Autobuses

Son las 20.15 del d¨ªa 17, cuando me aproximo a la parada del autob¨²s de la calle de Maldonado, cabecera de l¨ªnea. Un autob¨²s espera retirado de la parada" donde ya hay p¨²blico esperando tambi¨¦n. Los minutos pasan, la cola va increment¨¢ndose, y a las 20.30 ya hay viajeros para dos autobuses, y detr¨¢s del primer autob¨²s, el 985, se han incorporado otros dos.Inicia la marcha el autob¨²s parado en segundo lugar para irse vac¨ªo. Si aberrante es mantener un autob¨²s parado teniendo viajeros que atender, lo es mucho m¨¢s pasar de largo vac¨ªo, sin estar averiado, al menos no lo dijo el conductor cuando le preguntaron por qu¨¦ se iba de esa forma, y una medida as¨ª debe ser anulada radicalmente y tambi¨¦n el que la emplea, persona o departamento, porque demuestra ignorancia total de lo que debe ser un servicio p¨²blico.

Cualquiera que haya vivido estos trances regularmente ya puede imaginar el estado de ¨¢nimo del p¨²blico. Mi hijo los padece casi todos los d¨ªas en esta misma l¨ªnea, por los perjuicios que a cada uno provoca esta actitud despreciativa.

Al fin, el autob¨²s 985 se acerca a la parada y subimos tantos viajeros como admite el autob¨²s, medida que los responsables del transporte p¨²blico se preocupaban bien de limitar y sancionar cuando los microbuses, por ejemplo, eran de empresa particular, lo que no imped¨ªa que fueran rentables. La irritaci¨®n del p¨²blico era may¨²scula, y entre sus voces hubo quien dijo que deb¨ªa volcarse el autob¨²s y prenderle fuego, precisamente al inocente.

Mi recorrido es de 15 minutos en situaci¨®n normal, y este d¨ªa fue de una hora. Comprender¨¢n que ¨¦sta no es la soluci¨®n que coadyuve a dejar el coche en el garaje, ni much¨ªsimo menos.-