La URSS y el Golfo
LA PRESI?N que ejercen sobre el Gobierno de la URSS los elementos conservadores, civiles y militares plantea una pregunta inquietante: ?hasta qu¨¦ punto puede provocar un viraje en la pol¨ªtica de la URSS en el Golfo, caracterizada desde el 2 de agosto por el apoyo a las resoluciones del Consejo de Seguridad y por un amplio entendimiento con EE UU? No cabe duda de que. en las ¨²ltimas semanas, los temas internacionales, y sobre todo el del Golfo, ocupan un lugar creciente en la campa?a de los elementos conservadores.En la reciente reuni¨®n del Comit¨¦ Central del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS), hubo quejas por el "sometimiento" de la URSS a los intereses norteamericanos. Se vot¨® un texto en el que se se?alaba que la guerra ha tomado unas dimensiones que exceden lo acordado por la ONU. Yegor Ligachov, portavoz conservador en el Bur¨® Pol¨ªtico durante a?os, incluso reproch¨® al Gobierno que hubiese votado la resoluci¨®n 678, base legal para el empleo de la fuerza. Entre ciertos militares hay claros rebrotes de simpat¨ªa hacia un ej¨¦rcito iraqu¨ª fortalecido por la URSS en etapas anteriores.
No obstante, no parecen existir razones serias para acusar a la URSS de "doble juego", como indican c¨ªrculos de extrema derecha en EE UU y en Francia. En el viaje a Ir¨¢n del viceministro de Exteriores Belogonov, lo mismo que en otras ocasiones, la URSS ha dejado claro que la condici¨®n previa para que sea posible poner fin a los combates e iniciar la fase negociadora es que Sadam se retire, de Kuwait. Si Mosc¨² se esfuerza por renovar sus amistades ¨¢rabes y por reforzar sus posiciones con vistas a la posguerra, la diplomacia sovi¨¦tica no dar¨¢ ning¨²n paso que pueda da?ar seriamente las tesis de Washington. Es significativo que la URSS ni siquiera pida. una convocatoria del Consejo de Seguridad, que EE UU no desea pero que otros miembros de dicho organismo solicitan. Tampoco pide que se respeten las funciones del Estado Mayor de la ONU, tal como lo prev¨¦ la Carta; demanda muy inc¨®moda para EE UU.
Cada vez m¨¢s dependiente de los conservadores para seguir en el poder, es cierto que Gorbachov recurre en ciertos casos a un doble lenguaje: en textos propagand¨ªsticos aparecen cr¨ªticas a la guerra contra Irak, pero, en la acci¨®n diplom¨¢tica concreta, los signos de cambio carecen de profundidad. La causa fundamental de esta pol¨ªtica, a la vez d¨®cil y vacilante, radica en una situaci¨®n interna de extrema debilidad, que no le permite participar, en ninguna acci¨®n militar. A ello se agrega la existencia de las rep¨²blicas musulmanas, muy silenciosas hasta ahora, pero que son de permanente preocupaci¨®n para Mosc¨². Por mucho que pueda temer ante el futuro una hegemon¨ªa de EE UU en tina zona muy pr¨®x1ma a su territorio, lo prioritario hoy para la URSS es conservar las buenas relaciones con Estados Unidos. Gorbachov utiliza al rclaximo en su propaganda la imagen de las dos superpotencias, de la relaci¨®n especial Bush-Gorbachov, como uno de los argumentos m¨¢s convincentes ante los ciudadanos de que s¨®lo ¨¦l es capaz de representar a la URSS en el mundo. Por su parte, a Bush no le conviene en estos momentos empeorar sus relaciones con Gorbachov, y de ah¨ª su moderaci¨®n en el tema b¨¢ltico. En un futuro cercano, los enfrentamientos entre el centro y las rep¨²blicas pueden agravarse r¨¢pidamente. Gorbachov quiere hacer del refer¨¦ndum del 17 de marzo un gran pronunciamiento patri¨®tico que respalde nuevamente su poder. Pero varias rep¨²blicas se niegan a celebrarlo. En Rusia habr¨¢ otras preguntas que pueden dar la victoria no a Gorbachov, sino a Yeltsin. Sin embargo, no 'es probable que esos avatares puedan determinar conmociones en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica exterior. S¨®lo un golpe militar podr¨ªa desestabilizar dicho escenario, pero no es muy probable en un horizonte, desde luego, oscuro.
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