?Qu¨¦ guerra?
Un fabricante espa?ol se est¨¢ forrando mediante la producci¨®n de m¨¢scaras antig¨¢s. Ahora bien -previene-, las m¨¢scaras antig¨¢s est¨¢n preparadas para salir al paso de los gases conocidos, no de los desconocidos. En cuanto se a¨ªsla el nuevo gas mortal, los fabricantes buscan el ant¨ªdoto y ya lo aplican a la pr¨®xima generaci¨®n de m¨¢scaras. La guerra del Golfo est¨¢ llena de an¨¦cdotas as¨ª, deliciosas. Y de estad¨ªsticas as¨¦pticas sobre cu¨¢nto utillaje b¨¦lico es necesario para aplastar el de los iraqu¨ªes.La ¨²nica cuantificaci¨®n m¨¢s o menos humana que se ha hecho es la de esos 45.000 ata¨²des que en Estados Unidos esperan 45.000 cuerpos que a¨²n est¨¢n vivos o el n¨²mero de plazas de reserva prevista en hospitales de Madrid para los marineros espa?oles que sufran alg¨²n da?o en esa tarea de aduaneros b¨¦licos que alguien (?qui¨¦n habr¨¢ sido?) les ha atribuido.
La gente empieza a preocuparse un poco m¨¢s, pero a¨²n se tiene la impresi¨®n de que una guerra televisada no es propiamente una guerra, y que los muertos son figurantes que en cuanto suene el silbato del ayudante de direcci¨®n se levantar¨¢n del suelo y volver¨¢n a tener la estatura de un ser vivo. Mientras tanto, el inefable e inevitable Chencho Arias sigue filosofando, y ha calificado de provincianos a los que est¨¢n en contra de la intervenci¨®n en el golfo P¨¦rsico, quedando la modernidad y el cosmopolitismo del lado de los partidarios de tirar para adelante con un esfuerzo parab¨¦lico que se ha convertido ya casi en irreversible.
Y un alto cargo socialista ha dicho que los manifestantes por la paz le hacen el juego a Sadam Husein. Y si no pides la paz, ?a qui¨¦n le haces el juego?, ?a la modernidad?, ?a la muerte? Y es que yo creo que tanto Chencho como el alto dirigente se han tomado este asunto como una superproducci¨®n de haza?as b¨¦licas incruentas.
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