Las consecuencias del envejecimiento demogr¨¢fico
Una de las principales cuestiones con la que tendr¨¢ que enfrentarse la Seguridad Social en la d¨¦cada de los noventa, que es tambi¨¦n la m¨¢s conocida por la opini¨®n p¨²blica por el mayor eco que ha encontrado en los medios de comunicaci¨®n, es el fen¨®meno del envejecimiento demogr¨¢fico, problema que afecta a todos los pa¨ªses desarrollados. Hoy en d¨ªa no se producen suficientes nacimientos como para asegurar el reemplazo de generaciones, por lo que la poblaci¨®n tiende a disminuir a largo plazo, y, por otra parte, ha aumentado la esperanza de vida al nacer. Es decir, vamos hacia una situaci¨®n en la que la poblaci¨®n joven ser¨¢ menor, en t¨¦rminos relativos, mientras que la poblaci¨®n mayor crecer¨¢ y adem¨¢s vivir¨¢ durante mas a?os.Esta situaci¨®n contemplada desde el punto de vista de la Seguridad Social tendr¨¢ una repercusi¨®n en los gastos sociales puesto que determinar¨¢ un aumento del n¨²mero de pensiones y adem¨¢s ¨¦stas se disfrutar¨¢n durante m¨¢s a?os, aumentar¨¢ tambi¨¦n la demanda de cuidados sanitarios que siempre es mas intensa en la ¨²ltima etapa de la vida, especialmente los cuidados geri¨¢tricos y de larga duraci¨®n para la cada d¨ªa m¨¢s numerosa cuarta edad (mayores de 80 a?os), y finalmente se requerir¨¢ un mayor desarrollo de los servicios sociales especialmente dedicados a la poblaci¨®n mayor.
Este es el problema presentado de una manera te¨®rica, aunque ya en muchos pa¨ªses ha comenzado a ser una realidad. Pero ?cu¨¢l es su situaci¨®n en Espa?a? En nuestro pa¨ªs, es cierto que las causas que provocan el envejecimiento han hecho ya su aparici¨®n: la tasa neta de reproducci¨®n ha ca¨ªdo en los ¨²ltimos a?os hasta 1,38 hijos por mujer -aunque ¨¦sta sea una circunstancia mitigada por el hecho de que tenemos una de las tasas de mortalidad infantil m¨¢s bajas de la CE (0,94%)-, y a su vez ha aumentado la esperanza de vida al nacer que se sit¨²a en los tramos altos de los pa¨ªses de nuestro entorno (casi 75 a?os para los hombres y 80 para las mujeres). Esta situaci¨®n de menor tasa de natalidad y mayor longevidad est¨¢n configurando nuestra estructura poblacional hacia un fuerte componente de las personas que no est¨¢n en activo. Sin embargo, la situaci¨®n descrita desde la vertiente de la Seguridad Social debe ser matizada, en mi opini¨®n, por una serie de factores que hay que tener en cuenta.
En Espa?a, el fen¨®meno del envejecimiento se plantea con un retraso de 10 a?os con respecto al resto de los pa¨ªses europeos y este retraso supone, de un lado, que sus efectos se observen m¨¢s tard¨ªamente, y, de otro, que dispongamos de la posibilidad de aprovechar otras experiencias.
Por otra parte, en Espa?a las estimaciones demogr¨¢ficas prev¨¦n que la poblaci¨®n activa se va a mantener estable a¨²n durante bastantes a?os, hasta el 2020, e incluso experimentar¨¢ un ligero crecimiento, y ello sin considerar incorporaciones, externas a los propios nacionales, al grupo de poblaci¨®n activa, aspecto ¨¦ste que, desde la perspectiva exclusiva de los sistemas contributivos de Seguridad Social, se puede traducir en una posibilidad de mejora autom¨¢tica de la relaci¨®n entre la poblaci¨®n afiliada cotizante y la pensionista, siempre que el sistema econ¨®mico tenga capacidad de absorber esta incorporaci¨®n de mano de obra.
