Una garant¨ªa imprescindible de limpieza
Finalizado el periodo de c¨®mputo de tres meses de elecciones sindicales, es cierto que destacan tres aspectos muy positivos por encima de cualesquiera otros:1. Extensi¨®n sin precedentes de las elecciones sindicales. Muchos m¨¢s trabajadores que en procesos anteriores van a contar con quien pueda representarles. Se sobrepasar¨¢n los 200.000 delegados. Sin ser pretenciosos, podemos afirmar que los preavisos realizados por CC OO han contribuido notablemente a ello.
2. Se consolida efectivamente un mapa sindical con notorio predominio de CC OO y UGT. Lo cual es positivo, pues la atomizaci¨®n del sindicalismo debilita a los trabajadores.
3. Participaci¨®n muy elevada de los trabajadores en estos comicios. M¨¢s del 75% de las plantillas, por t¨¦rmino medio, est¨¢n votando a sus representantes.
Para mayor m¨¦rito, todo esto se produce a pesar de la ignorancia, cuando no beligerancia, de los poderes p¨²blicos frente al fortalecimiento del sindicalismo, Superando resistencias empresariales, que a¨²n existen, para que se elija en cada empresa representantes de los trabajadores (ahora favorecidas por la coacci¨®n que representa el elevado ¨ªndice de contrataci¨®n temporal). Venciendo una realidad, de la que en parte somos corresponsables los sindicatos, de nula tradici¨®n sindical en la peque?a empresa.
Democracia sindical
Siendo esto muy positivo, y aun uni¨¦ndolo a la consciencia de que hemos obtenido un mayor n¨²mero de delegados reales, CC OO no puede ignorar que estas elecciones sindicales pueden quedar empa?adas por la reaparicion, corregida y aumentada, de un factor que ya emergi¨® en las elecciones sindicales de 1986.Me refiero, obviamente, al factor del fraude electoral y toda su secuela de acusaciones, que puede terminar por desacreditar las elecciones y deslegitimar sus resultados.Debo empezar por decir que las acusaciones no son plato de gusto, imagino que para nadie. Pero es injusto atribuir la responsabilidad a quien formula las denuncias y no a quien comete el fraude. Ello me trae a la memoria lo sucedido con el tan manido caso Juan Guerra, pues con ¨¦ste se ha pretendido extender la nefasta idea de que desacreditan por Igual la democracia los que denuncian la corrupci¨®n como los que incurren en ella.
Cierto es que el origen de esta realidad se sit¨²a en unas normas electorales cuyas lagunas y ambig¨¹edades posibilitan la aparici¨®n del fraude. Pero no nos equivoquernos, adem¨¢s de ello se precisa que haya voluntad de defraudar. Y ¨¦se es el verdadero problema, m¨¢s all¨¢ de los defectos de la normativa.
Nos situamos, por tanto, ante un problema de democracia sindical, para algunos lamentablemente supeditada a la obtenci¨®n del mayor n¨²mero de delegados posible sin reparar en el m¨¦todo.
No hablo de irregularidades formales, pues es sabido que en muchas pequenas empresas se hace dif¨ªcil contar con plenas garant¨ªas, tales como la urna o las papeletas preconfeccionadas. Me refiero a actas que se presentan correspondientes a empresas que ya no existen, o con censo inferior al m¨ªnimo exigido legalmente, o con censo notoriamente falseado para elevar el n¨²mero de representantes a elegir. Tambi¨¦n aludo a pr¨¢cticas como la de ignorar que existe un preaviso que fija la fecha de inicio del proceso electoral, real Izando las elecciones sindicales d¨ªas antes para evitar que puedan concurrir otros sindicatos, y a otras evidencias que ser¨ªa prolijo relatar.
Todo esto pone en entredicho la democracia sindical, desmerece a los sindicatos ante los trabajadores y quema muchas empresas para una verdadera implantaci¨®n sindical, mucho m¨¢s que las propias denuncias del fraude.
