Cuatro errores de Europa
La Comunidad Europea no consigue hacer pol¨ªtica exterior. En concreto, no consigue constituirse como sujeto de estabilidad en las relaciones internacionales, tanto en el plano econ¨®mico como en el estrat¨¦gico. Esta ausencia, as¨ª como la incapacidad pol¨ªtica que la causa, constituye un factor de vulnerabilidad para todo el sistema mundial, teniendo en cuenta que ¨¦ste ha dejado de estar regido por las potencias que en el pasado reciente le hab¨ªan garantizado, para bien o para mal, el equilibrio. En el plano pol¨ªtico causa preocupaci¨®n el hecho de que la incapacidad de Europa est¨¢ creando un vac¨ªo de poder capaz de poner en peligro el futuro de Occidente y por tanto de toda Europa. Estamos en estado de emergencia.En los ¨²ltimos meses, la Comunidad Europea ha cometido cuatro errores de importancia hist¨®rica. Analic¨¦moslos en sus puntos esenciales.
1. Respecto a la crisis del Golfo, los europeos (Reino Unido aparte) han tenido y tienen una posici¨®n ambigua de m¨ªnimo apoyo a Estados Unidos y de presi¨®n en pro de una soluci¨®n negociada del conflicto. No son conscientes de dos cosas: la primera es que tan s¨®lo la ca¨ªda del r¨¦gimen de Sadam Husein puede constituir la verdadera soluci¨®n de la crisis; la segunda es que la. ausencia de una presencia estrat¨¦gica fuerte de la Comunidad regalar¨¢ a Estados Unidos (a trav¨¦s de la oportunidad de una garant¨ªa militar exclusiva en Oriente Pr¨®ximo) el poder para establecer el precio del petr¨®leo y los tributos para garantizar la seguridad de los ciclos de producci¨®n. Seg¨²n transcurra, la crisis del Golfo se traducir¨¢ en un coste para Europa, as¨ª como en un l¨ªmite de su poder de influencia en el mundo ¨¢rabe y en el Mediterr¨¢neo.
En particular, los europeos parecen no haber entendido que, al permitir que Estados Unidos maneje en solitario esta crisis, le han concedido al propio Estados Unidos la oportunidad de transformar su potencial estrat¨¦gico no utilizado en un recurso econ¨®mico capaz de sostener una estructura imperial que estaba entrando en crisis. Asimismo, y ¨¦ste es el mayor de los errores, la CE ha mostrado al mundo y a los norteamericanos que los pa¨ªses europeos prefieren pagar antes que asumir el riesgo de una responsabilidad estrat¨¦gica adecuada a su poder econ¨®mico. Un error de este tipo puede tener consecuencias catastr¨®ficas de alcance global.
2. En noviembre-diciembre de 1990, los pa¨ªses de la CE cometieron un gran error de naturaleza pol¨ªtica en relaci¨®n a las negociaciones del GATT (Ronda de Uruguay). La exigencia de Estados Unidos consist¨ªa en la reducci¨®n progresiva del proteccionismo europeo en general y del agr¨ªcola en particular. En cambio, dicho proteccionismo se ha mantenido en pie.
Recordando que los pa¨ªses europeos se han desarrollado en buena parte gracias a la apertura del mercado interno norteamericano, no se acaba de entender por qu¨¦ motivo ahora los europeos deban bloquear procesos de mercado ¨²tiles a pa¨ªses que podr¨ªan competir en Europa y que tienen necesidad de hacerlo para desarrollarse o para sanar crisis de sectores productivos espec¨ªficos. La apertura de un mercado -es decir, la renuncia al proteccionismo- es la mejor soluci¨®n de los problemas planteados por el propio mercado. Europa renuncia a esta ventaja para defender los intereses asistenciales de sus agricultores y de otros productores. Pero, al actuar as¨ª, aparta a los productores, a la vez que burocratiza el capitalismo en su propia casa.
En este caso, el error consiste en no saber comportarse en t¨¦rminos de potencia mundial del mercado (como Jap¨®n, por otra parte) y decidir temas vitales como ¨¦ste a la luz de intereses de sectores minoritarios frente al inter¨¦s global. Esto constituye una equivocaci¨®n, ya que bloquea el desarrollo del mercado por parte de quien posee la capacidad objetiva de organizar un gran mercado. Errores en este plano -que es el estructural- se pagan muy caros.
