Oficio de tinieblas
Acaba de comenzar, tal como tem¨ªamos, la tercera fase de la guerra en el golfo P¨¦rsico. La guerra se inici¨® a comienzos de agosto, como algunos parec¨ªan ya haber olvidado, con la invasi¨®n de Kuwait por Irak y su amenaza directa a otros Estados de la zona. A continuaci¨®n se pas¨® a un bloqueo decretado por la ONU contra la potencia agresora y ejercido por una fuerza intenacional, mientras se concentraban tropas en la frontera con la clara indicaci¨®n de que si no hab¨ªa una retirada iraqu¨ª del pa¨ªs ocupado empezar¨ªan las palabras mayores (es decir, lo que viene despu¨¦s de las palabras). Se jug¨® con los rehenes y con la diplomacia, se involucr¨® a palestinos e israel¨ªes en el contexto del fregado, se hicieron ofrecimientos velados y amenazas expl¨ªcitas. La ONU dio un inequ¨ªvoco ultim¨¢tum y expir¨® el plazo: ?ojal¨¢ fuera ese plazo el ¨²nico en expirar sobre las arenas del desierto ar¨¢bigo! Sadam Husein no modific¨® ni poco ni mucho su postura, sea porque no quiso, porque no pudo o porque no supo. Ahora ya ha empezado de verdad el oficio de tinieblas y nadie puede decir con eerteza cu¨¢ndo amanecer¨¢.Vaya por delante que el recurso de la guerra es el fracaso m¨¢ximo del ideal civilizatorio que la mayor¨ªa de los pa¨ªses avarizados dice desear, el fracaso no del orden militar en el que a¨²n vivimos, sino del orden civ¨ªl -civilizado- en el que aspiramos a vivir. Sadam Husein no debi¨® nunca haber empezado esta guerra (ya no recuerdo si la tercera o cuarta de su cruel mandato); ojal¨¢ que el resto de los pa¨ªses hubiese logrado por medio de su presi¨®n conjunta evitar un desenlace explosivo que la agrave a¨²n m¨¢s. Por mucho que se agite,el tapete, caigan las fichas anquilosadas y quede claro que la situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo ya no volver¨¢ a ser la misma, no hay seguridad alguna de que esta atroz cirug¨ªa resolver¨¢ (o al menos mejorar¨¢) los abscesos que all¨ª supuran: el contencioso palestino, el calvario liban¨¦s, los oligarquismos o populismos teocr¨¢ticos de reg¨ªmenes que se niegan al pluralismo secularizado sin el cual no puede haber respeto a los derechos humanos, etc¨¦tera. Quiz¨¢ se logre evitar que importantes fuentes de energ¨ªa caigan en manos de un peligroso tiranuelo megal¨®rr¨ªano que podr¨ªa utilizarlas para chantajear a medio mundo, pero ni aun ese deseable objetivo parece recompensa suficiente para lo que va a perderse en vidas; y recursos, por no hablar de lo que va a ganarse en resentimientos. No hay motivo razonable, para sentir el m¨¢s ligero entusiasmo ante este final de fiesta catastr¨®fico.
Por tanto, se explican muy bien las manifestaciones antib¨¦licas que ha habido en numerosos pa¨ªses, entre ellos el nuestro. Nadie con un m¨ªnimo de decencia racional puede estar a estas alturas a favor de la guerra, lo mismo que nadie lo est¨¢ a favor del hambre (que causa constantemente m¨¢s muertes que los enfrentamientos armados), el analfabetismo, el racismo, las dictaduras salvadoras, la marginaci¨®n c¨ªvica de la mujer, etc¨¦tera. Adem¨¢s de una se?al de cordura, esas manifestaciones lo son tambi¨¦n de la salud democr¨¢tica de los pa¨ªses en que ocurren: la prueba es que el ¨²nico sitio en el que no ha podido nadie manifestarse contra la invasi¨®n de Kuwait y el militarismo de Sadam ha sido precisamente en Bagdad. Sin embargo, algunas de las justificaciones ideol¨®gicas que acompanan estas demostraciones son bastante inconsistentes, por decirlo con suavidad. Me centrar¨¦ en las espa?olas, por mejor conocidas. Dejo de lado, desde luego, ciertas sospechas que pueden prevenir contra algunas proclamas por culpa de sus proclamadores: las de los pacifistas de Herri Batasuna, por ejemplo, que no se atreven a pedir a ETA que deje las armas, pero quieren desarmar al resto del mundo; o las de nuestros escritores oficialmente expertos en morer¨ªas, lenguaraces para denunciar los males del golfo P¨¦rsico, pero callados hasta la complicidad respecto a la represi¨®n en Marruecos, aunque les pille m¨¢s cerca.No parece l¨®gico decir ahora que hubiera debido seguir el bloqueo todo el