?Qu¨¦ queda del feminismo?
Crece el movimiento de mujeres an¨¢rquico y especializado en una sociedad que aspira a la igualdad
Madrid, 15 de enero de 1976. 2.000 mujeres bajan por la calle Goya tras una pancarta: Mujer, lucha por tu liberaci¨®n, ?¨²nete!. Justa Montero, 20 a?os, estudiante de Econ¨®micas, observaba c¨®mo, desde las aceras, los hombres aplaud¨ªan. Pero se o¨ªan gritos: "??Putas!!". Hab¨ªa que llegar a Castellana, 3, donde el Gobierno lidiaba con la ola de huelgas de aquellos albores democr¨¢ticos. Merche Comavella, administrativa de 35 a?os, fue una de las pocas que pudo llegar, porque los grises (la Polic¨ªa Armada) cargaron. Era la primera manifestaci¨®n masiva de mujeres que ve¨ªa, en sus 10 a?os de militancia. Otra veintea?era, Carmen Mart¨ªnez Ten, caminaba entusiasmada. Como Merche, militaba en el PCE, entonces clandestino. Como Justa, era de AUPEPM, una asociaci¨®n universitaria, una de las 25 integrantes de una plataforma unitaria.Aquellas manifestantes pod¨ªan ser perseguidas por ad¨²lteras, pero no divorciarse de su marido ni comprar anticonceptivos en la farmacia. Eso ped¨ªan en el documento que quer¨ªan entregar a Arias Navarro. Para qu¨¦ hablar del aborto. S¨®lo 28 de cada 100 mujeres en edad de trabajar, ten¨ªan una ocupaci¨®n. De las primeras elecciones democr¨¢ticas de 1977, s¨®lo surgir¨ªan 22 diputadas, seis de cada 100 parlamentarios. Denunciaban la desigualdad y ped¨ªan libertades democr¨¢ticas.
Desigualdad
Ajena a aquello, Mar¨ªa ?ngels Marque?o, apenas 10 a?os, se cabreaba, en su casa humilde de Albacete, por tener que cuidar a la fuerza a sus tres hermanos varones mientras los padres trabajaban. Unos hermanos, que la exclu¨ªan al grito de "a eso las ni?as no juegan". De su misma edad, Cristina Marug¨¢n, en Segovia, ya percib¨ªa la desigualdad. Y la sevillana Laura Granados, embarazada ya a los 21 a?os, ganaba menos como administrativa que su compa?ero de trabajo.
Madrid, 5 de diciembre de 1990. "Necesitamos plataformas de asociaciones, grupos potentes", espeta con firmeza Mart¨ªnez Ten desde un estrado. Se analiza el primer Plan para la Igualdad de Oportunidades de las Mujeres 1988-1990. Carmen ingres¨® en el PSOE y dirige el Instituto de la Mujer, "hijo del feminismo", dice ella, creado en 1984 para promover la igualdad desde la Administraci¨®n. "Hay que ense?ar a las asociaciones a gestionarse y a que se profesionalicen", dice Elena Valenciano, tambi¨¦n socialista. Preside Mujeres J¨®venes, creada hace cinco a?os, con unas 2.000 voluntarias y que gestiona un centro de empleo. Defiende dar servicios a las mujeres -"ya no enganchas a nadie con el discurso reivindicativo", se?ala, y el "feminismo pactista", que puede concertar con los poderes y el hombre.
Justa no est¨¢ all¨ª. No es partidaria de colaborar con el poder, que propugna ese "feminismo light, que ni siquiera es reformista", como dir¨ªa su compa?era Empar Pineda, del Colectivo de Feministas Lesbianas, que reivindica la libertad de opci¨®n sexual. La causa de Justa es el aborto, que se reivindic¨® poco despu¨¦s de 1976 y que a¨²n anda en los panfletos. Las dos militan en la izquierda extraparlamenta y sus colectivos, que se re¨²nen semanalmente, de 10 a 20 personas en Madrid, se alinean, junto con otros 200, en la Coordinadora de Organizaciones Feministas del Estado Espa?ol, desde su origen, en 1977. Pero si ya en el 75, en aquellas jornadas, se levantaron 100 mujeres para marcharse, la coordinadora tampoco se ha librado de escisiones despu¨¦s. Debaten, salen a la calle y no pretenden dar servicios. "Es suplir un hueco que tiene que rellenar el poder". Asuntos Sociales y el Instituto de la Mujer subvencionan preferente a organizaciones que los prestan -1.365 millones este a?o-, "y que son m¨¢s filopesoe", se quejan.
Quince a?os m¨¢s tarde de aquella ¨¦pica manifestaci¨®n, muchas est¨¢n en la Administraci¨®n, como Carmen -"es que hay que ser consecuentes", dice-; como Carlota Bustelo, que encabezaba aquella marcha y que fue la primera responsable oficial de la mujer. "Otras han abandonado", dice Justa, "se han ido m¨¢s de las que nos quedamos". Merche, sigue y es una estudiosa del feminismo. Piensa que hay estancamiento. "Han proliferado el n¨²mero de grupos, pero no el de mujeres que participan. Hasta el 80 sal¨ªan 5.000, 6.000 mujeres a la calle. Ahora no llegan a 1.000". Empar dice que el movimiento llega, -"participaron 3.000 mujeres hace dos a?os en las jornadas contra la violencia"- "Unos grupos se han estancado y otros han crecido much¨ªsimo", dice la catalana Marit¨¦, de la coordinadora, "por ejemplo, las lesbianas".
