La hu¨ªda no fue posible
Marineros iraqu¨ªes apresados confiesan que ten¨ªan ¨®rdenes de refugiarse en Ir¨¢n
ENVIADO ESPECIAL Esposados con cintas de pl¨¢stico y vendados los ojos declaran que sus mandos les ordenaron desertar en Ir¨¢n y dirigirse con sus barcos hacia el puerto de Jomeini. Comparten la amargura de sus 500 compatriotas capturados en la batalla de Jafyi o quiz¨¢ el alivio de un apresamiento que les mantiene con vida ante una victoria militar imposible. Son los 35 marineros iraqu¨ªes cuyas patrulleras fueron hundidas esta se mana en aguas del Golfo por misiles de helic¨®pteros norteamericanos y brit¨¢nicos.El comandante Ibrahim, kuwait¨ª, unos de los interrogadores en la fragata estadounidense Curts, manifest¨® que los prisioneros afirmaron haber recibido instrucciones secretas del "alto mando" iraqu¨ª para alejarse con sus barcos de la zona y pusieron rumbo al puerto iran¨ª.
El oficial no descart¨® que la orden fuera cursada despu¨¦s de que la aviaci¨®n aliada inutilizase la terminal mar¨ªtima de Umm Al Qasr, cerca de la ciudad iraqu¨ª de Basora. "Saben que no pueden luchar contra una fuerza superior. Quieren proteger sus nav¨ªos en Ir¨¢n hasta ver c¨®mo acaba la guerra".
La mente en Chicago
En una de las tiendas de campa?a instaladas por los saud¨ªes para albergar a los prisioneros, un soldado. iraqu¨ª de 24 a?os no piensa en Bagdad sino en Chicago. All¨ª est¨¢ su madre. Estudiante de Ingenier¨ªa, este militar a la fuerza resid¨ªa desde hace a?os en la ciudad norteamericana, pero poco antes de la invasi¨®n de Kuwait decidi¨® viajar a Irak para visitar al resto de su familia.
El llamamiento a filas de Sadam Husein cambi¨® su suerte. El general William Pagonis, Gus para la tropa, responsable norteamericano de Asuntos Log¨ªsticos en el Golfo, destaca el miedo de los iraqu¨ªes a ser torturados tras su recorrido por los campos.
"Les han conminado a luchar hasta morir porque de ser capturados les dijeron que sufrir¨ªan torturas, violaci¨®n o ser¨ªan mutilados, y aqu¨ª respetamos hasta sus horas de rezo".
Su filmaci¨®n por c¨¢maras de televisi¨®n y en algunas ocasiones su penosa presentaci¨®n en pantalla han levantado cr¨ªticas sobre la posible vulneraci¨®n del articulado de la convenci¨®n de Ginebra que establece el derecho de los prisioneros a conservar su intimidad.
El comandante de la fragata Curts, en cuyos camarotes fueron interrogados, declar¨® que cuando permiti¨® la filmaci¨®n ¨²nicamente pretend¨ªa demostrar el trato humanitario que se dispensaba a los marinos hechos prisioneros.
En las im¨¢genes aparec¨ªan palmeados amigablemente por sus captores, abrigados maternalmente con mantas, alimentados con emparedados, leche y fruta o bajo estrecho cuidado m¨¦dico. "Ya quisi¨¦ramos para nuestros compa?eros en Kuwait o Bagdad el mismo trato que reciben estos iraqu¨ªes", apunt¨® un oficial del portaaviones.
Gus asegura que muchos prisioneros no quieren ser liberados y desean recibir el estatuto de trabajadores de campo. "Cuando me ven me preguntan: 'Se?or, ?puedo quedarme aqu¨ª?".
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