tiempo necesario sin recurrir a la intervenci¨®n armada cuando se sostuvo desde el principio que los barcos espa?oles destinados a realizarlo deb¨ªan retornar inmediatamente. Es un poco obstuso insistir tanto en que lo que m¨¢s interesa en Kuwalt a los occidentales es el petr¨®leo, como si a Sadam Husein le hubiese interesado otra cosa al invadirlo: parece injusto tener por codicioso al que intenta recuperar el bot¨ªn robado y no al ladr¨®n. Es rid¨ªculo presentar a Husein como un l¨ªder algo bruto, pero "preocupado por su pueblo", como ha llegado a decirse; desde luego, motivos de preocupaci¨®n no le faltan, porque est¨¢ a punto de quedarse sin ese pueblo al que tiene metido en una guerra tras otra desde que lleg¨® al poder. ?El exterminador de los kurdos, el provocador de una guerra sin sentido de 10 a?os con Ir¨¢n, est¨¢ procupado por su pueblo; Felipe Gonz¨¢lez manda tres fragatas al Golfo para participar en el bloqueo y es un enemigo de la humanidad! Se dice que Sadam es malo, pero los dem¨¢s tambi¨¦n, empezando por los invasores de Granada y Panam¨¢ o los verdugos del pueblo palestino. Son razonamientos semejantes a los de quienes ahora revisan la historia de la Segunda Guerra Mundial y presentan a Hitler como un jefe nacionalista no peor que los otros, empujado a la guerra total por la intransigencia brit¨¢nica y la brutalidad estalinista. Lo que cuenta no es comparar cat¨¢logos de fechor¨ªas, sino valorar la amenaza que suponen para un rompecabezas internacional en el que deben hallar contrapeso y quiz¨¢ un d¨ªa remedio. ?,Hemos sido los espa?oles, junto a los dem¨¢s pa¨ªses europeos, ac¨®litos de la pol¨ªtica estadounidense en esta crisis? Est¨¢ claro que el papel de Europa no ha sido ni mucho menos brillante como conjunto: no se ha sabido mediar, ni presentar alternativas unitarias. Pero al menos no se ha hecho dejaci¨®n absoluta en manos de los yankis de una firmeza a la que sin duda hubiera sido suicida renunciar en este caso. Espa?a ha estado dentro de lo m¨¢s cr¨ªtico y matizado del grupo al que pertenecemos, junto a Francia y Alemania: desde luego no hemos hecho el papel de Cuba europea, como quiz¨¢ hubiese gustado a algunos, pero creo que debemos felicitarnos por ello.
Todo esto, sin duda, es inmoral, como advierten personas excelentes. En efecto. El juego entre las naciones es todav¨ªa la ley de la jungla, aquel tipo de vida "pobre, breve y brutal" que, seg¨²n Hobbes, corresponde a quienes a¨²n no se han reunido bajo la protecci¨®n de Leviat¨¢n. Mientras no haya una efectiva autoridad supranacional seguir¨¢ siendo as¨ª, sin remedio y por mucho que prediquen en contra las bellas almas. Ese Leviat¨¢n que intentar¨¢ abolir las guerras por la fuerza (como se han intentado abolir los cr¨ªmenes entre los particulares) no caer¨¢ del cielo, sino que brotar¨¢ del cieno: de la ONU actual y del pa¨ªs con m¨¢s poder¨ªo militar de los que tienen sistema democr¨¢tico, Estados Unidos. Seguir profesando el antiamericanismo tradicional no evitar¨¢ los peores abusos de ese gigante cuestionado ni aprovechar¨¢ las posibilidades de resoluci¨®n generosa de problemas que cabe esperar de su tradici¨®n y de la persuasi¨®n de una Europa imaginativa y unida. De ah¨ª tambi¨¦n la importancia de reforzar el papel de la ONU a partir de esta crisis y la exigencia de que sus restantes resoluciones sean cumplidas tajantemente, como en el caso de Irak. Pues desacatar y execrar ese organismo deficiente pero prometedor nos devuelve a la plaza de Oriente, con sus clamores raciales contra la "conjura inernacional". No se trata de ¨¦tica todav¨ªa, sino de sentar las bases eficaces de un derecho internacional que no sea puramente ret¨®rico o legitimador de lo ya impuesto. Entretanto, prosigue el oficio de tinieblas b¨¦lico. Como en la c¨¦lebre novela de Joseph Conrad, mueren los hombres violentamente con la palabra "horror" en los labios. ?Ojal¨¢ alg¨²n d¨ªa podamos decir que ¨¦se ya no es el verdadero nombre de nuestra colectividad sin banderas! es profesor de ?tica en la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
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