El fantasma andaluz
2.000 caballos enjaezados trasladaron la feria de abril al junio madrile?o
M¨¢s de 2.000 jinetes disfrazados de andaluces tomaron ayer Madrid durante tres horas. Bajo un sol de justicia recorrieron la ciudad para deleite de los escasos paseantes e indignaci¨®n de los conductores atrapados entre carros y caballos. Esta versi¨®n madrile?a del Roc¨ªo es parte de la VI Feria de Andaluc¨ªa, que se celebra en la Casa de Campo. El s¨¢bado, Yolanda L¨®pez, de nueve a?os, sufri¨® heridas leves al salir despedida de una de las atracciones instaladas en el parque.
Yolanda L¨®pez fue atendida en una casa de socorro del paseo de Extremadura. El propietario de la atracci¨®n, denominada la ola, ha sido denunciado por la polic¨ªa en el juzgado de guardia por carecer de seguro de accidentes. Este es el ¨²nico incidente ocurrido en la Feria de Andaluc¨ªa, que transcurre entre sevillanas, cervezas y fritos en las casetas instaladas en la Casa de Campo hasta el 30 de junio.La romer¨ªa de la feria estaba prevista para las doce de la ma?ana de ayer. A las once empezaron a llegar las furgonetas con los caballos a la improvisada cuadra instalada por el Ayuntamiento entre la catedral de la Almudena y el palacio de Oriente. En el reducido espacio, curiosos, jinetes y mujeres vestidas de faralaes sorteaban los caballos que se encabritaban nerviosos por el trasiego de las furgonetas.
Montado en su caballo Guapete, Jos¨¦ Ram¨ªrez, un cordob¨¦s de 60 a?os, se quejaba de la mala organizaci¨®n. "Meter animales, humanos y camiones en esta cuadra de vacas es antihumano y antianimal". Las protestas contra el Ayuntamiento eran generales. "Han cambiado el recorrido a ¨²ltima hora, han retrasado la salida", declaraba Miguel ?ngel Vaquero, presidente de la Asociaci¨®n Amigos de Andaluc¨ªa, "y, claro, todos est¨¢n nerviosos". Los ni?os entreten¨ªan la espera bailando sevillanas y posando para los turistas japoneses. Hacia la una de la tarde, la comitiva emprend¨ªa finalmente el camino a la Casa de Campo.
Los flamantes andaluces que montaban a caballo y cantaban en los carros ven¨ªan de Cuenca, Segovia, Toledo, Avila y, por supuesto, de Madrid. Entre ellos, vestido de campero, hab¨ªa incluso un japon¨¦s: Sato, el ni?o de Tokio.
El inter¨¦s de las infantas
Las caracter¨ªsticas de los participantes eran: due?o de uno o varios caballos; asiduo de las ferias de Sevilla, de Jerez y del Roc¨ªo, y en el caso de las mujeres, antiguas alumnas de clases de sevillanas. Vestida con un inmaculado traje de cola blanco en su BMW rojo, Mar¨ªa S¨¢nchez reconoc¨ªa que su gusto por las sevillanas empez¨® hace cinco a?os, "gracias al inter¨¦s mostrado por las infantas".
Vestida de paisano, Purificaci¨®n G¨®mez, una cordobesa de 53 a?os afincada en Morata de Taju?a, confesaba no saber bailar "porque en casa ¨¦ramos muchos hermanos y no hab¨ªa dinero para que nos dieran clases". Eva, de 14 a?os, y Paloma, de 10, han aprendido a bailar en el colegio y les gusta tanto que lo prefieren "a la m¨²sica disco".
Cinco caballos negros abr¨ªan la comitiva. En el centro, Benito Garc¨ªa, barba blanca sobre traje oscuro, montaba con la misma gracia que sus acompa?antes a pesar de sus 64 a?os. "Nosotros venimos de Torrelodones, y nuestro trabajo es ir a las plazas de toros para hacer demostraciones de alta escuela con los caballos".
Juan Jos¨¦ Belinch¨®n vino de San Mart¨ªn de la Vega con 18 caballos, pero ¨¦l prefiri¨® hacer el recorrido en un caballo de hierro, su Land Rover. Belinch¨®n, mirando las cabriolas de los animales, comentaba: "Montar requiere cierta chuler¨ªa. Uno monta para lucirse".
Ya en la Casa de Campo, la desorganizaci¨®n convirti¨® el paseo entre las casetas en una nube de polvo, en medio de la cual los jinetes luchaban desesperadamente por impedir que los caballos asaltaran las casetas.
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