Los campesinos rompen su silencio
Los agricultores andaluces quieren acabar con el actual sistema del subsidio agrario
En menos de dos meses, los campesinos andaluces, despu¨¦s de cinco a?os de silencio y conformismo, optaron por la huelga, y los piquetes a¨²n recorren la provincia de Sevilla. En Granada y en otros lugares se suceden encierros y paros generales para protestar contra el sistema que regula el cobro del subsidio agrario, que ha permitido toda clase de corruptelas y ha supuesto la incoaci¨®n de sumarios judiciales contra braceros y alcaldes.
Hay quien sostiene que las seculares protestas campesinas .han renacido y que los herederos de los peones miserables y hambrientos que se alzaron a finales del siglo pasado han vuelto a los caminos. Sin embargo, las movilizaciones agrarias no son fruto de una fulminante revelaci¨®n de la conciencia de clase, sino de una coincidencia de olvidos y dejaciones, a la que no son ajenos los propios sindicatos.Juan Manuel S¨¢nchez Gordillo, alcalde de Marinaleda (Sevilla), encabeza la fila de coches repletos de braceros que recorre a diario las carreteras secundarias y bordea las grandes extensiones de olivos, con los frutos intactos, para impedir que los patronos recojan por s¨ª solos la aceituna y rompan de este modo la huelga vigente en toda la provincia desde el pasado 8 de enero. Gordillo, como le llaman familiar mente los braceros y hasta los guardias civiles que vigilan la conducta de los piquetes, anima la procesi¨®n de veh¨ªculos gritando a trav¨¦s de un meg¨¢fono.
A la salida de la Puebla de Cazalla, Gordillo ordena a la caravana que se detenga y los jornaleros salen de los coches y se re¨²nen en torno al l¨ªder y forman una peculiar estampa con su aspecto rural y airado que recuerda las litograf¨ªas antiguas a no ser por los autom¨®viles detenidos uno detr¨¢s de otro que se pierden calle arriba. Gordillo propone la suspensi¨®n del periplo y luego invita a los jornaleros a una asamblea que se celebrar¨¢ esa misma tarde en Marchena.
Encierro en Pinos Puente
En Pinos Puente (Granada) unas 15 personas permanecen encerradas en las habitaciones del primer piso del Ayuntamiento para exigir que los desempleados cobren el subsidio agrario sin necesidad de reunir las 60 peonadas preceptivas.La investigaci¨®n abierta por el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa para depurar las supuestas responsabilidades en que incurrieron los alcaldes y los jornaleros por la firma de peonadas ficticias desencaden¨® la protesta. Los conflictos surgidos en Granada y Sevilla no guardan relaci¨®n entre s¨ª, aunque habitualmente son entremezclados, por inter¨¦s o ignorancia, y dan una falsa imagen de cohesi¨®n entre los braceros de toda Andaluc¨ªa. Las diferencias entre el agro de cada una de las provincias son sensibles.
En Pedrera, localidad de unos 4.700 habitantes de donde parti¨® la huelga que luego se extendi¨® por toda Sevilla, un jornalero del Sindicato de Obreros del Campo (SOC), Enrique Priego, que permanece en una dependencia municipal empapelada con recortes de prensa, reconoce que todos los braceros de la comarca de la Sierra Sur re¨²nen sin dificultad las 60 peonadas prescritas para el cobro del subsidio, aunque para ello viajen a la Sierra de Yeguas a recoger esp¨¢rragos, o a Campillos. Sin embargo, en las ocho poblaciones granadinas investigadas por el fiscal, y en otras de M¨¢laga, Ja¨¦n y C¨¢diz, los trabajos de temporada y las ocupaciones financiadas por el Plan de Empleo Rural (PER) no son suficientes y cotidianamente se ha recurrido a la firma de peonadas de favor por parte de los alcaldes.
