El dictador del hambre
La primera reacci¨®n del presidente Mengistu a la crisis desesperada de su r¨¦gimen fue hacer una leva de todos los menores de 18 a?os. Su segunda y m¨¢s racional respuesta fue abandonar el pa¨ªs. ( ... ) Dif¨ªcilmente puede ser una coincidencia que Mengistu haya huido justo una semana antes de que se abran en Londres las negociaciones de paz. El que dejara el poder ha sido durante mucho tiempo el prerrequisito para hacerlo. ( ... ) Con la mediaci¨®n de un alto funcionario estadounidense, puede que Washington se apunte pronto todo el asunto como un nuevo ¨¦xito en su determinaci¨®n de liquidar las -crisis que se consideran un subproducto de la guerra fr¨ªa. ( ... )Etiop¨ªa es una revoluci¨®n que sali¨® muy mal. No cabe duda que era v¨¢lido el intento de transformar despu¨¦s de 1974 lo que en gran parte era a¨²n una sociedad feudal. Sin embargo ( ... ), la lucha por el poder y la predominancia del Ej¨¦rcito se combinaron con un dogmatismo inmaduro en una mezcla de represi¨®n e ineficacia. Quiz¨¢ el principal error de Mengistu haya sido adoptar una desastrosa pol¨ªtica de integraci¨®n nacional, desaprovechando la oportunidad de concertar la paz con los separatistas eritreos, que llevaban 15 a?os de lucha. La Uni¨®n Sovi¨¦tica anim¨® a Mengistu a persistir en esa locura. Esto ahond¨® la militarizaci¨®n del r¨¦gimen. ( ... ) La otra superpotencia tambi¨¦n tuvo un papel decisivo, apoyando a Somali¨¢ en la invasi¨®n del Ogad¨¦n. 22 de mayo
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