La URSS evita que sus revueltas nacionalistas puedan ser 'juzgadas' por Europa
La URSS y Turqu¨ªa lograron ayer aguar la creaci¨®n de un mecanismo de emergencia para resolver las situaciones de crisis en el Viejo Continente. Mosc¨² tem¨ªa que el ¨®rgano pudiese dar pie a sus vecinos para inmiscuirse en sus asuntos internos, alentando las revindicaciones nacionalistas en varias de sus rep¨²blicas. Aun as¨ª, los 35 ministros de Asuntos Exteriores de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperacion en Europa (CSCE) aprobaron ese procedimiento algo diluido ayer al t¨¦rmino de sus dos d¨ªas de reuni¨®n en la antigua capital alemana. Hasta los mas esc¨¦pticos se consolaban vaticinando que el famoso mecanismo se agilizar¨ªa y potenciar¨ªa en el futuro.
El anfitri¨®n de la reuni¨®n, el jefe de la diplomacia alemana, Hans-Dietrich Genscher, anunci¨® con cierta solemnidad en su rueda de prensa que "el proceso de la CSCE ha entrado ya en su fase operacional". "El Consejo de Ministros", prosigui¨®, "ha penetrado en tierras v¨ªrgenes, y ahora disponemos de una pol¨ªtica de seguridad operativa".Genscher se refer¨ªa al derecho de cada Estado miembro a solicitar una reuni¨®n del comit¨¦ de altos funcionarios de la CSCE si observaba en un pa¨ªs de su entorno "una seria situaci¨®n de emergencia" que suponga una violaci¨®n del Acta Final de Helsinki, el documento que sent¨® las bases de la ¨²nica organizaci¨®n en la que participan todos los pa¨ªses europeos, adem¨¢s de EE UU y Canad¨¢.
Los altos funcionarios, que se dar¨¢n cita en Praga, "pueden ponerse de acuerdo sobre recomendaciones y conclusiones para alcanzar una soluci¨®n" del contencioso, o convocar incluso una reuni¨®n ministerial si creen que la gravedad de lo sucedido lo requiere, pero los consejos que prodiguen no tienen car¨¢cter obligatorio para el Estado acusado por su vecino.
A pesar de no ser vinculante este mecanismo, comparable a una misi¨®n de buenos oficios, s¨®lo puede ser activado si lo solicita nada menos que m¨¢s de un tercio (12 miembros) de la CSCE.
La idea inicial fue que bastase con media docena de pa¨ªses para ponerlo en marcha, pero la URSS y Turqu¨ªa, temerosa de ser denunciada por Grecia a causa de su ocupaci¨®n de la parte septentrional de? Chipre, consiguieron elevar la cifra hasta 12.
A petici¨®n de la delegaci¨®n de la URSS, encabezada por Alexandr Besm¨¦rtnij, las conclusiones adoptadas en Berl¨ªn descartan adem¨¢s que el procedimiento de emergencia pueda ser utilizado en violaci¨®n del principio de no intervenci¨®n en los asuntos internos", entre los que los sovi¨¦ticos incluyen la situaci¨®n de las rep¨²blicas b¨¢lticas.
El propio Besm¨¦rtnij ech¨® mano de este argumento en el duelo verbal que le opuso a su hom¨®logo dan¨¦s, U. Ellemann Jensen, que evoc¨® la suerte de los b¨¢lticos, a cuyos representantes lituanos acogi¨® en el seno de su delegaci¨®n, mientras suecos, islandeses y belgas albergaban a letones y estonianos. Bajo el patrocinio de sus anfitriones, los tres ministros de Exteriores b¨¢lticos dieron despu¨¦s una sonada conferencia de prensa.
No fue, sin embargo, Dinamarca, s no una serie de peque?os pa¨ªses, como Suiza, Austria, Hungr¨ªa y Malta, los que m¨¢s se resistieron a las condiciones sovi¨¦ticas para aceptar el mecanismo. S¨®lo cuando, a las tres de la madrugada de ayer, el representante de Besm¨¦rtnij les dijo, en sustancia, "o lo toman o lo dejan", dieron su brazo a torcer. "Ha quedado descafeinado", se lamentaba un austr¨ªaco.
Vacilaciones
"Hemos avanzado en un ¨¢mbito en el que muchos vacilaban", se felicit¨®, en cambio, despu¨¦s Genscher. El mecanismo, prosegu¨ªa, "no requerir¨¢ para aplicarse el consenso del Estado incriminado", es decir, que por primera vez en la CSCE se supera el 1mprescIndible consenso. "Adem¨¢s", a?ad¨ªa, "se desarrollar¨¢ en el transcurso del tiempo".
M¨¢s pragm¨¢tico, un alto funcionario franc¨¦s explicaba que, "aunque no aterrorice al pa¨ªs afectado, el procedimiento de emergencia le resultar¨¢ desagradable porque ejercer¨¢ sobre ¨¦l una enorme presi¨®n psicol¨®gica de otros Estados y de los medios de comunicaci¨®n".
?sa es la principal virtud de lo acordado en Berl¨ªn, que dista mucho de las aspiraciones iniciales. Preocupado por impedir que sus vecinos se inmiscuyan en sus asuntos internos, Besm¨¦rtnij tambi¨¦n estuvo a punto de vetar el mi¨¦rcoles una declaraci¨®n de los 35 respaldando la unidad y la democratizaci¨®n de Yusgoslavia, por el temor de Mosc¨² a que alg¨²n d¨ªa sirviera para ser aplicada a la URSS. Al final, sin embargo, le dio su luz verde.
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