Callar ante todo ser¨ªa una irresponsabilidad sindical y nos har¨ªa c¨®mplices de m¨¦todos que tenemos necesariamente que repudiar pensando en la extensi¨®n del sindicalismo y en el inter¨¦s de los trabajadores.
Cierto que as¨ª se paga un precio en t¨¦rminos de prestigio sindical. Pero ser¨ªa muy corta nuestra visi¨®n si por reparar en ello nos olvid¨¢ramos de lo que a medio y largo plazo es mucho m¨¢s perjudicial.
Perjudicial porque puede consolidar la impresi¨®n de que es imposible celebrar las elecciones sindicales en la peque?a empresa con plenas garant¨ªas democr¨¢ticas. Perjudicial porque las elecciones se convierten en una mera disputa por el n¨²mero y no en una ocasi¨®n para asentar bases con las que extender el sindicalismo. Perjudicial porque abonar¨ªamos los argumentos de quienes - pretenden acabar con un modelo basado en la elecci¨®n peri¨®dica y democr¨¢tica de representantes de los trabajadores.
En estas circunstancias no cabe la indiferencia, pero tampoco la cr¨ªtica indiscriminada que formulan algunos.
Que la normativa es mala no lo discute nadie hoy, y, por tanto, que hay que reformarla. Lo que sorprende es que UGT afirme esto tambi¨¦n sin un m¨ªnimo de autocr¨ªtica, habiendo sido este sindicato el que pact¨® las normas electorales con el Gobierno en 1986. Pero no vayamos a equivocarnos; dejando aparte esto, hay responsabilidades graves que no pueden ser ocultadas.
Velar por la limpieza
Aparte de las se?aladas, en cuanto a los que concurren con voluntad de defraudar, hay que destacar la de quienes, teniendo obligaci¨®n de velar por la limpieza del proceso, se inhiben, cuando no se convierten en c¨®mplices del fraude. Que en las direcciones provinc¨ªales de Trabajo rechacen anular de forma autom¨¢tica las actas que, contrastadas con el censo de la Seguridad Social, se demuestran fraudulentas por corresponder a empresas inexistentes o con censo inferior al necesario o adulterado, es algo sumamente grave. Que la Administraci¨®n no quiera requerir la actuaci¨®n de la Inspecci¨®n de Trabajo para que se compruebe la veracidad de las actas cuando hay evidencia de que muchos componentes de mesas electorales no quieren certificar la falsedad de lo contenido en aqu¨¦llas por "no querer l¨ªos" (actitud, desgraciadamente, muy humana por otra parte) es igualmente grave.Todo lo referido deriva de una normativa ineficaz para garantizar la limpieza y la democracia, pero no se puede considerar que sea la consecuencia. -La responsabilidad, por tanto, discrepando con lo afirmado recientemente por Marcos Pe?a en este mismo peri¨®dico, no es s¨®lo normativa: es sindical y es de la Administraci¨®n. Por a?adidura, ninguna ley, por defectuosa que sea, obliga a defraudar.
Comisiones Obreras pondr¨¢ todo de su parte, como antes de las elecciones sindicales, para reformar esta normativa y convertirla en verdadera garant¨ªa de democracia y limpieza, pero han de corregirse, y con urgencia, estas situaciones para evitar que las elecciones sindicales queden totalmente deslegitimadas por sus resultados y desacreditadas por su desarrollo.
Ganar las elecciones sindicales es importante. Qu¨¦ duda cabe. Pero no s¨®lo cuantitativamente. Por eso se equivoca quien piensa exclusivamente en ello, despreciando la limpieza del m¨¦todo. Parecen haberse olvidado algunas ense?anzas de las elecciones de 1986. Sin embargo, e igualmente, nos equivocar¨ªamos en CC OO si nos qued¨¢ramos en la certeza de tener m¨¢s delegados reales, que no de papel, y no luch¨¢ramos hasta el Final por la eliminaci¨®n del fraude. No es un problema de resultados electorales lo que nos planteamos, sino de democracia sindical. No reparar en ello es consolidar la idea de que las elecciones sindicales son un proceso de segundo o tercer orden, sin posibilidad de garant¨ªas democr¨¢ticas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.