Crisis econ¨®mica y guerra / y 2
Las ventas de armamento en la I Guerra Mundial posibilitaron que Estados Unidos alcanzara la hegemon¨ªa. En este conflicto, el que la financiaci¨®n la realicen pa¨ªses terceros reducir¨¢ el d¨¦ficit p¨²blico de EE UU. En cualquier caso, el autor afirma que la guerra agravar¨¢ los problemas de la econom¨ªa mundial.
En definitiva, la recesi¨®n econ¨®mica y la crisis financiera son la consecuencia del tipo de industrializaci¨®n predominante durante este siglo. Esta industrializaci¨®n se bas¨® en un patr¨®n tecnol¨®gico en el cual la rama metalmec¨¢nica -en especial la automotriz- y la industria b¨¦lica fueron elemento central. El petr¨®leo, que sustituy¨® al carb¨®n como energ¨ªa fundamental, est¨¢ directamente asociado a ese modelo de desarrollo. El Estado, interviniendo para crear espacios privilegiados de valorizaci¨®n de los capitales a trav¨¦s de diversos mecanismos de regulaci¨®n y el cr¨¦dito, sosteniendo la demanda, han jugado un papel decisivo.La industria electr¨®nica, en especial la microelectr¨®nica, es desde hace a?os la aspirante a reemplazar a la metalmec¨¢nica como motor del proceso de acumulaci¨®n de capital, pero hasta el momento, no ha demostrado capacidad para conseguirlo. Su desarrollo requiere m¨¢s intensidad de capital y genera menor empleo que la metalmec¨¢nica. El tr¨¢nsito del viejo al nuevo patr¨®n tecnol¨®gico se plantea como antag¨®nico con la elevada concentraci¨®n de capital que est¨¢ sosteniendo el sistema financiero, cuya crisis es herencia del viejo modelo de acumulaci¨®n.
Por eso, no pocos sectores vinculados a la industria b¨¦lica y electr¨®nica han considerado la guerra como "soluci¨®n" a la crisis. En el conflicto del Golfo P¨¦rsico, la tecnolog¨ªa electr¨®nica se constituy¨® desde un primer momento en la clave militar. Aspecto a considerar es que la industria de la electr¨®nica est¨¢ dominada por capitales estadounidenses y japoneses, por ese orden. En buena medida, las alzas de las bolsas de Jap¨®n y Estados Unidos en el primer d¨ªa de la guerra se explican por el impulso que ¨¦sta y otras industrias tendr¨ªan gracias al conflicto. (No debe olvidarse que la inform¨¢tica surgi¨® de aplicaciones militares en la Segunda Guerra Mundial).
Conviene destacar que no hace falta citar a pol¨ªticas de principios de siglo para asociar la guerra con la recuperaci¨®n econ¨®mica capitalista. John Walker y Harold Vatter, profesores de econom¨ªa estadounidenses, han destacado que los a?os de mayor auge econ¨®mico de Estados Unidos, han sido los de la Guerra Mundial, los de la Guerra de Corea y la mayor parte de los de la Guerra de Vietnam. Podr¨ªamos a?adir adem¨¢s, que fueron las ventas de armamento y los pr¨¦stamos a Francia y Gran Breta?a durante la Primera Guerra Mundial los elementos que posibilitaron a Estados Unidos alcanzar la hegemon¨ªa mundial al final de la misma.
Por otra parte, en el actual conflicto, el gasto b¨¦lico no ser¨¢ pagado por Estados Unidos, sino por Arabia Saud¨ª, los capi,tales kuwait¨ªes, Jap¨®n y los ciudadanos europeos, ya que ser¨¢n los presupuestos p¨²blicos de estos pa¨ªses los que asuman la mayor parte de los costos. Este hecho representa una importante diferencia con la guerra de Vietnam, que al asumirla el presupuesto provoc¨® un fuerte impacto en el d¨¦ficit y el endeudamiento p¨²blico, aumentando la inflaci¨®n de EE UU.
Menos d¨¦ficit
El hecho que la financiaci¨®n de la guerra sea realizada por terceros, supondr¨¢ para Estados Unidos una reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico (causado en gran parte por el gasto militar) y por lo tanto, una reducci¨®n de la deuda p¨²blica y consecuentemente, un alivio para el sistema financiero. Esto facilitar¨¢ el descenso de la tasa de inter¨¦s, permitiendo un aumento del cr¨¦dito que estimule la demanda cumpliendo un papel antirrecesivo. Simult¨¢neamente, la industria militar se reactiva por el conflicto actual y por el anunciado rearme posterior ,"para el mantenimiento de la seguridad en la regi¨®n", lo que impulsar¨ªa adem¨¢s la producci¨®n en otras industrias proveedoras. Este conjunto de elementos, explica en lo esencial, el auge burs¨¢til en Tokio y Wall Street. Esto no implica descartar ca¨ªdas en momentos de contraataques iraqu¨ªes o de dudas sobre la r¨¢pida finalizaci¨®n de la guerra.
El resultado econ¨®mico final de la guerra depende, en buena medida, del precio del petr¨®leo y ¨¦ste, fundamentalmente, de la duraci¨®n de la guerra. La bajada en el primer d¨ªa de ataque, por debajo del precio vigente antes de la invasi¨®n de Irak a Kuwait, debe relacionarse con las expectativas de un final r¨¢pido, creadas por 10.000 toneladas de bombas. La recuperaci¨®n de los pozos kuwait¨ªes y el aumento de la producci¨®n de otros pa¨ªses, generar¨¢ una abundancia de oferta de petr¨®leo presionando el precio a la baja.
Si la guerra se prolongase, el precio del petr¨®leo se elevar¨ªa y el impulso expansivo de la guerra para la industria b¨¦lica, electr¨®nica y de maquinarias, podr¨ªa ser compensado con creces por el impacto negativo inmediato para el resto de la econom¨ªa. Esto acenturar¨ªa la recesi¨®n y disparar¨ªa la quiebra de empresas y tras ellas de la banca.
Cualquiera que sea el resultado econ¨®mico de la guerra para Estados Unidos: beneficio o p¨¦rdida, supone a medio plazo un agravamiento de los problemas de fondo de la econom¨ªa mundial. El continuar manteniendo la actividad en base a gastos militares improductivos y mayor endeudamiento es continuar alimentando la fiebre especulativa iniciada desde la d¨¦cada del setenta, agravando la inestabilidad financiera con el consecuente incremento del riesgo de colapso del sistema. Los principales perjudicados, en cualquier caso, ser¨¢n los pa¨ªses subdesarrollados, ya que los pa¨ªses industriales le transferir¨¢n los costes mediante diversos mecanismos (relaci¨®n de precios de intercambio, etc¨¦tera).
La actual situaci¨®n de la econom¨ªa capitalista mundial est¨¢ marcada por el alto grado de autonomizaci¨®n del capital en forma de dinero, la "forma m¨¢s absurda del capital", seg¨²n se ha dicho. Los capitales se mantienen l¨ªquidos a la espera de un nuevo patr¨®n de acumulaci¨®n que ofrezca nuevas oportunidades de inversi¨®n. Pero, en la medida que tal cosa no suceda, seguir¨¢n alimentando la especulaci¨®n financiera y aumentando el peligro de una gran crisis de todo el sistema. En ¨¦pocas pret¨¦ritas, esta situaci¨®n fue el preludio de un cambio de bases en el desarrollo capitalista y, excepcionalmente, de rupturas dentro del sistema. Pero tambi¨¦n de la crisis del treinta, la guerra y el fascismo.
es profesor titular de Econom¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid.
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