La orilla m¨¢s cercana

El combate de los bolsistas contra el destino no acepta cuartel y muestra alternativamente la grandeza y la miseria de quienes han aceptado el reto de seguir apostando por el futuro. La paciencia del inversor tiene un sentido tr¨¢gico: consiste en abandonarse a los vaivenes de la oferta y la demanda como un n¨¢ufrago perdido en un oc¨¦ano a la espera de que una pleamar le conduzca a la orilla m¨¢s cercana. Esto ¨²ltimo sucedi¨® ayer, cuando los mercados madrugaron con optimismo, despu¨¦s del sobresalto del ¨ªndice Nikkei de la madrugada anterior, y con una rumorolog¨ªa ciertamente positiva para la tasa de inflaci¨®n, que los datos oficiales se encargar¨ªan de confirmar a media ma?ana. Fuertes aplicaciones en una gran sociedad el¨¦ctrica y otras de servicios levantaron el ¨¢nimo inversor. El petr¨®leo contribuy¨®, por otra parte, a la mejora del ambiente general con la bajada del precio del brent en Londres, una vez concluida la conferencia de los pa¨ªses productores en Viena. De este modo, sin alcanzar altas cotas, el mercado dio un paso para salirse de la aton¨ªa. Los audaces esperan ya que las cotizaciones levanten el vuelo, aunque los primeros impulsos se vieron frenados por los bajos vol¨²menes que todav¨ªa persisten.