Dos a?os y tres d¨ªas
Salman Rushdie conf¨ªa en el final de la guerra para librarse de su condena
El vac¨ªo informativo de la Navidad amplific¨® hace un par de meses el eco del sorprendente bombazo de la conversi¨®n de Salman Rushdie a la fe isl¨¢mica, a punto de cumplirse los dos a?os de la condena a muerte que le impusiera el ayatol¨¢ Jomeini bajo la acusaci¨®n de blasfemo por el contenido de Vers¨ªculos sat¨¢nicos. El pasado jueves, Rushdie cumpli¨® los dos a?os de ese ostracismo en medio del no menos sorprendente silencio de la prensa brit¨¢nica, en la que s¨®lo un par de cartas en un peri¨®dico recordaron la efem¨¦ride. Un periodista relacionado con el escritor habl¨® de "un silencio inteligente".
"No hay nada nuevo en el caso; no ser¨ªa muy constructivo reabrir el debate; no hay espacio en un peri¨®dico ya lleno de otras noticias, y la gente ya est¨¢ aburrida" es como resum¨ªa el responsable de las p¨¢ginas literarias de uno de los grandes rotativos londinenses la decisi¨®n de su peri¨®dico de no recordar el pasado jueves a sus lectores que hac¨ªa dos anos que Salman Rushdie vive condenado a muerte. Del silencio de los dem¨¢s peri¨®dicos cab¨ªa deducir que las consideraciones fueron id¨¦nticas.Un allegado a Rushdie en una redacci¨®n vecina dijo que el propio novelista prefer¨ªa que no se aireara de nuevo su caso, a la expectativa como est¨¢ de una respuesta favorable de la comunidad musulmana brit¨¢nica a su entrada en el redil. El conflicto del Golfo ha desviado la atenci¨®n de su apuro, y Rushdie est¨¢ aguardando a que concluya la guerra, en la confianza de que entonces le ser¨¢ m¨¢s factible encontrar una salida. La estrategia es no revolver las aguas y mantener un silencio que el citado periodista califica de inteligente.
El Comit¨¦ Internacional para la Defensa de Salman Rushdie, sin embargo, cree que el silencio es una muestra m¨¢s de algo que viene observando desde hace un a?o: c¨®mo la creciente aceptaci¨®n por parte del p¨²blico de la situaci¨®n en que vive Rushdie est¨¢ torn¨¢ndose ahora en hast¨ªo contra el novelista.
"Parece que se atribuye la culpabilidad a Rushdle en vez de a quienes emitieron la condena a muerte", escrib¨ªa Frances da Souza, presidenta del comit¨¦, en una de las mencionadas cartas. "El triste resultado de este caso es que cualquier grupo de presi¨®n que est¨¦ dispuesto a usar la amenaza de la violencia puede decidir qu¨¦ se puede ver y o¨ªr y qu¨¦ no".
La imagen de Rushdle como palad¨ªn de la libertad de expresi¨®n recibi¨® un duro golpe cuando el d¨ªa de Navidad anunci¨® que abrazaba la fe isl¨¢mica. La entrega del alma a la fe de sus perseguidores dej¨® sin palabras a sus amigos y defensores, intelectuales laicos de ideolog¨ªa progresista que se remontaron a 1633 para encontrar en la humillaci¨®n inquisitorial de Galileo un equivalente al fen¨®meno de que eran testigos. Lo m¨¢s grave, sin embargo, era la renuncia que el escritor hac¨ªa a su derecho a publicar la edici¨®n en r¨²stica de Vers¨ªculos sat¨¢nicos.
Libertad en r¨²stica
En el Reino Unido, los libros aparecen primero en edici¨®n de portada dura -que es cara, 12,95 libras (2.343 pesetas) en el caso de esta novela- y, al cabo de un a?o, en r¨²stica por aproximadamente la tercera parte del precio original. El propio Rushdie hab¨ªa dicho que la no publicaci¨®n de su novela en r¨²stica equival¨ªa a prohibir el libro.Rushdie, nacido en una familia musulmana no practicante de Bombay, no califica de conversi¨®n su reconocimiento de la fe isl¨¢mica, porque dice no haber tenido nunca otra religi¨®n, y prefiere que se hable del cambio en sus creencias filos¨®ficas.Este fr¨ªo enfoque filos¨®fico dio motivos a sus fieles para decir que estaba claro que eso no quer¨ªa decir que fuera musulm¨¢n, y a los creyentes isl¨¢micos, para desconf-lar de la intenci¨®n de sus palabras: "Doy testimonio de que no hay otro dios sino Al¨¢, y doy testimonio de que Mahoma es su profeta", que deber¨ªan haberle abierto los corazones de los creyentes y ellos vieron como un acto de cinismo interesado. El hecho de que no renunciara a la publicaci¨®n de Vers¨ªculos sat¨¢nicos en cubierta dura desmostraba que su abrazo de la fe isl¨¢mica era falso, concluyeron. "Este libro ha sido objeto de mucho comentario y hablar sin saber", replic¨® Rushdie el mes pasado en un programa de radio para musulmanes. "Es muy importante que el libro siga circulando para que sirva de base a an¨¢lisis y discusiones serias". Una mujer replic¨®: "S¨ª esperas que los musulmanes nos creamos que te has convertido al islam, lo que tienes que hacer es destruir el libro y no seguir defendi¨¦ndolo como un texto que ha sido malinterpretado.
El momento m¨¢s pat¨¦tico de aquel programa se produjo cuando Rushdie apel¨® a las ense?anzas del Cor¨¢n contra la condena a muerte ratificada por Teher¨¢n. Seg¨²n dijo, "el que un musulm¨¢n mate a otro musulm¨¢n no es un acto religioso, es un asesinato".
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