llam¨® entonces mujer fatal, de la que otro prototipo cercano a ella es, adem¨¢s de Gloria Grahame, la Gene Tierney de Que el cielo la juzgue y Laura.
Esa es la imagen imborrable que ha dejado a la posteridad esta actriz de genio ef¨ªmero, que mostr¨® en A Woman on the Beach, dirigida por Jean Renoir en un estilo casi opuesto al de Lang, que no era s¨®lo medium o instrumento de este, sino autora de s¨ª misma.
Babelia
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