Notas para unas memorias
El autor repasa brevemente la historia de los diferentes grupos y personalidades que a partir de la d¨¦cada de los a?os cincuenta comenzaron a configurar la oposici¨®n democr¨¢tica al r¨¦gimen franquista, en la que el autor tuvo un destacado papel, y su tarea en la transici¨®n a la democracia.
Mi querido amigo Joaqu¨ªn Satr¨²stegui ha pronunciado recientemente una conferencia relacionada con el papel de SAR el Conde de Barcelona en el exilio. Al referirse a Uni¨®n Espa?ola aporta una interesante informaci¨®n que, a m¨ª juicio, se completar¨ªa esbozando la presencia de otros grupos que aparecieron simult¨¢neamente o con anterioridad, a fin de dar al lector una visi¨®n de conjunto del nacimiento de la democracia en aquellos a?os de la d¨¦cada de los cincuenta. La relaci¨®n casi taquigr¨¢fica que aporto podr¨ªa ser anticipo de unas memorias, si me decido a escribirlas, ahora que ha pasado el suficiente tiempo para no hacer le?a del ¨¢rbol ca¨ªdo ni caer en la tentaci¨®n del oportunismo. Tales memorias ser¨ªan fruto de acontecimientos que tuve la fortuna de vivir de cerca, o en todo caso de ser testigo directo de ellos.Uni¨®n Espa?ola naci¨® en el oto?o de 1957 como "v¨ªnculo moral", cuyo bautizo, por as¨ª decirlo, tuvo lugar en la cena del 29 de enero de 1959 en el hotel Menfis. Ahora bien, el 11 de febrero de 1956 fueron detenidos, junto a Dionisio Ridruejo, Miguel S¨¢nchez Mazas, Ram¨®n Tam¨¢mes, Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Gallard¨®n, Enrique M¨²gica, Javier Pradera y Gabriel Elorriaga por unos sucesos que no tienen cabida aqu¨ª. S¨®lo quiero dejar constancia de que en dicho momento, 11 de febrero de 1956, es cuando se manifest¨® por primera vez la oposici¨®n democr¨¢tica interna, representada, salvo Ridruejo, por personas que nada ten¨ªan que ver con la guerra civil, sus vencedores y sus vencidos. A ra¨ªz de dicho cambio generacional, es fama que el entonces jefe del Estado, general Franco, hizo este clarividente comentario: "Los hijos de nuestros amigos nos abandonan".
Ridruejo, al salir de la c¨¢rcel, se convirti¨® en referencia para quienes ten¨ªan inquietudes semejantes a las suyas. As¨ª, yo recal¨¦ en su puerto y torril. parte en la creaci¨®n, en noviembre de 1956, de la fundaci¨®n del partido Acci¨®n Democr¨¢tica, m¨¢s tarde Partido Social de Acci¨®n Democr¨¢tica, cuya ideolog¨ªa era homologable a las europeas de corte liberal-progresista; la proscripci¨®n de la violencia en el proceso de transici¨®n a la democracia era rotundo, dentro de un marco accidentalista en cuanto a las formas de gobierno.
El partido estim¨® conveniente tomar contacto con personalidades del exilio, y para ello nos desplazamos, en agosto de 1956, a Par¨ªs Francisco Herrera Oria, fundador del Ya; Valent¨ªn L¨®pez Aparicio, representante en el interior de la Rep¨²blica en el exilio, y yo, con objeto de mantener una entrevista con F¨¦lix Gord¨®n Ordax, que se celebr¨® el 12 de agosto, seg¨²n lo recoge Javier Tusell en su importante obra La oposici¨®n democr¨¢tica del franquismo. Lo verdaderamente importante de la entrevista, seg¨²n Tussell, consisti¨® en ser la primera celebrada desde 1931 entre miembros de la oposici¨®n interior y exterior, cara a configurar la transici¨®n a la democracia. Resultado de esta iniciativa fue la detenci¨®n, en mayo de 1957, de los tres emisarios citados, m¨¢s Ridruejo, Enrique Tierno Galv¨¢n y algunos colaboradores suyos.
A nuestra salida de la c¨¢rcel, en septiembre de 1957, tuve ocasi¨®n de conversar ampliamente con Joaqu¨ªn Satr¨²stregui, quien, al igual que sus amigos Jaime Miralles y Vicente Pini¨¦s, me hab¨ªan visitado en la c¨¢rcel con asiduidad. Consecuencia del episodio traum¨¢tico de estos encarcelamientos fue, a mi juicio, la decisi¨®n de Satr¨²stegui de dar forma operativa al legitimismo mon¨¢rquico democr¨¢tico que encabezaba, constituyendo Uni¨®n Espa?ola como v¨ªnculo de coordinaci¨®n para propiciar la soluci¨®n que encarnaba SAR el Conde de Barcelona.
Continuando la relaci¨®n de los incipientes movimientos espont¨¢neos de aquel entonces, me referir¨¦ brevemente al grupo funcionalista de Salamanca, cuyo inspirador era Enrique Tierno, y a la estrecha relaci¨®n que tuvo ¨¦ste con la c¨²pula de Uni¨®n Espa?ola para beneficio mutuo, pues Uni¨®n Espa?ola asumi¨® el pensamiento del profesor como instrumento de respetabilidad intelectual y Tierno alcanz¨® una audiencia inasequible desde su mera c¨¢tedra. Como lo ha subrayado el profesor El¨ªas D¨ªaz, el "neotacticismo" del grupo, semejante al de Quevedo en el XVIII, se manifest¨® en las "doce tesis" publicadas en el Bolet¨ªn del Seminario de Derecho Pol¨ªtico de la Universidad de Salamanca.
