Qu¨¦ querr¨¢n
, Los toros del marqu¨¦s de Domecq eran unos benditos de Dios. Lo cual quiere decir que les pon¨ªan una muleta delante y la embest¨ªan con mucha decencia. Los animalitos de Dios no se quer¨ªan comer a nadie. El sexto, s¨ª, le peg¨® una voltereta a Fernando C¨¢mara, pero fue sin mala intenci¨®n. El diestro voltereteado le estuvo dando muchos pases y seguramente eso volvi¨® gil¨ª al buen toro. A los toros les ocurre lo que a todo el mundo: unos cuantos pases, vale, los aguantan; pero si son muchos, se vuelven gilis. C¨¢mara, Joselito y Curro V¨¢zquez ten¨ªan un extra?o empe?o en dar muchos pases y, en carribio, no ten¨ªan empe?o alguno en darlos con la verdad del toreo por delante. Es algo que no se entiende. Si se hubiera tratado de toros perversos, podr¨ªa tener sentido que los dieran sin demasiadas florituras, pero siendo aquellos toros unos benditos de Dios, no hab¨ªa raz¨®n para tomarse tantas ventajas. Qu¨¦ querr¨¢n, se preguntaba la afici¨®n. Qu¨¦ necesitar¨¢n Curro V¨¢zquez, Joselito y Fernando C¨¢mara para hacer el toreo verdadero y triunfar en Madrid.
Domecq V¨¢zquez, Joselito, C¨¢mara
Toros del marqu¨¦s de Domecq, bien presentados, flojos; tres mansos con el caballo, bravos 3?, 4? y 5? encastados y muy nobles los seis. Curro V¨¢zquez: estocada corta baja perdiendo la muleta (silencio); dos pinchazos, otro hondo, descabello - aviso -y otro descabello (silencio). Joselito: estocada (aplausos y tambi¨¦n protestas cuando sale al tercio); pinchazo, estocada, rueda de peones y dos descabellos (divisi¨®n).Fernando C¨¢mara: estocada en la suerte de recibir (ovaci¨®n y tambi¨¦n pitos cuando saluda); pinchazo, rueda de peones, dos pinchazos m¨¢s, estocada corta y nueva rueda de peones (silencio). Plaza de Las Ventas, 23 de mayo. 14? corrida de feria. Lleno de no hay billetes.
Hubo un toro entra?able. Le llamaran desde donde le llamaran, acud¨ªa presto al cite y segu¨ªa la muleta citadora con santa resignaci¨®n. Fue el tercero; Fernando C¨¢mara, el diestro citador. Desde todas partes del redondel citaba C¨¢mara, y all¨¢ se iba el torito bueno, importaba lo mismo que tuviese el viento en popa a toda vela o racheado de proa, en lontananza la querencia del toril o gozara la proximidad de sus hogare?os efluvios. La afici¨®n, conmovida, determin¨® que ese era el mejor toro de la corrida.
Es dudoso que fuera el mejor de la corrida, sin embargo. Los restantes tambi¨¦n tuvieron un disciplinado comportamiento, con la diferencia de que no les dieron oportunidad de demostrarlo. Joselito, cuya falta de imaginaci¨®n y escasa torer¨ªa hab¨ªa puesto al descubierto la santidad del segundo toro, hizo cuanto le fue posible para esconder las muchas virtudes del quinto; entre otras de especial m¨¦rito, su bravura. A ese toro le impidi¨® Joselito que se arrancara de largo al caballo y en el ¨²ltimo tercio le ahog¨® la embestida, dando a entender que no la ten¨ªa.
La estrategia le result¨® vana a Joselito, porque la afici¨®n no es ni miope ni tonta. Y como tampoco es corta ni perezosa, le peg¨® la gran bronca por privar al toro de la raz¨®n misma de su existencia, que es combatir con bravura en todos los tercios de la lidia.
A su toro anterior le tore¨® Joselito con unas trazas que defraudaron a la afici¨®n. Joselito, a quien la afici¨®n madrile?a apoy¨® siempre porque, a¨²n muy cr¨ªo, hab¨ªa hecho de la torer¨ªa bandera, no pod¨ªa citar por fuera del hilo del pit¨®n, descargar la suerte a conciencia, abusar descaradamente del pico. Bueno, seguramente pod¨ªa, ya que lo hizo. Pero qued¨® como un insufrible pegapases.
Ni toro que embest¨ªa desde donde lo llamaran, ni toro noblet¨®n que aceptaba cuantos pases quisieran darle, sirvieron a Curro V¨¢zquez, Joselito y Fernando C¨¢mara para interpretar con autenticidad el toreo. O sea que los seis toros se fueron al desolladero con las orejas puestas. Lo cual permite sospechar que estos tres diestros son incapaces de hacer el toreo con el toro bendito y necesitan el toro inofensivo, que embista a estilo carret¨®n. Claro que si un d¨ªa aparece ese toro de estilo carret¨®n en el ruedo, bajar¨¢ la afici¨®n a ligarle naturales, y los tres diestros habr¨¢n de quedarse solitos en el desolado tendido, gritando "?Picooo!
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