?Vivir en Kuwait?
Antes de la guerra del Golfo, los habitantes de la regi¨®n estaban de acuerdo en una cosa: Kuwait era el emirato m¨¢s evolucionado, el mejor administrado, el m¨¢s independiente. ?No era acaso el ¨²nico que dispon¨ªa de un Parlamento? No hab¨ªa establecido relaciones diplom¨¢ticas con Pek¨ªn y Mosc¨² mucho antes que sus vecinos? Un dicho popular dec¨ªa: "El petr¨®leo y los palestinos son los que han construido el Kuwait moderno".Era verdad. Llegados en su mayor¨ªa tras la guerra ¨¢rabo-israel¨ª de 1948, los casi 400.000 palestinos del emirato estaban presentes en todos los mecanismos de la Administraci¨®n, del sector petrolero, de la banca, de la prensa (una de las mejores del mundo ¨¢rabe), de la investigaci¨®n cient¨ªfica, de la salud. Estaban bien pagados, pero no ten¨ªan ning¨²n derecho c¨ªvico.
Invadido el 2 de agosto de 1990 por Irak, Kuwait fue liberado el 28 de febrero de 1991. Se estima en unos 2.000 los palestinos que colaboraron con los ocupantes. Pero desde la liberaci¨®n del territorio, todos los palestinos son v¨ªctimas de una caza de brujas. M¨¢s de 180.000 han emigrado a Australia, a Canad¨¢ y a los pa¨ªses que han querido acogerlos, puesto que no tienen patria. Los otros tienen el sentimiento de ser indeseables.
Es cierto que los iraqu¨ªes han incendiado los pozos de petr¨®leo y han saqueado todo, y que los bombardeos aliados han destruido parte de las infraestructuras. Sin embargo, sin los palestinos y los egipcios que organizaron la educaci¨®n nacional, las autoridades no podr¨ªan ahora poner el pa¨ªs de nuevo en marcha. Peri¨®dicamente anunciada, la vuelta de cerca de 400.000 kuwalt¨ªes en el exilio se va aplazando cada d¨ªa.
Durante la guerra, la familia reinante de los Al Sabah tuvo que hacer promesas a la oposici¨®n que se neg¨® a colaborar con los ocupantes. Terminado el conflicto, parece no tener ninguna prisa en cumplirlas. Es verdad que la apuesta es fuerte: la democratizaci¨®n que implican unas elecciones supone compartir el poder y, por consiguiente, el man¨¢ del petr¨®leo.
S¨®lida, leg¨ªtima, la oposici¨®n kuwalt¨ª tiene una larga historia desconocida en Europa. Desde 1918, los comerciantes que enriquec¨ªan al emirato antes de que en 1946 cornenzara la explotaci¨®n del petr¨®leo reclamaron al protectorado brit¨¢nico la creaci¨®n de un Consejo de sabios que repartiera la administraci¨®n del pa¨ªs entre ellos y los Sabah. En 1920, defendieron el ernirato contra las intenc¨ªones hegem¨®nicas de su poderoso vecino, el rey Abdelaziz Ibn Saud, pero no pud¨ªeron impedir que el alto comisario brit¨¢nico, sir Perey Cox, le atribuyera en 1922 ?las dos terceras partes del territorio kuwait¨ª!
Nueva tensi¨®n en 1937-1938 entre los Al Sabah y el Bloque Nacional, que formul¨® reivindicaciones pol¨ªticas, econ¨®micas y sociales y consigui¨® la creaci¨®n de un Consejo Legislativo de 14 miembros. Estos ¨²ltimos votaron una ley tendente a reducir la influencia de los brit¨¢nicos y propusieron la uni¨®n de Kuwait a Irak. Inaceptable para Londres y para el emir, los elegidos fueron enviados a la c¨¢rcel.
Hay que esperar a la independencia, en 1961, para que el jefe del Estado, el emir Abdallah, hombre sabio y clarividente, autorice la elecci¨®n de una Asamblea Constituyente. La Constituci¨®n ser¨¢ promulgada en 1962 y al a?o siguiente ser¨¢ elegido un Parlamento. Pr¨ªncipe heredero y primer ministro desde 1966, el jeque Jaber es nombrado emir en 1978 y dirige el Estado con mano de hierro. Desde entonces, las crisis se han multiplicado.
La oposici¨®n parlamentaria, bajo el b¨¢culo de Amad al Jatib, critic¨® en su momento la pol¨ªtica petrolera alineada con Estados Unidos y Arabla Saudi, y reclam¨® la nacionalizaci¨®n de las coinpa?¨ªas extranjeras. Dicha nacionalizaci¨®n tuvo lugar, finalmente, el 1 de diciembre de 1975, pero fue fuente de nuevas tensiones cuando la oposici¨®n pretendi¨® obligar a varios pr¨ªncipes-ministros a explicar ante los diputados su enriquecimiento personal.