Democristianos
Por otra parte estaban los democristianos, que no se consideraban herederos de la CEDA, grupo nacido a, comienzos de 1956, al constituirse la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana bajo el liderazgo de Manuel Ruiz Gim¨¦nez. Paralelamente, iniciaba su andadura la Democra.cia Social Cristiana de Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Robles, por lo cual, y para diferenciarse de ella, la UDC comenz¨® a autotitularse Izquierda Dem¨®crata Cristiana, cuyo continuador fue Joaqu¨ªn Ruiz Gim¨¦nez, m¨¢s tarde al frente de Cuadernos para el Di¨¢logo, important¨ªsima cantera de personas e ideas para cimentar la arquitectura de la actual monarqu¨ªa parlamentaria. En su consejo de redacci¨®n me encontr¨¦ con los primeros socialistas, amigos tan queridos como Enrique Bar¨®n, Gregorio Peces Barba y Leopoldo Torres.
Una variante de Izquierda Democr¨¢tica Cristiana fue el Frente de Liberaci¨®n Popular, que hacia 1957, y en conexi¨®n con la revista Ib¨¦rica del exilio, tuvo por cabeza al diplom¨¢tico Julio Cer¨®n y por ideario una filosofia de la liberaci¨®n cristiana.
El europe¨ªsmo fue promovido en el exilio por Salvador de Madariaga y Enrique Gironella. En el interior se instal¨® primero en Barcelona y despu¨¦s en Madrid, cuando se cre¨®, en 1954, la Asociaci¨®n Espa?ola de, Cooperaci¨®n Europea como organismo legal, que fue entrando poco a poco en la din¨¢mica de la oposici¨®n, al verificar que el r¨¦gimen era incompatible con los principios de la construcci¨®n europea. Gradualmente fuimos sent¨¢ndonos en su junta directiva representantes de todos los sectores de la nueva opsici¨®n interior, salvo los comunistas, incluso socialistas tan estimables como Miguel Boyer y Jos¨¦ Federico de Carvajal, bajo la presidencia primero de Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Robles y m¨¢s tarde de Fernando ?lvarez de Miranda. Un documento a recordar de la AECE fue su manifiesto de mayo de 1955 proclamando su adhesi¨®n a la construcci¨®n europea, con todas las implicaciones democr¨¢ticas que ello supon¨ªa, incluida la denuncia impl¨ªcita del r¨¦gimen. Encabezaba el documento Fernando ?lvarez de Miranda y segu¨ªan 50 nombres tan importantes andando el tiempo como ??igo Cavero, Juan Carlos Guerra Zunzunegui, Jos¨¦ Joaqu¨ªn Puig de la Bellacasa, Gonzalo Puente Ojea, Jos¨¦ Ram¨®n Recalde, etc¨¦tera. El entonces ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Mar¨ªa Castiella, favorec¨ªa con inequ¨ªvoca simpat¨ªa a este movimiento, as¨ª como su jefe de gabinete, Marcelino Oreja, y su adjunto ya mencionado Jos¨¦ Joaqu¨ªn de la Bellacasa. Alg¨²n d¨ªa hablar¨¦ de este enlace con el ministro de Asuntos Exteriores, ya que tuve ocasi¨®n de vivirlo de cerca. El engarce de la Asociaci¨®n Espa?ola de Cooperaci¨®n Europea con la reuni¨®n de M¨²nich fue decisiva para el ¨¦xito de ¨¦sta, a la cual concumeron personas del interior y del exterior, como Dionisio Ridruejo, Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Robles, Fernando ?lvarez de Miranda, F¨¦lix Pons, Isidro Infante, Joaqu¨ªn Satr¨²stegui, Jaime Miralles, Jes¨²s Prados Arrarte, etc¨¦tera, por un lado, y, por el otro, Salvador de Madariaga, Manuel de Irujo, Javier de Land¨¢buru, Fernando Valera, Rodolfo Llopis, etc¨¦tera.
El congreso de M¨²nich constituy¨® un eslab¨®n decisivo e irreversible del encadenamiento sucesivo de inciativas aqu¨ª rese?adas, cuyos resultados fueron configurando la reconciliaci¨®n de los espa?oles y la transici¨®n hacia la democracia tal y como efectivamente se produjo en la realidad m¨¢s tarde, sin violencia alguna, de manera ejemplar, por la acci¨®n concertada de una oposic¨ª¨®n ya coordinada y de los elementos m¨¢s progresivos y clarlividentes del propio r¨¦gimen, todo ello bajo el gallardete de SAR el Conde de Barcelona y de su hijo, hoy reinante.
Cuantos grupos y personas he mencionado en este trabajo, m¨¢s otros cuya cita no hasido posible por falta de espacio. aportaron su grano de arena solidariamente a la transici¨®n democr¨¢tica, y a la historia corresponder¨¢ determinar el lugar que en definitiva les haya de corresponder en los anales de esta Espafia democr¨¢tica y europea de hoy.
es capit¨¢n de corbeta.
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