Indurain gana su primera gran contrarreloj
El espa?ol Miguel Indur¨¢in gan¨® su primera etapa como contrarrelojista en un Tour. Hace un a?o gan¨® en plena monta?a. Son dos ¨¦xitos que hacen s¨®lido a un aspirante. Sin embargo, el Tour parece m¨¢s cercano al norte americano Greg LeMond que a cualquier otro de los favoritos: el hundimiento final de Breukink y la tierra que ha puesto por medio con Bugno y Delgado -a 4.30 el espa?ol le colocan en una posici¨®n m¨¢s que envidiable. Entre otras cosas porque existen serias dudas de que Indur¨¢in pueda ser su enemigo en la monta?a o de que la monta?a sea suficiente para permitir el sue?o de Delgado.
La jornada hubiera sido excepcional para el equipo Banesto de no mediar LeMond. Ech¨¢varri coloc¨® a sus tres mejores corredores en las ocho primeras posiciones de la etapa, entre las cuales se intercalaba otro espa?ol, Melchor Mauri, que hizo una prueba convincente. Y la victoria parcial fue para uno de ellos, Indur¨¢in. La cuesti¨®n es que Ech¨¢varri quiere ganar el Tour, y ah¨ª es donde la lectura de lo sucedido ayer tiene otro sesgo: LeMond, que es el rival m¨¢s duro por su car¨¢cter y determinaci¨®n, dispone de ventajas que pueden ser muy bien administradas. El americano ha ganado 2.17 minutos a Indur¨¢in en el terreno donde el espa?ol deber¨ªa haber sacado mayor beneficio (el primer tercio del Tour era m¨¢s favorable a Indur¨¢in que a Delgado) y 4,30 sobre Delgado ante una previsi¨®n monta?osa no demasiado abundante. LeMond puede controlar a uno y a otro; con menos ha obrado milagros.El lado oscuro de la jornada presenta un tercer aspecto, nada desde?able, como es que el corredor franc¨¦s mejor situado en la general sea ahora mismo Jean Frangois Bernard, dado el previsible hundimiento del anterior l¨ªder, Thierry Marle, y el esperado de Laurent Fignon. La prensa francesa, sin dudarlo, querr¨¢ elevar a Bernard a los altares del podio tras seis a?os de sequ¨ªa (Hinault fue el ¨²ltimo franc¨¦s en ganar el Tour, en 1985). A¨²n tuvo Ech¨¢varri algo de fortuna porque Indur¨¢in est¨¢ por encima de Bernard y puede imponer el orden jer¨¢rquico establecido al comienzo de la carrera. De lo contrario, la presi¨®n ambiental subir¨ªa hasta el list¨®n del chauvinismo mal entendido.
Rid¨ªculo de Chiappucci
La jornada s¨ª fue luctuosa para la expedici¨®n italiana. Gianni Bugno hizo un tiempo discreto para tratarse de un especialista en la materia, y Chiapucci llev¨® sus bravatas al rid¨ªculo cuando se encontr¨® en solitario ante 73 kil¨®metros. El ofensivo Chiapucci tendr¨¢ que hablar mucho de ahora en adelante para recuperarle 6.18 minutos a LeMond. El Tour no perdona en este aspecto, experiencia que han sufrido en sus carnes desde Fignon (ahora a 5.12) al espa?ol Marino Lejarreta (ahora a 9.34).
Lo m¨¢s positivo para el Banesto fue la victoria de Indur¨¢in, largamente perseguida porque su prestigio como aspirante y sus condiciones naturales le obligaban a buscar un triunfo de este cariz en el Tour. Indur¨¢in prepar¨® esta etapa con un cuidado especial. Visit¨® el terreno en abril, incluso lo recorri¨® en bicicleta; lo estudi¨® en autom¨®vil detenidamente la tarde anterior (el viernes) y le ech¨® un ¨²ltimo vistazo al tramo final (el ¨²ltimo tercio) la misma ma?ana de autos. Indur¨¢in hab¨ªa sido segundo en varias etapas contrarreloj en los ¨²ltimos meses y su capacidad para labrarse un prestigio depend¨ªa de una victoria contra el crono.
Apuntarse un triunfo de este estilo significaba tambi¨¦n un golpe publicitario. A estas alturas, Indur¨¢in ha ganado ya dos etapas, una en lo alto de una monta?a (Luz Ardiden, 1990) y otra en una larga contrarreloj (Alen?on, 1991). Tiene, por tanto, los mismos derechos que Breukink para ser considerado un aspirante y obliga a los notables a tenerle en cuenta en los movimientos que registre la carrera en pr¨®ximas etapas. Indur¨¢in vive tambi¨¦n una situaci¨®n novedosa para ¨¦l: tiene el podio a un paso.
Semejante coyuntura hace medianamente feliz a Ech¨¢varri, deseoso de jugar este Tour con dos piezas. Su problema, sin embargo, es considerable. LeMond es el l¨ªder y se ha cobrado unas ventajas interesantes ante todos, Breukink incluido, que parecen suficientes dando por sentado que ha demostrado ser un verdadero maestro en el arte de la administraci¨®n de segundos. El Tour tiene, ahora mismo, un solo favorito. Y Ech¨¢varri la obligaci¨®n de fustrar un pron¨®stico tan evidente.
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