3. La decisi¨®n de apoyar a Mija¨ªl Gorbachov es quiz¨¢ el error que tendr¨¢ consecuencias negativas m¨¢s inmediatas para los europeos. El grupo de Gorbachov ha intentado llevar a cabo una modernizaci¨®n general de la Uni¨®n Sovi¨¦tica con el objetivo de ejercer el papel de una superpotencia dotada incluso de una econom¨ªa desarrollada. En otras palabras, la acci¨®n de Gorbachov era y es un intento de mantener a la URSS como una gran potencia mundial a pesar del desastre estructural de su sistema de organizaci¨®n socioecon¨®mica.
De hecho, el ¨¦nfasis en este objetivo (por otra parte ya definido por Yuri Andr¨®pov, padrino pol¨ªtico de Gorbachov, a principios de los a?os ochenta) ha generado una metodolog¨ªa del cambio basada en las prisas, en las ilusiones y en las transformaciones a ciegas. De hecho, la URSS no puede simult¨¢neamente convertirse en una sociedad civil y seguir siendo una gran potencia. Perseguir este objetivo tan s¨®lo puede desembocar en la cat¨¢strofe de la disoluci¨®n del sistema o en una restauraci¨®n autoritaria: ambos desenlaces son peligrosos para Europa en cuanto causa de migraciones, conflictos (complicados por la difusi¨®n de armas y centrales nucleares) y una prolongada inestabilidad general.
Aunque desagradable desde el punto de vista moral, la soluci¨®n de este problema pasa por favorecer un recongelamiento parcial de la URSS de forma que, ralentizando los tiempos y los modos de los cambios, se obtenga una consolidaci¨®n del sistema. La ayuda puesta a disposici¨®n de Gorbachov lo ha sido a fondo perdido (decenas de miles de millones de ecus en 1990) y ha provocado nuevos costes agravados para mayores riesgos. Centrar los recursos en una soluci¨®n m¨¢s equilibrada tendr¨ªa un retorno mayor sobre el plano tanto de la seguridad como del mercado. Nuevos retrasos en la correcci¨®n de este error provocar¨ªan una crisis en todo el sistema europeo.
4. En cuanto a los pa¨ªses del Este (Hungr¨ªa, Checoslovaquia y Polonia), la Comunidad ha cometido la equivocaci¨®n de poner en pr¨¢ctica una pol¨ªtica de ayudas fragmentadas sin ofrecerles una contribuci¨®n de sistema.
El desarrollo en esta ¨¢rea -la democratizaci¨®n real- se habr¨ªa acelerado considerablemente si la Comunidad le hubiera ofrecido a dichos pa¨ªses un plan de incorporaci¨®n con vistas a 10 a?os, que contara con la ayuda de la propia Comunidad para la adecuaci¨®n econ¨®mica y de los procesos de organizaci¨®n social.
Esta garant¨ªa de un futuro cierto tendr¨ªa un impacto enorme y positivo sobre la estabilizaci¨®n de un presente incierto. Servir¨ªa, entre otras cosas, para organizar mejor, y por tanto atraer en mayor medida, las inversiones extranjeras, as¨ª como para regular la forma ci¨®n de los nuevos sistemas pol¨ªticos. La renuncia al pro pio poder de estabilizaci¨®n es un grave acto de incapacidad pol¨ªtica por parte de la Comunidad que, si se mantiene, podr¨ªa hacer mucho m¨¢s costosa e incierta la estabilizaci¨®n del ¨¢rea oriental.
Estos errores son, en realidad, producto de una sola y gran equivocaci¨®n: el proceso de construcci¨®n pol¨ªtica de la Comunidad est¨¢ orientado exclusivamente hacia adentro. Confiemos en que este fen¨®meno se deba tan s¨®lo al hecho de que la Comunidad ha pasado en muy poco tiempo de una situaci¨®n relativamente tranquila a una en la que parece encontrarse en el centro del planeta. Pero, precisamente por esto, debe abrirse en la prensa, en los hogares y en los escenarios pol¨ªticos del continente renacido una discusi¨®n realista sobre c¨®mo se gobierna el mundo.
es profesor de Escenarios Estrat¨¦gicos en la Universidad Luiss de Roma.
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