Noticias ap¨¢ticas
Enrique Priego admite que la huelga de Pedrera, sin la repercusi¨®n que ha tenido en los medios de comunicaci¨®n, hace tiempo que hubiera sido suspendida. ?A qu¨¦ se debe tan inusitado inter¨¦s por un conflicto laboral tan circunscrito? "Viv¨ªamos un momento en que las noticias que se daban en el pa¨ªs eran ap¨¢ticas y, entre ellas, la de Pedrera concit¨® simpat¨ªa. Si en los medios no nos hubieran dado tan buen tratamiento nos hubi¨¦ramos desmoralizado", argumenta Enrique. Otra trabajadora interviene en la conversaci¨®n y asegura que el inter¨¦s mostrado por la opini¨®n p¨²blica hacia el conflicto del olivar es por la escasa cuant¨ªa de las reivindicaciones. Los jornaleros exigen un jornal de 3.500 pesetas diarias, frente a las 2.865 pesetas de ahora.Esta cantidad, que difiere en cada provincia, es orientativa y casi siempre se supera. Los braceros pactan con el patr¨®n el jornal teniendo en cuenta la extensi¨®n de la finca y el tiempo aproximado que durar¨¢ el tajo. Los jornaleros explican con dificultad la oportunidad de la protesta.
Los de Pedrera creen que era el momento propicio despu¨¦s de cinco a?os sin convenio o con subidas rid¨ªculas, como la de 1989, de apenas 100 pesetas, pero no concretan las causas de la aparente cohesi¨®n de los braceros. Priego cree que el car¨¢cter rom¨¢ntico que los medios de difusi¨®n han supuesto a la protesta, compar¨¢ndola a los levantamientos decimon¨®nicos de los campesinos, ha influido.
Leocadio Mar¨ªn, consejero de Agricultura de la Junta de Andaluc¨ªa, se muestra preocupado por la imagen que se ha trasladado por los medios de comunicaci¨®n a Espa?a e incluso al extranjero. Opina que ya no hay jornaleros desharrapados que se arrastran por caminos polvorientos reclamando justicia. Es m¨¢s, afirma tajantemente que en Andaluc¨ªa "no hay hambre ni miseria colectiva, sino personas con problemas individuales que se deben solucionar mediante la negociaci¨®n".
Desidia y desinter¨¦s
"A¨²n hay jornaleros que dependen de pensiones sociales, pero ¨¦se no es el ¨²nico problema de Andaluc¨ªa. Nos estamos preparando para Europa porque es nuestro gran problema de futuro y es lo que debe producir el debate social", dice Leocadio Mar¨ªn. Lo cierto es que en los ¨²ltimos conflictos agrarios andaluces ha pesado la desidia y el desinter¨¦s de unos y de otros. En febrero de 1989, UGT y CC OO acordaron remodelar el sistema del PER y del subsidio. Se estableci¨® la creaci¨®n de los consejos comarcales para depurar el censo de subsidiados. Sin embargo, ambos sindicatos, que apenas ten¨ªan representaci¨®n en el sector, se despreocuparon durante muchos meses de poner en marcha lo pactado e incluso no cuestionaron si era conveniente reducir el n¨²mero de peonadas para percibir el subsidio.Francisco Casero, ex secretario general del SOC y en laactualidad dedicado m¨¢s al movimiento pacifista que al sindical, afirma que los sindicatos "no han defendido la pureza del colectivo jornalero".
"Hace un a?o, en Villamart¨ªn (C¨¢diz), la Agencia de Medio Ambiente hizo una oferta para contratar a 90 personas, pero el Instituto Nacional de Empleo tuvo que llegar hasta el que hac¨ªa el n¨²mero 210 de la lista porque muchos se resist¨ªan a trabajar. Sin embargo, no hay mecanismos de eliminaci¨®n inmediata de todos aquellos que no se presentan al trabajo, que es la ¨²nica forma de depurar el censo", se?ala Casero.
El antiguo dirigente del SOC asegura: "Todos hemos sido c¨®mplices". Tambi¨¦n critica a los sindicalistas por ofrecer datos falseados sobre la huelga en Sevilla. "No es posible que paren 90 de los 103 pueblos de Sevilla, porque los agr¨ªcolas no son tantos y porque hay otros 20 que jam¨¢s han secundado las protestas".
Casero pone en duda que resurja el movimiento jornalero si contin¨²a con las mismas personas al frente. "El movimiento es hoy marginal", sentencia. En Pinos Puente, Juan Agudo, concejal de Izquierda Unida, admite que los sindicatos que firmaron la reforma del sistema del subsidio no consultaron con las bases. La eventualidad de la mayor¨ªa de los trabajos agr¨ªcolas impide que haya elecciones y que los jornaleros elijan a sus representantes.
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