El humo de la chimenea, la brisa del mar
Diferencias abismales de la calidad de la vida en dos municipios socialistas: Renter¨ªa y Mijas
, Es una canallada: anteayer, mientras la chimenea de Papelera Espa?ola escup¨ªa humo siniestro, el sirimiri de Rentar¨ªa convirti¨® al firmante de turno en una colada al tiempo que iba y ven¨ªa, sub¨ªa y bajaba por las calles pinas, sucias, encerados tristes de pintadas electorales y nacionalistas. Y hoy hay que estar aqu¨ª, en Mijas, durante horas que saben a terciopelo, que por arriba limita con el techo del para¨ªso y por debajo es una cosa de la imaginaci¨®n, o como dice su alcalde, Antonio Maldonado, "porque es una suerte vivir en Mijas, porque te encuentras con tus ra¨ªces andaluzas, porque en sus mosaicos a¨²n queda la historia de 800 a?os de generaciones moz¨¢rabes y porque Mijas, ?por qu¨¦ no?, est¨¢ m¨¢s cerca del cielo".
La quiosquera de la plaza de los Fueros de Renter¨ªa no tiene raz¨®n cuando, inconsiderada ella, indica: "Mire, m¨¦tase por la calle de la Magdalena y ya le lleva hasta la iglesia y el ayuntamiento, que es lo ¨²nico que queda aqu¨ª". Algo m¨¢s hay, adem¨¢s de cuarenta y dos mil y pico habitantes, en esta villa que fue el peque?o Manchester y ahora vive mayormente del comercio y del paro, y ha sido agostada por los follones pol¨ªticos del nacionalismo radical y por la droga. Tampoco tiene toda la raz¨®n aquella sentencia total de Julio Caro Baroja: "Igual que se construye hab¨ªa que destruirlo". Y tampoco hay que tomar por lema cabal aquello de "en Renter¨ªa, o te haces de ETA o yonqui''.Rentar¨ªa es gris y le har¨ªa falta un ministro de Cultura como el que lo fue del Gobierno franc¨¦s Andr¨¦ Malraux y sell¨® su m¨¢s art¨ªstica labor hist¨®rica con un decreto que oblig¨® a los parisienses a limpiar las fachadas de las casas cada 10 a?os. Renter¨ªa no es Mijas, pegada como un nacimiento al pie de la monta?a, heredera de la noci¨®n m¨¢s po¨¦tica de la blancura y enriquecida por los turistas n¨®rdicos, y los italianos, y los espa?oles de todas las Espa?as. Toda la industria de Renter¨ªa emigr¨®, mientras los emigrantes gallegos, extreme?os y otros viven ahora del paro en el barrio de Berain, paraje de casas colmena donde se hacinan los vascos nacidos m¨¢s all¨¢ de Euskadi que votan por el PSOE. Renter¨ªa no es la leyenda de la siniestrez de un par de a?os a esta parte, cuando atisba un resurgir, pero a¨²n es el barrio de Pontika,
otro panfleto del desarrollismo a ojos cerrados iniciado en los a?os sesenta. Sus rascacielos inquietantes dan a la autopista y ofrecen la imagen de Rentar¨ªa al for¨¢neo, al que jam¨¢s se le ocurrir¨¢ apearse, ni hablar bien de semejante foto. Renter¨ªa, a pesar de la calle de Abajo, la de Arriba, la del Medio, y contando con su casco t¨ªpico y con el g¨®tico vasco de su iglesia, a¨²n no ha dejado de ser el barrio Iztieta, nido de traficantes de droga y de drogados, aunque ahora parece que huyen hacia San Sebasti¨¢n, "porque estamos m¨¢s libres'', dice una pareja de j¨®venes borrachos.
Convento de la blancura
Es una barbaridad hablar de Mijas y de eso que es el lema de la civilizaci¨®n de la inform¨¢tica: la calidad de la vida. Mijas no s¨®lo es una apoteosis de las flores, un convento pornogr¨¢fico de la blancura, un pueblo hecho de casas de juguete, con verjas enrejadas y macetas l¨ªricas. Mijas no es s¨®lo ese calendario de la sorpresa que simula la plaza de la Constituci¨®n, donde todo es estilo Mijas, incluso el banco, el Hogar del Jubilado, la Alcazaba, la farmacia de un mije?o de siempre que ilustra de "lo bien que vive aqu¨ª la gente, porque tienen en casa hasta tres cuartos de ba?o, y todo tan blanco y bonito". El blanco es de primera comuni¨®n; la calle del Algarrobo, una visi¨®n; las escaleras inopinadas, un embrujo. Y los 50 burros taxi que esperan a los turistas en la plaza de la Virgen de la Pe?a, aunque huelen a meado, son una ganga para el forastero con fotomat¨®n de bolsillo. Son casi unos p¨ªcaros: "Para hablar con usted nos pagar¨¢, ?no?". Pero hablan y dicen f¨ªlosofia: "Los burros taxi son t¨ªpicos porque en otros laos no los hay". Y hasta se les paga 1.000 pesetas, aunque les ahorremos un viaje ex¨®tico hasta la plaza de toros rectangular de la villa, que rebasa muy poco los 22.000 habitantes y llega a 200.000 residentes en verano.
Pero Mijas, "gracias a las entradas del turismo es un caso ¨²nico y paga", que dice Rom¨¢n G¨®mez, peque?o industrial del turismo. ?Qu¨¦ paga el Ayuntamiento? Este a?o, por ejemplo, 950 ni?os han viajado a Tenerife, pagados por "las entradas" del turismo. A Madrid llegaron en su d¨ªa 900 jubilados para ver a Lina Morgan. El paseo a la capital estaba proyectado en autob¨²s, pero como surgieron problemas, ni corto ni perezoso el se?or alcalde dijo la ¨²ltima palabra y se alquilaron 200 taxis. El Ayuntamiento regala los libros a todos los estudiantes y ofrece becas a los universitarios, paga intercambios de j¨®venes con Estados Unidos.
Salir del t¨²nel
Tambi¨¦n Renter¨ªa se afana para salir de su pasado. Los socialistas que gobiernan dicen que la herencia que ha dejado en esta villa HB no se remonta en dos d¨ªas. "El esfuerzo por salir del t¨²nel es real; vea usted la semana musical, Musikaste, que acaba de celebrarse, con m¨²sicos de la categor¨ªa de Carmelo Bernaola", explica un buen hombre que cree en el cambio de Renter¨ªa, "donde la conflictividad pol¨ªtica existe, pero cada dia menos". "Y luego el nudo de comunicaciones con el exterior: no hay otro en Espa?a seguramente".
Que resucite Lorca con su m¨²sica para cantar a Mijas, el anillo de boda del sol y del color blanco. Y que resucite Jos¨¦ Bergam¨ªn, el loco de ¨²ltima hora que fue a expirar a Euskadi, para hacer calidad de vida de esta Renter¨ªa que hoy, aunque no sea la cultura dominante, sigue apareciendo como una pintada a modo de matasellos de Dios, del diablo y de HB.
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