Aumento de pensiones
Por ¨²ltimo, hay que considerar que en Espa?a la experiencia en estos ¨²ltimos a?os -en los que hemos experimentado un notable aumento del n¨²mero de pensiones y de sus cuant¨ªas, fruto esencialmente de decisiones de pol¨ªtica social-, nos se?ala que dicha evoluci¨®n puede realizarse en un marco de estabilidad financiera si esta pol¨ªtica se encuadra dentro de una gesti¨®n rigurosa de la Seguridad Social.En definitiva, aunque el problema no debe ignorarse, especialmente de cara al futuro, hay que situar las cosas en sus justos t¨¦rminos, es decir, hay que desechar posturas alarmistas, considerando en su d¨ªa aquellas acciones que sean necesarias, teniendo en cuenta, de un lado, que cada vez se demanda con mayor intensidad por la poblaci¨®n mayor su derecho a permanecer voluntariamente m¨¢s tiempo en la vida activa, en coherencia con la tendencia en los sistemas de Seguridad Social de los pa¨ªses occidentales de prolongar la situaci¨®n de activo de los trabajadores, lo que producir¨¢ un efecto positivo en dichos sistemas. Y, de otro, que partimos de una situaci¨®n positiva que se manifiesta, por el equilibrio econ¨®mico-financiero alcanzado y sostenido en estos ¨²ltimos a?os en el sistema de Seguridad Social, y por la total correlaci¨®n de su evoluci¨®n con la del sistema econ¨®mico, por lo que ser¨¢ un factor decisivo el mantenimiento de una tasa de crecimiento -econ¨®mico -que permita el aumento de la poblaci¨®n ocupada. Por otra parte, es necesarios prever que en el futuro, ante una poblaci¨®n m¨¢s envejecida, ser¨¢ necesario recomponer democr¨¢ticamente las preferencias de la sociedad sobre el gasto p¨²blico, lo que sin duda conllevar¨¢ un incremento de recursos hacia los programas sociales que se ocupen de las condiciones de vida de las personas mayores.
El segundo reto a que tendr¨¢ que enfrentarse la Seguridad Social es el que viene marcado por las transformaciones del mercado de trabajo. Estamos inmersos en una etapa de paro estructural en el que el desempleo convive con el crecimiento econ¨®mico y con el propio crecimiento del empleo que se produce especialmente en el sector servicios. Tenemos un mercado fuertemente especializado, lo que determina que, parad¨®jicamente, la demanda de empleo en ese sector de servicios no llegue a cubrirse por falta de especializaci¨®n y, sin embargo, haya una saturaci¨®n en la oferta de mano de obra de baja cualificaci¨®n. Tenemos un mercado de trabajo que adolece de escasa movilidad geogr¨¢fica y funcional, lo que dificulta enormemente las posibilidades de fomentar la colocaci¨®n y, finalmente, tenemos un mercado en el que en toda Europa se imponen formas at¨ªpicas de contrataci¨®n, todo lo cual puede dificultar la integraci¨®n de un conjunto de trabajadores en el sistema contributivo de la Seguridad Social.
?Qu¨¦ papel puede jugar la Seguridad Social en esta situaci¨®n? Evidentemente, debe facilitar, en su ¨¢mbito de actuaci¨®n, el que las formas de trabajo at¨ªpico encuentren una protecci¨®n en la Seguridad Social, y debe ser beligerante en la eliminaci¨®n de las situaciones de marginaci¨®n promoviendo el acceso a sus sistemas protectores en aras de una mayor vertebraci¨®n social, y todo ello, evitando que los costes que no son de la Seguridad Social se deriven haci,a la misma y amenacen su equilibrio econ¨®mico.
El tercero de los retos est¨¢ referido a las transformaciones socio-familiares que han empezado a producirse en estas ¨²ltimas d¨¦cadas. Desde hace algunos a?os estamos asistiendo a un profundo proceso de transformaci¨®n social que est¨¢ conduciendo a grandes cambios en la instituci¨®n familiar.
