Inquietud por el aumento de las ca¨ªdas
El accidente padecido por Fabio Parra (Seguros Amaya) en el puente de Tancarville, en el kil¨®metro 21,5 de la etapa de ayer, reaviv¨® la pol¨¦mica sobre las numerosas ca¨ªdas padecidas por los corredores en este Tour. Los sinuosos trazados de acceso a las poblaciones, plagados de rotondas, y un pelot¨®n de 190 corredores lanzado a toda velocidad, son las causas del problema.El primer herido ilustre fue el dan¨¦s Rolf Sorensen (Ariostea), quien perdi¨® en Reims su maillot de l¨ªder y tuvo que abandonar. Ayer le toc¨® el turno a Parra, l¨ªder de Seguros Amaya, equipo que ya vivi¨® la p¨¦rdida de su jefe de filas inicial, Laudelino Cubino, veinticuatro horas antes de iniciarse el Tour. La protesta de los directores deportivos no se ha hecho esperar.
Albert Bouvet, director adjunto del Tour, expres¨® la preocupaci¨®n de la organizaci¨®n: "Estoy inquieto. Hasta ahora nunca nos hab¨ªamos visto obligados a rechazar la candidatura de una ciudad por culpa de los obst¨¢culos previstos para el tr¨¢fico de coches. Pero si los ayuntamientos no hacen nada por ayudarnos, al final no podremos satisfacer sus deseos de que las etapas finalicen en el interior de las poblaciones".
Bernard Hinault, el retirado pentacampe¨®n del Tour, record¨® en LEqu?pe el principal aspecto de la cuesti¨®n, el econ¨®mico. En el espacio que Hinault posee para responder a los aficionados, un lector le propuso ubicar las llegadas en la periferia de las poblaclones. "Existen soluciones, pero todas son muy costosas. Suprimir los islotes o las rotondas s¨®lo para el Tour es imposible, y llevar la carrera fuera de las ciudades es muy dif¨ªcil, porque los ayuntamientos pagan para ver llegar la carrera hasta el centro de las poblaciones". Excepto Lyon, que pag¨® 100 millones por acoger la salida del Tour, el resto de las ciudades o pueblos aportan un m¨ªnimo de 10 millones.
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