Las razones de una reestructuraci¨®n
La reciente aprobaci¨®n por el Gobierno de unas nuevas tarifas telef¨®nicas ha dado lugar a la pol¨¦mica. Bienvenida sea si sirve de detonante para un debate m¨¢s amplio, profundo y objetivo sobre las enormes transformaciones tecnol¨®gicas e instituciones del sector de las telecomunicaciones en Espa?a y en el mundo industrializado. La cuesti¨®n de las tarifas es s¨®lo una parte del conjunto, y mal podr¨ªa entenderse la necesidad de su reestructuraci¨®n si no se considera el contexto de cambio en el que se produce.Las telecomunicaciones son objeto hoy d¨ªa de un proceso de transformaci¨®n profunda y acelerada. El marco de evoluci¨®n est¨¢ determinado por las nuevas condiciones de liberalizaci¨®n, de internacionalizaci¨®n y de r¨¢pida renovaci¨®n tecnol¨®gica. De ah¨ª se derivan objetivos tan esenciales como la competencia, la pol¨ªtica de cooperaci¨®n internacional o la necesidad de enormes recursos e inversiones. Estas consideraciones avalan la justificaci¨®n de una reestructuraci¨®n tarifaria orientada a acercar los precios a los costes y, por ejemplo, ofrecer mayor competitividad a los precios del tr¨¢fico internacional cursado por Telef¨®nica, como intentar¨¦ explicar posteriormente.
Datos e ideas
Como una contribuci¨®n al debate, que en algunos aspectos no ha hecho m¨¢s que empezar, me gustar¨ªa exponer algunas ideas y datos sobre Telef¨®nica y las telecomunicaciones. Parto del respeto a todas las opiniones y a todos los intereses leg¨ªtimos, pero no puedo ni debo en estas circunstancias dejar sin respuesta afirmaciones que no responden a la realidad o que se basan en datos equivocados y que sin embargo, a fuerza de ser repetidos, a veces con ¨¢nimo de descalificaci¨®n global, llegan a ser asumidos socialmente como verdades oficiales. Si algo deseamos los responsables y los trabajadores de Telef¨®nica es que se conozca a nuestra empresa lo m¨¢s ampliamente posible. Apostamos, decididamente, por la verdad m¨¢s completa.Para facilitar la exposici¨®n he elegido el m¨¦todo de identificar los cinco t¨®picos con que m¨¢s frecuentemente se enuncian las cr¨ªticas. Ojal¨¢ que con ello pueda contribuir a ordenar un debate que requiere rigor e informaci¨®n.
El primero se refiere a las im¨¢genes asociadas a la percepci¨®n de Telef¨®nica como empresa p¨²blica y monopol¨ªstica. Telef¨®nica de Espa?a SA -y no CTNE, como inexplicablemente a¨²n se lee a veces- es una empresa privada, gestionada como tal, que no recibe subvenci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado y en cuyo consejo de administraci¨®n hay representantes del capital privado, que es mayor¨ªa.
El hecho de ser una empresa prestataria de un servicio p¨²blico y tener el Estado una participaci¨®n accionarial del 33%, no cambia la naturaleza empresarial de Telef¨®nica, que anualmente debe rendir cuentas a sus accionistas y cuya gesti¨®n es observada por los inversores en las principales bolsas mundiales.
Ciertamente, Telef¨®nica est¨¢ sujeta a la ley de ordenaci¨®n de las telecomunicaciones y a las bases del contrato con el Estado, adem¨¢s de ser el Gobierno quien autoriza las modificaciones de tarifas. Pero tampoco altera esto su naturaleza y gesti¨®n como empresa privada, al igual que una instituci¨®n financiera no deja de ser privada porque su actividad se vea fuertemente regulada por las disposiciones de la autoridad monetaria.
La err¨®nea percepci¨®n de Telef¨®nica como empresa p¨²blica y estatal -dada su estructura, incluso ser¨ªa ilegal la denominaci¨®n de nacional- produce el efecto indirecto de someter a la empresa y a su gesti¨®n a valoraciones de car¨¢cter pol¨ªtico, involucrando en el debate, muy a pesar de sus gestores, elementos ajenos a la vida empresarial; sin que nada hagan por evitarlos, precisamente, quienes aspiran a ocupar en el futuro ¨¢reas de negocio de libre competencia hoy atendidas por Telef¨®nica.
