El nuevo traje europeo de Canarias
Las autoridades insulares piden a la CE ayudas por valor de 12.000 millones de pesetas
La decisi¨®n adoptada por la Comisi¨®n Europea sobre Canarias, al dar luz verde al r¨¦gimen de integraci¨®n plena de las islas solicitado por Espa?a, pone fin, a falta del acuerdo definitivo del Consejo de Ministros de la Comunidad Europea (CE), a un modelo de adhesi¨®n especial que en la pr¨¢ctica convert¨ªa al archipi¨¦lago en un pa¨ªs tercero respecto a la Europa de los Doce. El Gobierno aut¨®nomo concentra ahora sus esfuerzos en lograr que la CE eleve, como m¨ªnimo, a 12.000 millones de pesetas las ayudas para la reconversi¨®n agr¨ªcola, industrial y agroalimentaria, frente a los 3.700 millones que ha concedido de momento, seg¨²n anunci¨¦ el consejero de Econom¨ªa y Comercio, Luis Hern¨¢ndez.
Las islas dispondr¨¢n de zonas francas comunitarias, seg¨²n la decisi¨®n de la CE, que, junto a las zonas especiales off shore previstas por Madrid, permitir¨¢n importantes ventajas arancelarias y fiscales. El acuerdo de la CE, que establece un periodo de 10 a?os para culminar el proceso, ser¨¢ ahora estudiado por los distintos pa¨ªses miembros, que deber¨¢n aprobarlo por unanimidad en un Consejo de Ministros durante el pr¨®ximo semestre, bajo presidencia luxemburguesa.El nuevo modelo podr¨¢ costar a las islas alrededor de 1.000 millones de pesetas anuales hasta 1993, por la adaptaci¨®n a la Uni¨®n Aduanera. El impacto definitivo en el bolsillo de los ciudadanos se sabr¨¢ cuando se elabore, antes de diciembre pr¨®ximo, el reglamento espec¨ªfico sobre abastecimiento, que precisar¨¢ las importaciones para el consumo que ser¨¢n subvencionadas. Esta pieza es clave, porque hasta ese momento no se sabe qu¨¦ va a pasar con el vino, los quesos, los derivados de la carne y otros productos b¨¢sicos.
Canarias hab¨ªa renunciado en diciembre pasado en el Parlamento regional, por amplia mayor¨ªa, al estatuto que hab¨ªa obtenido en el momento de la incorporaci¨®n de Espa?a a la CE, en enero de 1986. Las dificultades que entra?aba convencer entonces a Bruselas de la necesidad de otorgar un tratamiento espec¨ªfico a esta comunidad aut¨®noma insular se constituy¨® en un escollo de las negociaciones y hasta provoc¨® retrasos de ¨²ltima hora en la r¨²brica final.
Virulencia pol¨ªtica
Para mayor tensi¨®n, el Parlamento canario rechaz¨® posteriormente las condiciones para el ingreso del archipi¨¦lago en la CE. Era tal el grado de virulencia pol¨ªtica sobre esta cuesti¨®n en las islas que el voto negativo de la C¨¢mara provoc¨® la dimisi¨®n del presidente del Gobierno aut¨®nomo, el socialista Jer¨®nimo Saavedra. A la crisis sigui¨® un pacto de progreso, que sirvi¨® para recomponer el Gobierno.
El primer planteamiento de Canarias, hace cinco a?os, fue defender a ultranza su r¨¦gimen econ¨®mico fiscal (REF), compendio de las singularidades que han regido a lo largo de m¨¢s de un siglo el modelo de libertad comercial caracter¨ªstico de un territorio puertofranquista. Aquel primer impulso reivindicativo del REF como unos fueros canarios se plasm¨®, tras un agitado debate entre importadores e industriales, en el protocolo segundo del Tratado de Adhesi¨®n de Espa?a a la CE. Sobre el papel sali¨® ganando en 1986 el sector servicios, al quedar las islas fuera de la Uni¨®n Aduanera y por tanto, del ¨¢rea de aplicaci¨®n com¨²n del impuesto sobre el valor a?adido (IVA), aut¨¦ntico terror de los empresarios. Era tanto como no pertenecer, de hecho, a la CE. Los grupos econ¨®micos arraigados en el comercio y la importaci¨®n dieron un respiro, mientras la industria y la agricultura, pusieron el grito. en el cielo.
Las exportaciones agr¨ªcolas (tomates y flores, principalmente) quedaron sometidas a contingentes y a precios de referencia. Es decir, la CE estableci¨® l¨ªmites a los env¨ªos de productos desde las islas, que podr¨ªan suponer, en opini¨®n de este sector, una muerte lenta de la agricultura. El citado protocolo segundo exclu¨ªa a las islas de la pol¨ªtica agraria com¨²n (PAC) y la pol¨ªtica com¨²n de pesca (PCP). Parad¨®jicamente, las exportaciones canarias quedaban en desventaja frente a las del resto del pa¨ªs, lo que explica que en el Parlamento regional se desestimara el acuerdo, por considerarlo fruto de una mala negociaci¨®n. Este precio pol¨ªtico toc¨® pagarlo al Partido Socialista Canario (PSC-PSOE), entonces en el poder en Canarias y Madrid. Cinco a?os despu¨¦s, desde la oposici¨®n, ha respaldado decisivamente la iniciativa del actual pacto de centro-derecha y nacionalista a favor de la plena incorporaci¨®n a la CE.
Cambio de postura
El cambio actual de postura a favor de reforzar la integraci¨®n,seg¨²n el lenguaje de los documentos de la Comisi¨®n Europea, se debe a una inteligente campa?a del sector agr¨ªcola, que ha logrado dar la vuelta a la tortilla. La estrategia de la Asociaci¨®n de Agricultores y Ganaderos (Asaga) en las dos provincias canarias consigui¨® atraer a sus puntos de vista a las fuerzas pol¨ªticas m¨¢s importantes (PSC-PSOE, CDS, Agrupaciones Independientes de Canarias -AIC- y PP) para modificar el estatuto comunitario. Esta vez el modelo propuesto por el Parlamento canario y asumido por los Gobiernos aut¨®nomo y central se decanta a favor de la agricultura (el 8% del PIB), pero trata, al mismo tiempo, de salvar las especialidades comerciales y fiscales de las islas. La nueva f¨®rmula, que en la pr¨¢ctica supone optar por una plena integraci¨®n a la isle?a, es decir, con marcadas diferencias, ha sido bien vista desde el primer momento en Madrid. El comisario espa?ol Manuel Mar¨ªn, directo negociador de aquel protocolo segundo a¨²n vigente, no ha disimulado nunca la conveniencia de acercar el r¨¦gimen canario al del resto del pa¨ªs.
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