?D¨®nde estoy?

?Conocen los corredores el lugar que ocupan diariamente en la general? Hay aficionados que memorizan cada 24 horas la posici¨®n y la diferencia que separa a sus ¨ªdolos del liderato. Pero los ¨ªdolos no echan cuentas. Una somera encuesta, realizada el pasado mi¨¦rcoles, demuestra que nuestros ciclistas no est¨¢n muy interesados en saber su posici¨®n. Se mueven por aproximaciones, incluido el propio Delgado.

"?Mi puesto en la general? !Ah, ni idea!. S¨¦ que estoy a unos dos minutos y medio de LeMond". Delgado era el 60?, a 2.38 minutos de LeMond, cuando se le interrog¨® por su posici¨®n. Seguro que muchos segovianos conoc¨ªan la res: puesta a unos miles de kil¨®metros de distancia. Muchos segovianos s¨ª, pero uno de los segovianos de pro, no. Delgado s¨®lo atiende a la clasificaci¨®n cuando ¨¦sta se mueve a conciencia, una actitud que sorprender¨¢ a los aficionados, que leen y releen las clasificaciones, pero que parece muy com¨²n entre los profesionales."Creo que voy el ciento y pico a 3.30 del l¨ªder (115 a 3.35 era la respuesta exacta)", respondi¨® Marino Lejarreta. "Miro la clasificaci¨®n porque tengo aspiraciones en la general. Si no, me despreocupar¨ªa. Aun as¨ª, tampoco la miro todos los d¨ªas. Ser ahora el 70 0 el 90 no es importante, porque la carrera apenas se mueve con las llegadas al sprint".

Miguel Indur¨¢in tampoco es capaz de recordar su posici¨®n exacta ante la pregunta a traici¨®n. "Estoy a unos 2.30", responde sorprendido. "Del puesto ni me acuerdo. No lo memorizo". Indur¨¢in se une a sus colegas en la apreciaci¨®n de que no es una ligereza no saber la ubicaci¨®n en la general.

Enrique Guerricagoitia, del Seguros Amaya, fue uno de los m¨¢s concluyentes: "Ni idea. Lo mir¨¦ el otro d¨ªa. No s¨¦, creo que estoy a unos diez minutos... ?O eran catorce?... No s¨¦, la verdad es que no lo s¨¦ (183, a 11.58)". Herminio D¨ªaz Zabala, del ONCE, mostr¨® su sorpresa: "!Vaya, pues me han cazado!. No lo s¨¦. Creo que estoy a 4.30 o a cinco minutos (122, a 3.38)". El caso de D¨ªaz Zabala s¨ª parece m¨¢s preocupante: est¨¢ m¨¢s cerca de LeMond de lo que ¨¦l se imagina.

Javier M¨ªnguez, director del Seguros Amaya, terci¨® en el interrogatorio con ¨¢nimo conciliador y un tanto disuasorio: "Los corredores miran las clasificaciones, claro que s¨ª, cada d¨ªa". M¨ªnguez qued¨® en entredicho a las primeras de cambio: precisamente en su equipo abundaban los que no se acuerdan, los del creo-que-estoy-a-cuatro-minutos-y-pico. Posiblemente, M¨ªnguez se referir¨ªa a Quevedo, que podr¨ªa catalogarse como la excepci¨®n, una excepci¨®n sui generis.

Quevedo atendi¨® a la pregunta con mucha diligencia, como si llevara premio a?adido: "Estoy en el puesto 71 a 2.56. Lo miro todos los d¨ªas. Y no solo eso, miro la diferencia de mi jefe de filas con respecto al liderato para saber si una escapada es peligrosa o no". Tajante fue Quevedo en su respuesta, muy pedag¨®gico en su exposici¨®n ulterior. Pero la respuesta no era correcta: realmente estaba el 74 a 2.51, tres lugares por detr¨¢s y cinco segundos m¨¢s adelantado.

El caso Quevedo, aunque con m¨¢s humildad y menos memoria, estuvo por repetirse con Rodr¨ªguez Magro, del Banesto: "Yo, el 124 a 3.49. No tiene m¨¦rito porque vi la clasificaci¨®n ayer [por el martes] casualmente". Magro estaba, en esos momentos, el 126 a 3.41.