El modelo europeo
Quiz¨¢ as¨ª se explique la repetici¨®n, desde posiciones interesadas, de afirmaciones manifiestamente err¨®neas, ante las cuales se estrella cualquier esfuerzo de aclaraci¨®n. En virtud de ello, muchos espa?oles tienen la creencia de que la Telef¨®nica de Espa?a es un ejemplar ¨²nico de un modelo europeo estatal monopol¨ªtico ya periclitado, cuando la verdad es precisamente lo contrario. S¨®lo hace poco tiempo los organismos plenamente estatales de telecomunicaci¨®n europeos -los PTT- han iniciado un proceso de autonom¨ªa y de paulatina privatizaci¨®n que en el caso de Telef¨®nica es ya tradicional.La tendencia a la progresiva eliminaci¨®n de los monopolios es irreversible. Ya estamos en ello. Telef¨®nica no es ya la ¨²nica suministradora de terminales en el domicilio del usuario, y desde el primero de julio esta liberalizaci¨®n se extender¨¢ incluso al tel¨¦fono principal. Paulatinamente, otros servicios van entrando en r¨¦gimen de competencia, comenzando por los de valor a?adido y terminando alg¨²n d¨ªa en ciertos servicios b¨¢sicos.
Telef¨®nica secunda este proceso, en todo caso inevitable. Pero las consecuencias del mismo, y el modo de llevarlo a cabo, son transcendentales. En algunos casos el monopolio no es un privilegio, sino una carga en funci¨®n de un inter¨¦s social. Telef¨®nica se ve gustosamente obligada, en virtud de ¨¦ste, a realizar inversiones cuantiosas en zonas donde el puro ¨¢nimo de lucro se mostrar¨ªa desinteresado.
El servicio en r¨¦gimen de monopolio podr¨¢ considerarse conveniente o no, pero lo que no es admisible es el empleo del t¨¦rmino con ¨¢nimo descalificador, entre otras razones porque es el modelo generalizado en la Europa occidental. Y ello es as¨ª, ya se trate de que la gesti¨®n est¨¦ confiada a una empresa privada o a una empresa estatal u organismo de la Administraci¨®n, como en la mayor parte de Europa, porque se entiende que la extensi¨®n del servicio telef¨®nico b¨¢sico implica para quien lo realiza determinadas servidumbres ante la sociedad.
En todo caso, resulta parad¨®jico que los detractores del r¨¦gimen de monopolio enarbolen a veces razones sociales, cuando com¨²nmente se entiende que ¨¦ste est¨¢ para favorecer a los particulares modestos. Si el servicio telef¨®nico b¨¢sico se liberalizase, las empresas explotadoras acudir¨ªan all¨ª donde -concentraciones urbanas y de grandes clientes- el negocio est¨¢ asegurado. Millones de usuarios modestos y de zonas rurales y pueblos clamar¨ªan entonces por el restablecimiento de un sistema que hoy se quiere abatir con su apoyo.
Planteamiento responsable
Un planteamiento responsable de la estrategia privatizadora deber¨ªa ofrecer soluciones que permitan la continuidad y extensi¨®n de los servicios de telecomunicaci¨®n all¨ª donde -zonas geogr¨¢ficas, sectores sociales, productos- la rentabilidad es escasa o nula. En nombre de supuestos intereses sociales se busca una pretendida revoluci¨®n liberalizadora... s¨®lo donde el beneficio est¨¢ asegurado. Que conste que la b¨²squeda del beneficio es para toda empresa m¨¢s que leg¨ªtimo, un deber. Pero algunos desear¨ªan ver en el futuro de Telef¨®nica con el monopolio de los servicios m¨¢s dif¨ªcil rentabilidad, ampliando y manteniendo una red nacional que sirva de soporte a servicios liberalizados muy lucrativos. Naturalmente, esta visi¨®n parcialmente privatista es coherente con la propuesta de tarifas locales e interurbanas cobradas por debajo de su coste real. Cuanto m¨¢s bajas, m¨¢s rentables ser¨ªan los servicios derivados privatizados.
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