En este 1990 casi todas las reivindicaciones concretas de 1976 son un hecho: el adulterio ha desaparecido, una fellatio forzada puede ser una violaci¨®n, la gente se divorcia, compra la p¨ªldora sin receta, el feminismo es una "se?a de identidad" oficial del PSOE desde hace meses e IU tiene un 40% de damas en su Ejecutiva; hay el doble de mujeres en el Congreso que en 1977, 13 de cada 100 diputados.
Aspiraciones
"Ha calado la teor¨ªa de la igualdad, pero su pr¨¢ctica es una mera aspiraci¨®n", dice la veterana Ana Mar¨ªa P¨¦rez del Campo. Todas coinciden en que queda mucho tajo. A saber: se puede abortar, pero con inseguridad jur¨ªdica; m¨¢s de 17.000 mujeres fueron maltratadas por sus maridos en 1989, la incorporaci¨®n femenina no significa una mayor presencia en el poder. Si m¨¢s de un mill¨®n de mujeres se han incorporado al mercado laboral en el ¨²ltimo lustro, la mitad de las que quieren trabajar est¨¢n en paro. Cuanto m¨¢s j¨®venes, peor. Y ellas siguen ganando menos que ellos. As¨ª, las espa?olas refrendan la vigencia del feminismo en una encuesta de Demoscopia para EL PA?S. S¨®lo una de cada cinco cree que ya no es necesario que exista porque cree hay igualdad entre los sexos.
Hay 1.278 asociaciones registradas por el Instituto de la Mujer, 64 estatales y el resto, locales o territoriales. No todas se llamar¨ªan feministas. Hay de profesionales, las que reflejan una situaci¨®n concreta (separadas y divorciadas, madres solteras, j¨®venes) y suelen prestar servicios, hasta las m¨¢s reivindicativas (la Coordinadora de Organizaciones Feministas) o pr¨®ximas a un partido (las Mujeres Progresistas, impulsada por el PSOE). Han proliferado peque?os grupos en barrios y pueblos, se?alan. "Me encuentro con organizaciones peque?as en lugares impensables, con una idea muy difusa de lo que es el feminismo", afirma Mart¨ªriez Ten. Quiz¨¢ sea lo que representa Laura, la sevillana, que tiene ahora 35 a?os y acaba de fundar en Montequinto, una barriada de clase media cerca de Sevilla, la Asociaci¨®n de Mujeres Cinco de Abril, seguramente la ¨²ltima registrada. Har¨¢n un seminario sobre coeducaci¨®n y formar¨¢n a unas compa?eras para que encuentren trabajo. "Yo no soy feminista. Las feministas hacen lo mismo que el machismo pero al rev¨¦s. Nosotras queremos ponernos igual que el hombre pero no en contra de ¨¦l", alega.
"Es la reivindicaci¨®n inconsciente de la igualdad, que est¨¢ en todos lados", que dice Mar¨ªa Sa¨ªnz, presidente de la Federaci¨®n de Mujeres Progresistas, que data en 1988. Que ha montado, por ejemplo, un original servicio de kanguros para mujeres sin recursos. A las j¨®venes las preocupa m¨¢s el trabajo. En los ¨²ltimos cinco a?os, el paro juvenil femenino se- increment¨® en un 17%. Bego?a Marug¨¢n, de 26 a?os, de Mujeres J¨®venes de Madrid, integrado en la coordinadora, tambi¨¦n destaca las agresiones y las desigualdades en la familia, lo que le acerc¨® al feminismo, igual que a Mar¨ªa ?ngels, la albacete?a, ahora con 24 a?os, del Colectivo Desobediencia de mujeres j¨®venes de Valencia. "Las diferencias ahora son m¨¢s sutiles, pero existen", apunta Bego?a. A la queja de que no hay j¨®venes en las asociaciones, contesta Carlota: "Se incorporan m¨¢s tarde, Cuando empiezan a notar la discriminaci¨®n".
"Hay que estar al quite, un d¨ªa en la calle, otro formulando una protesta, all¨ª participando con la Administraci¨®n, all¨¢ ofertando un servicio", dice Ana Mar¨ªa, de la Asociaci¨®n de Separadas y Divorciadas, con una visi¨®n m¨¢s global y con tremendas ganas de que surja una plataforma global que dote de fuerza a las mujeres.
"Las continuas actividades reivindicativas han vaciado mucho el movimiento de carga te¨®rica para adaptarse a las nuevas situaciones", dice Merche, que detecta, tras entrevistar a 250 feministas, "t¨ªmidos intentos de reflexi¨®n". Ganando en especializaci¨®n y en la madurez que dan los a?os, falta reflexi¨®n y elaboraci¨®n te¨®rica, dicen todas. La revoluci¨®n femenina que transforme la sociedad, queda para ma?ana.
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