Arabla Saud¨ª, temiendo este mal ejemplo y un contagio democr¨¢tico en ella y en los emiratos del Golfo, "aconsej¨®" con firmeza al emir Jaber que disolviera el Parlamento, fuente de todos los males. Esto ocurrir¨¢ una primera vez en 1976, y una segunda en 1986. Ya mucho antes de la guerra del Golfo, la oposici¨®n no ha dejado de extenderse.
Hoy comprende a los viejos nacionalistas como Amad al Jatib y Jassen Qatami; a los Hermanos Musulmanes sun¨ªes, motor de la resistencia durante la ocupaci¨®n iraqu¨ª; a la minor¨ªa shi¨ª (alrededor del 30%) de la poblacl ¨®n); a los miembros de la C¨¢mara de Comercio, bajo la direcci¨®n de Abdelas¨ªs al Zakr; a los antiguos parlamentarios, conducidos por su ¨²ltimo presidente, Jassen Saadun; a Abdelas¨ªs Muwtawwa, jurista y militante a favor de los derechos humanos; a j¨®venes intelectuales de familias burguesas, como Ahmad al Rab¨ª y Abdallah Nibari.
Todos ellos reprochan a la familia reinante no haber sabido defender el emirato la v¨ªspera de la invasi¨®n, haber huido ante el enemigo y, una vez liberado Kuwait, tener miedo de su pueblo. Denuncian la ley marcial, que da al pr¨ªncipe heredero, jeque Saad, "el derecho a registrar a personas, locales y viviendas a cualquier hora del d¨ªa o de la noche; ordenar el control de la correspondencia y organizar escuchas telef¨®nicas; realojar a los kuwalt¨ªes o personas nacidas en Kuwait en etras ciudades o barrios; impedir toda reuni¨®n publica y suspender las actividades de cualquier asociaci¨®n...
Adem¨¢s, Kuwait debe hacer frente a una grave crisis de tesorer¨ªa en un momento en que las exportaciones de petr¨®leo no podr¨¢n reanudarse antes de muchos meses. En efecto, la contribuci¨®n al esfuerzo de guerra de los aliados se eleva a 16.000 millones de d¨®lares, de los cuales s¨®lo se han entregado 9.200 millones. A esto hay que a?adir el apoyo a las familias en el exilio, el pago de los atrasos salariales a los 70.000 funcionarios, una moratoria sobre las deudas a particulares (4.000 millones de d¨®lares), etc¨¦tera.
Por el contrario, los dividendos de los haberes colocados en el extranjero no pasar¨¢n de los 8.000 millones de d¨®lares. Por supuesto, est¨¢ el tesoro de KIO (Kuwait Investment Office), estimado entre los 80.000 y los 100.000 millones de d¨®lares. ?Habr¨¢ que empezar a gastarlo? Como el emir se niega por el momento, algunos recuerdan que Sadam Husein pidi¨® una cancelaci¨®n de la deuda iraqu¨ª y una donaci¨®n de 10.000 millones de d¨®lares y que el emir Jaber le respondi¨® que ¨¦l no pod¨ªa ir m¨¢s all¨¢ de los 9.000 millones, lo que aceler¨® la crisis del 2 de agosto...
Desde entonces se impone una pregunta: ?el pa¨ªs se orienta hacia el final del Estado-rentista? En este tipo de Estado, la riqueza est¨¢ en manos de la familia reinante que redistribuye una parte entre los habitantes bajo diversas formas: subvenciones, contratos de Estado, becas de estudio, cuidados m¨¦dicos gratuitos, etc¨¦tera. A cambio, niega a la sociedad el derecho de tener una verdadera representaci¨®n elegida, Inmiscuirse en la gesti¨®n del pa¨ªs y contestar, por poco que sea, su autoridad.
?Qui¨¦n ganar¨¢ ma?ana, la voluntad popular o el pr¨ªncipe, que tiende a conservar sus privilegios? La respuesta no vendr¨¢ s¨®lo de los kuwalt¨ªes. Se encuentra tambi¨¦n en Riad, donde la democracia huele a azufre, y en Washington, donde est¨¢n divididos entre el deseo de favorecer el proceso democr¨¢tico y el temor a desestabilizar el r¨¦gimen.
es director del Centro de Estudios Contempor¨¢neos de Oriente, de la nueva Sorbona de Par¨ªs.Traducci¨®n: Mar¨ªa Teresa Vallejo.
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