La soledad del parado

La soledad del parado no se puede equiparar m¨¢s que a la soledad del que se encuentra solo contra la sociedad que le margina; no es solamente porque la palabra parado sea totalmente falsa. Ser¨ªa mejor emplear siempre la denominaci¨®n desempleado; es decir, no tener empleo de trabajo funcional que le permita ganarse el sustento digno que dice la Constituci¨®n Espa?ola.?Qui¨¦n puede decir que el desempleado no trabaja?

Trabaja, pero muy intensamente, si realmente es un verdadero trabajador, en conseguir ese empleo que le permita el sustento; esa ilusi¨®n de ser y de estar, de no estar desarraigado; que los vecinos, la sociedad en s¨ª, no le marquen en ese esquema asqueroso en que se los encasilla.

?Es que no trabaja el que no quiere? Mentira. Porque en nuestra sociedad quiz¨¢ haya trabajo para todos -que lo dudo-, pero... ?en qu¨¦ condiciones? Otra vez la explotaci¨®n del obrero: contratos a veces de 24 horas, sobre todo a los j¨®venes, para conseguir trabajar en unos grandes almacenes, y con suerte, a la semana siguiente, otras 24 horas. Aut¨®nomos pobres invadidos por los enormes gastos a sus espaldas: impuestos, Seguridad Social, etc¨¦tera. Las mujeres de 40 a?os o m¨¢s, poni¨¦ndose a trabajar en los servicios m¨¢s humildes despu¨¦s de haber criado a sus hijos.

El t¨®pico es la sociedad de consumo, pero la realidad es que lo estamos haciendo bastante mal: los ricos, m¨¢s ricos; los pobres, m¨¢s pobres.- Mariano Gonz¨¢lez.