El aumento de los divorcios, de las separaciones y, por tanto, de las familias monoparentales, la aparici¨®n de las uniones libres, de las familias recompuestas y el aumento de la participaci¨®n de la mujer en el mercado laboral, son circunstancias que han transformado profundamente el panorama social y que, desde el punto de vista de la Seguridad Social, obligan a un replanteamiento de las pol¨ªticas de protecci¨®n para dar cobertura a estas nuevas situaciones, con acciones de apoyo a la familia, diversificando las formas de protecci¨®n, eliminando discriminaciones por raz¨®n de sexo.
Por ¨²ltimo, en este panorama de transformaciones, se aborda la d¨¦cada de los noventa con la gran responsabilidad de construir un "Espacio Social Europeo" que acompa?e y complemente al espacio econ¨®mico que representa el Mercado ?nico.
Uno de los objetivos de la CE, quiz¨¢ el objetivo por excelencia, es lograr el desarrollo y el progreso social de los pa¨ªses que la integran y de sus ciudadanos. Y en esta empresa no s¨®lo tiene cabida la pol¨ªtica de integraci¨®n econ¨®mica, sino tambi¨¦n y fundamentalmente la pol¨ªtica de acercamiento social; es m¨¢s, existe una interrelaci¨®n tan estrecha entre las dos pol¨ªticas, que la una sin la otra no podr¨ªan conseguir esa gran meta de aumentar el bienestar social europeo.
Y en este intento, el Mercado ?nico necesita a la Seguridad Social, porque s¨®lo posibilitando la eliminaci¨®n de las trabas que desde el punto de vista social dificultan la movilidad del trabajador podr¨¢ crearse ese gran Mercado y porque la Seguridad Social ser¨¢ uno de los instrumentos fundamentales para articular un espacio social que proteja a los trabajadores de los riesgos del Mercado Interior, garantizando sus derechos sociales, y sirva para asegurar en el futuro una mayor protecci¨®n al ciudadano europeo.
Mercado ?nico
Para asegurar estos fines, los Sistemas de Seguridad Social de los pa¨ªses comunitarios est¨¢n actuando en dos direcciones. Por una parte, perfeccionando los reglamentos coordinatorios vigentes en materia de Seguridad Social para adecuar sus mecanismos a las nuevas situaciones que el Mercado ¨²nico va a. plantear en un futuro inmediato. Y, por otra, desarrollando una pol¨ªtica de convergencia de objetivos sociales como medio para lograr una mayor cohesi¨®n social y una aproximaci¨®n de las legislaciones nacionales.En definitiva, despu¨¦s de la evoluci¨®n positiva de la Seguridad Social en lo que pr¨¢cticamente podemos denominar el decenio socialista, consolidado el sistema y extendido su ¨¢mbito protector a la cobertura social de situaciones de necesidad no derivadas de rel¨¢ciones profesionales, en concordancia con la exigencia constitucional de protecci¨®n de los ciudadanos ante situaciones de necesidad, la Seguridad Social deber¨¢ adecuarse a las transformaciones que van a caracterizar el panorama social de la d¨¦cada de los noventa, con especial significaci¨®n en el orden demogr¨¢fico, en el socio-familiar y en el mercado de trabajo. Adecuaci¨®n que, en nuestro caso, podr¨¢ efectuarse desde la base de un sistema de Seguridad Social estructurado, consolidado y estable, cuya cobertura protectora pr¨¢cticamente se extiende a la generalldad de la poblaci¨®n, que lo sit¨²a en una posici¨®n favorable para hacer frente a los retos futuros, desde una perspectiva pol¨ªtica de progreso y desarrollo social.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Beneficiarios prestaciones
- Opini¨®n
- Acci¨®n protectora
- Mercado ?nico
- Envejecimiento poblaci¨®n
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Pensiones
- Esperanza vida
- Ancianos
- Problemas demogr¨¢ficos
- Tercera edad
- Prestaciones
- Desempleo
- Uni¨®n Europea
- Organizaciones internacionales
- Seguridad Social
- Empleo
- Relaciones exteriores
- Pol¨ªtica laboral
- Econom¨ªa
- Demograf¨ªa
- Trabajo
- Comercio
- Sociedad