L¨¢grimas por Gandhi
Centenares de indios homenajean a diario al asesinado l¨ªder en el lugar del magnicidio
GEORGINA HIGUERAS, ENVIADA ESPECIALEl podio desde el que Rajiv Gandhi deb¨ªa de haberse dirigido al pueblo de Sriperumbudur el 21 de mayo pasado sigue estando en pie en mitad de una explanada en la que pacen los bueyes y las cabras. La alfombra roja, ahora polvorienta, muere en el cerco hecho con ramas en cuyo centro una silla de madera que sujeta una corona de flores marchitas recuerda el lugar exacto donde fue asesinado el ex primer ministro indio y otras 18 personas. Una mujer, de aspecto humilde, llora sentada en el suelo, y otra veintena de personas contemplan el triste escenario con caras entre compungidas y curiosas.
El polic¨ªa y los cuatro soldados encargados de vigilar el lugar aseguran que por la ma?ana temprano y a la ca¨ªda de la tarde, cuando el sol ya no da?a, son centenares los que vienen a presentar sus respetos al desaparecido l¨ªder. Los militares se han construido una choza y dormitan sin ganas de contestar preguntas. Los visitantes tampoco quieren hablar, pero en ellos es patente un sentimiento de inseguridad y miedo. "Creo que ha sido una conjura internacional, de pa¨ªses interesados en desestabilizar India", afirma Paul, un tamil de 32 a?os que no quiere decir su apellido y que advierte que "es muy f¨¢cil" responsabilizar del asesinato a los Tigres de Liberaci¨®n de la Tierra Tamil (LTTE). "No tiene por qu¨¦ ser s¨®lo Sri Lanka, otros pa¨ªses pueden estar implicados", a?ade.El LTTE lucha contra el Gobierno de la mayor¨ªa cingalesa de Sri Lanka por establecer en el norte un Estado independiente. Su empe?o goza de simpat¨ªa en este Estado indio de Tamil Nadu, donde sus miembros reciben ayuda de la poblaci¨®n, e incluso oficial. Hace cuatro meses, el Gobierno de Tamil Nadu fue destituido por el central bajo la acusaci¨®n de que proteg¨ªa a los Tigres y de que ¨¦stos hab¨ªan logrado reorganizarse y ponerse en conexi¨®n con otros grupos terroristas indios como los sijs y el Frente Unido de Liberaci¨®n de Assam (ULFA).
Los tamiles indios temen que, si se anuncia que ha sido una persona de esta etnia la que mat¨® a Gandhi, haya una revuelta sangrienta contra ellos como la hubo contra los sijs cuando mataron a su madre, Indira Gandhi. Las autoridades han reforzado tambi¨¦n la seguridad de la veintena de campamentos de refugiados tamiles de Sri Lanka que hay en el Estado.
Pasadas tres semanas del atentado y despu¨¦s de que el equipo de investigaci¨®n del Gobierno indio se trasladara a la vecina isla en busca de apoyo para esclarecer el asesinato, las huellas del crimen se pierden en una nebulosa cada d¨ªa m¨¢s densa.
Antes, nadie dudaba de que el cuerpo de mujer recompuesto por los forenses era el de la presunta kamikaze que hizo estallar un cintur¨®n explosivo cuando se acerc¨® a poner una guirnalda de flores a Rajiv. Las fotos publicadas de los ¨²ltimos momentos de la vida del ex l¨ªder del Partido del Congreso muestran claramente que la mujer llevaba pendientes, mientras que la cabeza recuperada a varios metros del lugar no los lleva.
Mane, un hombre corpulento de unos 50 a?os, casi huye corriendo cuando se le pregunta si cree que el LTTE se encuentra detr¨¢s de la muerte de Gandhi. Seg¨²n Ramaswami Ethiraj, los pol¨ªticos apuntan al LTTE porque no saben ad¨®nde mirar".
Ethiraj vive en Sriperumbudur y asegura que en el pueblo la gente "no sabe de terrorismos, ni de Tigres". "Consideramos a los tamiles de Sri Lanka nuestros hermanos, y punto", se?ala.
En Tamil Nadu, uno de los Estados m¨¢s pr¨®speros de India, la gente se pregunta por qu¨¦ iban a querer los Tigres matar a Gandhi cuando hab¨ªan comenzado las negociaciones con ¨¦ste. Una delegaci¨®n del LTTE se entrevist¨® en marzo pasado con el ex primer ministro en su casa de Nueva Delhi ante la perspectiva de que volviera al poder.
Al parecer, Rajiv Gandhi se estaba inclinando por la posibilidad de favorecer la independencia de los tamiles de Sri Lanka. Despu¨¦s de haber enviado en el a?o 1987 las tropas indias a la vecina isla para pacificar y proteger a los tamiles, y terminar por realizar una sangrienta guerra contra ¨¦stos, Gandhi estudiaba el apoyo formal a la partici¨®n de la isla.
Un pueblo marcado
No les gusta que su pueblo se conozca en el mundo por haber sido el lugar donde asesinaron a Rajiv Gandhi. Son los habitantes de Sriperumbudur y dicen ser gente pac¨ªfica. "Nosotros somos muy pac¨ªficos, no tenemos nada que ver con la violencia, no s¨¦ por qu¨¦ ha tenido que suceder aqu¨ª", comenta Ramaswarni Ethiraj. El pueblo apenas tiene una decena de calles. Bueyes y carromatos hacen casi intransitable la carretera que cruza Sriperumbudur. El calor es pesado y h¨²medo.El explosivo que mat¨® al exprimer ministro no tiene nada que ver con este pueblo anclado en la historia. La mayor¨ªa. de los 10.000 habitantes fue aquella noche de mayo a escuchar a Gandhi porque era "un acontecimiento extraordinario", y porque casi todos son votantes del Partido del Congreso.
"No escuch¨¦ ning¨²n ruido extra?o porque estaban estallando los fuegos artificiales, pero de pronto todos corr¨ªan y gritaban que hab¨ªa un tiroteo. Fue entonces cuando vi las llamas por encima de las cabezas de la gente. Salt¨¦ en mi bicicleta y corr¨ª a casa. Igual hicieron los dem¨¢s. Fuimos, tal vez, los ¨²ltimos en enterarnos de lo que hab¨ªa pasado. Est¨¢bamos en nuestras viviendas sin atrevernos a movernos", recuerda Binay Kumar, un estudiante de 18 a?os.
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