"Ninguna agresi¨®n quedar¨¢ impune"
De la c¨²pula sovi¨¦tica Shevardnadze fue uno de los m¨¢s firmes defensores de la l¨ªnea dura frente a Sadam Husein. El ex ministro de Exteriores sostiene que el plan del l¨ªder iraqu¨ª pretend¨ªa implicar a Israel en el conflicto para provocar una guerra, que podr¨ªa haber degenerado en una conflagraci¨®n mundial.Pregunta. La guerra en el golfo P¨¦rsico ha terminado. ?C¨®mo eval¨²a su conclusi¨®n, teniendo en cuenta todo lo que ha sucedido en el conflicto?
Respuesta. Si hoy se puede decir que la guerra fr¨ªa ha terminado, si ya es posible construir un nuevo tipo de relaciones entre el Este y el Oeste, entre la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Estados Unidos, no podemos ignorar que esto ha sido posible gracias a las ideas contenidas en el nuevo pensamiento. El factor humano y los principios morales han devenido m¨¢s importantes, el mundo y la pol¨ªtica han cambiado, hemos comenzado a tener m¨¢s confianza los unos en los otros. Poco despu¨¦s ha estallado la guerra del Golfo. Ha sido una prueba muy dura. Pero ahora sabemos que la civilizaci¨®n moderna y la comunidad internacional han logrado superarla. La comunidad mundial ha demostrado poder cooperar, por encima de las evidentes dificultades, complejidades, divergencias de opiniones e intereses. Gracias a esta cooperaci¨®n se ha evitado la cat¨¢strofe. Es terrible el hecho de que haya habido v¨ªctimas, que se haya derramado sangre, pero el balance podr¨ªa haber sido m¨¢s dram¨¢tico. Esto no ha pasado, y hoy se puede hablar de un nuevo orden pol¨ªtico en el mundo. Una realidad se hace cada vez m¨¢s presente: ninguna agresi¨®n quedar¨¢ impune. En mi opini¨®n, ¨¦ste es el resultado m¨¢s importante.
Decepci¨®n en Mosc¨²
P. Usted advirti¨® repetidamente a los dirigentes iraqu¨ªes sobre las nefastas consecuencias de la invasi¨®n de Kuwait. ?Por qu¨¦ Bagdad no hizo caso en ning¨²n momento de sus advertencias?R. En v¨ªsperas de la crisis, en el encuentro de Irkutsk, el secretarlo de Estado norteamericano, James Baker, me dijo que ten¨ªa informaci¨®n sobre una posible agresi¨®n de Kuwait por parte de Irak, y que justo en esos d¨ªas hab¨ªa recibido algunas comunicaciones sobre ese asunto. Yo por aquel entonces, tengo que reconocerlo, no me lo cre¨ª. Era imposible imaginar una agresi¨®n de ese tipo dados los procesos que se estaban desarrollando en el mundo. Por eso me decepcion¨¦ cuando volv¨ª a Mosc¨² y me enter¨¦ de la agresi¨®n. Sin dudar un momento, la URSS defini¨® como agresi¨®n la acci¨®n de Irak.
P. A continuaci¨®n, usted fue objeto de cr¨ªticas: primero, por motivos aparentemente extra?os al problema del Golfo, y despu¨¦s, de forma cada vez m¨¢s directa, a causa de la posici¨®n adoptada por la Uni¨®n Sovi¨¦tica sobre el conflicto.
R. No encuentro errores en la pol¨ªtica que realic¨¦. En primer lugar, desde el punto de vista moral y de los valores universales. Nosotros dijimos a los iraqu¨ªes desde el primer momento que las consecuencias ser¨ªan terribles, imprevisibles. Les advertimos: retiraos antes de que sea demasiado tarde, es la ¨²nica soluci¨®n razonable. Pero, por desgracia, no logramos convencerles. Y cuando se estaba preparando la ¨²ltima resoluci¨®n de las Naciones Unidas, fuimos nosotros los que insistimos para que le fuera concedida a Irak una pausa de reflexi¨®n hasta el 15 de enero. Nuestro objetivo era evidente: ofrecer al Gobierno iraqu¨ª una ¨²ltima posibilidad de lograr una soluci¨®n razonable y poder evacuar a todos nuestros ciudadanos de la zona del conflicto. Tratamos de aprovechar al m¨¢ximo esta pausa de buena voluntad. Tuvimos contactos muy intensos. Yo describ¨ª personalmente al ministro de Asuntos Exteriores iraqu¨ª, Tarek Aziz, las graves consecuencias de la invasi¨®n. Le expliqu¨¦ todo lo que sab¨ªa sobre el potencial militar estadounidense, sobre la calidad de su tecnolog¨ªa. Le dije claramente que los dirigentes iraqu¨ªes se estaban encaminando hacia el suicidio. Y la entrevista del presidente Mija¨ªl Gorbachov con el ministro iraqu¨ª fue incluso m¨¢s dura. Un encuentro breve con peticiones categ¨®ricas: retirada inmediata de las tropas iraqu¨ªes de Kuwait antes del t¨¦rmino del ultim¨¢tum, sin condiciones.
