'Rambos' de peseta
Alucinado. Indignado. Asustado. Expresiones, palabras que se me vienen a la mente despu¨¦s del penoso episodio que presenci¨¦ el pasado lunes 1 de abril en la estaci¨®n de metro de Sol. Cuando bajaba las escaleras de acceso al and¨¦n de la l¨ªnea 3, all¨ª dos guardas jurados de la compa?¨ªa contratada por el Metro madrile?o conversaban, aparentemente sin exaltaci¨®n, con un pobre marroqu¨ª de unos 18 a?os, que supongo intentaba ganarse unos duros para un bocadillo vendiendo camisas, guantes, pa?uelos o cualquier cosa. De repente, el Rambo m¨¢s alto, valiente ¨¦l, con una cara picada de viruela que jam¨¢s olvidar¨¦, le propin¨® un pu?etazo en la cara al pobre marroqu¨ª, sent¨¢ndolo de culo en el suelo.La v¨ªctima reaccion¨® con un simple gimoteo de miedo, indignaci¨®n, terror, Dios sabe q u¨¦. . .
Alucinado, ?por qu¨¦? Porque yo siempre hab¨ªa recelado de las historias que hab¨ªa o¨ªdo respecto a los jurados.
Indignado, ?por qu¨¦? Porque este hecho indigna a cualquiera que tenga un poco de sensibilidad y por el vil racismo al que someten, y no s¨®lo los guardas jurados del Metro, a estos pobres que por el mero hecho de vender cuatro cosas parecen ya delincuentes pel¨ªgrosos.
Asustado, ?por qu¨¦? Porque esto sucedi¨® a las siete de la tarde, aproximadamente, en la estaci¨®n m¨¢s concurrida del Metro de Madrid y ante la mirada m¨¢s indiferente de las personas que por all¨ª transitaban en aquel momento. Yo -y por ello no me eximo de mi parte de culpa, que la tengo como todos los dem¨¢s por permitir estas cosas- por lo menos increp¨¦ al valiente, que, indiferente, segu¨ªa con su labor de asustar m¨¢s si, pod¨ªa a su v¨ªctima, mientras mi novia me instaba a una f¨¢cil retirada.
Y, ?Ojo!, con esto no critico al colectivo, pero tampoco dejo de pensar si algunos de estos Rambos de peseta verdaderamente nos protegen- Enrique Sand¨ªn.
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