Las hojas ca¨ªdas.

Las hojas ca¨ªdas vuelven a su ra¨ªz, como dice un viejo proverbio chino que sirve para ilustrar el regreso masivo del dinero a las c¨¢maras acorazadas de los bancos, donde se amontonan por igual los billetes y los pagar¨¦s y bonos, a corto plazo. En su expresi¨®n m¨¢s metaf¨®rica, este arrullo de papeles celosamente guardados ilustra la liquidez de la mayor¨ªa de las carteras y su renuncia sin reservas a la hora de afrontar riesgos. En la Bolsa, como en las otras esferas de las sociedades occidentales, la brecha entre ricos y pobres se ha ensanchado en el ¨²ltimo decenio y se dir¨ªa que esta fisura se hace m¨¢s perceptible en los mercados de acciones cuando la industria de valores en su conjunto se ve afectada por una disminuci¨®n general.El ambiente burs¨¢til -agobiado por las funestas consecuencias de una crisis de confianza causada por los esc¨¢ndalos financieros de Tokio- est¨¢ muy lejos de revivir los fastos del simb¨®lico rey Midas, que se pase¨® triunfal durante la primera mitad de los a?os ochenta por las plazas financieras. En la versi¨®n mitol¨®gica, Midas obtuvo de Dionisio la facultad de convertir en oro todo lo que tocaba, pero en su traducci¨®n a la realidad cotidiana de hoy las bolsas han perdido el don del afortunado monarca.