P. Y, sin embargo, todo eso no modific¨® m¨ªnimamente la decisi¨®n del Gobierno iraqu¨ª...
R. Despu¨¦s de la entrevista con Aziz en Mosc¨² llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que la guerra era inevitable. Irak no estaba dispuesto a ning¨²n compromiso. La relaci¨®n con el problema palestino, que los iraqu¨ªes propon¨ªan como condici¨®n para su retirada, era simplemente una cosa poco seria. ?De acuerdo con qu¨¦ principio la cuesti¨®n de la liberaci¨®n de un pueblo debe tener relaci¨®n con la abolici¨®n de la esclavitud de otro pueblo isl¨¢mico? Se trataba de un plan aventurero que ten¨ªa como objetivo inmiscuir a Israel en esa guerra a cualquier precio, provocar a este pa¨ªs para transformar el conflicto, primero, en una guerra ¨¢rabe-israel¨ª, y despu¨¦s, quiz¨¢, en una guerra mundial. Este era el verdadero peligro. Por eso, desde el principio, sostuve la l¨ªnea dura respecto a la pol¨ªtica iraqu¨ª. Sadam Husein ten¨ªa que retirarse sin condiciones.
P. Si el presidente de la URSS hubiera lanzado su iniciativa del cese de hostilidades un poco antes, en una fase precedente, ?habr¨ªa podido tener ¨¦xito?
R. Pensamos hacer esta propuesta antes del 15 de enero, m¨¢s o menos hacia el d¨ªa 10 o 12. Las condiciones eran muy semejantes a las que m¨¢s tarde propuso el presidente. Quisimos avanzar esta idea tras consultar a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad y a algunos pa¨ªses ¨¢rabes. Pero nunca se llev¨® a cabo la propuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores. No quiero acusar a nadie, porque yo mismo no estaba seguro de que "Irak la aceptar¨ªa. Ya hab¨ªan elegido, estaban convencidos de poder ganar la guerra. Pero yo creo que entonces, antes del t¨¦rmino del ultim¨¢tum, esta propuesta habr¨ªa sido m¨¢s razonable.
Dictadura y totalitarismo
P. ?No cree que en los pa¨ªses en los que el poder est¨¢ concentrado en las manos de un ¨²nico hombre, como Sadam Husein, no hay lugar para la diplomacia?R. Exacto. En condiciones de dictadura y totalitarismo es dif¨ªcil hablar de diplomacia. Sin una informaci¨®n plena y objetiva sobre la relaci¨®n de las fuerzas y los humores del pa¨ªs no es posible encontrar soluciones justas.
P. Usted ha sido acusado de excesiva dureza durante las negociaciones.
R. Lo s¨¦. Me acusan casi de ser un defensor de la intervenci¨®n militar. Esto no es serio. Es verdad, yo advert¨ª a Irak con dureza. Dije que si s¨®lo un ciudadano sovi¨¦tico resultaba v¨ªctima de la agresi¨®n, las consecuencias habr¨ªan sido imprevisibles. Me han acusado de querer enviar tropas sovi¨¦ticas al golfo P¨¦rsico. No es verdad. Reconozco haber apoyado posiciones m¨¢s bien r¨ªgidas contra el agresor. ?Pero qu¨¦ garant¨ªas tendremos ma?ana de que una situaci¨®n an¨¢loga no pueda crearse en cualquier otra regi¨®n del mundo?
P. ?Qu¨¦ lecciones se pueden sacar de todo lo que ha sucedido?
R. No creo que nuestra iniciativa de paz pueda suscitar serias diferencias en las relaciones entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, como afirman algunos. Ahora tendremos que establecer nuevas relaciones con Irak. Tendremos que reducir, o incluso eliminar, el aspecto de la cooperaci¨®n militar, los suministros b¨¦licos, subrayando la colaboraci¨®n econ¨®mica. Pero las relaciones con Irak son s¨®lo una parte del problema. Si no se resuelve el gran problema de Oriente Pr¨®ximo, esta regi¨®n est¨¢ destinada a ser un centro de tensiones. La idea del presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, sobre una reuni¨®n extraordinaria del Consejo merece una seria atenci¨®n. Y una ¨²ltima observaci¨®n: para la URSS, la soluci¨®n de los problemas de esta regi¨®n implica tambi¨¦n la necesidad de reconocer a Israel, para poder actuar con todas las partes interesadas.
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