Solchaga propone a sindicatos y patronal que pacten el reparto de las mejoras de productividad

El ministro de Econom¨ªa, Carlos Solchaga, expuso ayer las l¨ªneas maestras del pacto de competitividad que impulsar¨¢ el Gobierno a trav¨¦s de la negociaci¨®n de todas las fuerzas sociales. Aunque el estilo extremadamente denso del didcurso impide llegar hasta el fondo de sus planteamientos, sus rasgos m¨¢s destacados ponen de relieve la extraordinaria importancia de la propuesta para la econom¨ªa espa?ola. Los ejes b¨¢sicos del pacto que propone Solchaga son: acuerdo entre sindicatos y patronal sobre el reparto de las mejoras de productividad, introducci¨®n de una cl¨¢usula universal de revisi¨®n salarial que corrija autom¨¢ticamente las desviaciones de los objetivos macroecon¨®micos, y, reformar los mecanismos de contrataci¨®n, las ordenanzas laborales vigentes, los sistemas de protecci¨®n al desempleo y, la formaci¨®n profesional.

El discurso que pronunci¨® ayer Solchaga en la apertura de la Feria de Barcelona revela por primera vez las claves del futuro pacto de competitividad. La idea b¨¢sica implica un fuerte compromiso de sindicatos y patronal en el dise?o de parte de la pol¨ªtica econ¨®mica.El esquema propuesto es el siguiente. Primero, el Gobierno establece el ritmo de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) nominal, empleando como instrumentos b¨¢sicos la pol¨ªtica monetaria (tipos, de inter¨¦s) y la pol¨ªtica fiscal (presupuestos). (La tasa de crecimiento del PIB nominal es el resultado de sumar el porcentaje de crecimiento del PIB real y la tasa de inflaci¨®n. El a?o pasado, por simple, el PI B real creci¨® el 35%, la inflaci¨®n un 6,5%, y el PIB nominal el 10%). Es decir, el Gobierno decide cu¨¢l es el incremento ¨®ptimo del PIB nominal, sin que se produzcan desequilibrios, de forma que el crecimiento pueda ser lo m¨¢s duradero posible.

El segundo paso es proponer a sindicatos y patronal que, una vez decidido el crecimiento del PIB nominal, acuerden entre s¨ª c¨®mo se distribuye este incremento entre inflaci¨®n y aumento del PIB real. Es decir, ser¨ªan las fuerzas sociales las que marcar¨ªan el objetivo de inflaci¨®n. El aumento del PIB real refleja fielmente el incremento de la actividad econ¨®mica, con independencia (le los precios.

Econom¨ªa considera que en Espa?a el aumento de la inflaci¨®n depende en un 55%, de la evoluci¨®n de los salarios, en un 15%, del aumento de los beneficios empresariales y el resto est¨¢ en funci¨®n de los precios de las importaciones. El ministro se?ala que una vez fijado el crecimiento nominal, cuanto menos aumente la inflaci¨®n mayor ser¨¢ el aumento de la econom¨ªa real y, por tanto, de la productividad.

El tercer paso supone una segunda elecci¨®n por parte de sindicatos y patronales. Una vez decidida la tasa de crecimiento de la econom¨ªa real hay que elegir qu¨¦ parte se destina a aumentar empleo y cu¨¢l a mejorar el poder adquisitivo. Si el empleo no var¨ªa, el incremento del PIB real equivale al aumento de productividad. Por ejemplo, si el empleo no var¨ªa todo el aumento de la productividad redunda en mejora del poder adquisitivo y de los beneficios. Pero se puede optar por repartir este incremento del PIB entre aumentar el empleo o mejorar el poder adquisitivo de los salarios en la proporci¨®n que se pacte. Para Solchaga el verdadero debate debe plantearse sobre c¨®mo mejorar el poder adquisitivo -salarios reales- - y no sobre salarios nominales.

En otro frente se propone reformar la protecci¨®n al desempleo. Se pretende sustituir las, ayudas actuales (que funcionan como un subsidio, por transferencias parecidas a la inversi¨®n. Se destinar¨¢n los mismos recursos pero se emplear¨¢n en formaci¨®n para facilitar la reinserci¨®n y evitar el fraude.