A la d¨¦cima potencia

Desde su ¨²ltima visita a Vitoria, en 1985, Oscar Peterson se ha visto obligado a aflojarse el cintur¨®n. Ha engordado tanto que parece como si se hubiera zampado una colosal raci¨®n de pianistas menos dotados que ¨¦l, todos en este caso. Peterson es el dios del pianismo total. No son s¨®lo 10 dedos bien entrenados, sino una mente y un coraz¨®n elevados a la d¨¦cima potencia los que dictan una m¨²sica que invoca a Liszt, Chopin y Debussy para que presencien algo que no tuvieron ocasi¨®n de ver en vida: el swing y el blues como aportaci¨®n fundamental de una cultura diferente. La conjunci¨®n es explosiva, ¨²nica. Teclas blancas y negras hermanando m¨²sicos negros y blancos de todos los tiempos en un resumen enciclop¨¦dico que Peterson rinde cada noche como homenaje al instrumento que ama.Junto a Ray Brown, seguramente el mejor contrabajista vivo, y Herb Ellis, un guitarrista afin con sus ideas, Peterson hizo en su concierto de Vitor¨ªa un deslumbrante recorrido por temas propios y ajenos; lo m¨¢s espectacular. quiz¨¢ fuera un Sweet Georgia Brown tocado al l¨ªmite, pero lo m¨¢s brillante sucedi¨® en una pasmosa interpretaci¨®n a piano solo de What a wonderf¨²l world. Jeff Hamilton, consciente del papel que el l¨ªder exige a los bater¨ªas, se limit¨® a la tarea de metr¨®nomo, aunque dej¨® constancia de su clase en un par de magn¨ªficos solos. El triunfo fue total. El p¨²blico arranc¨® una propina al cuarteto y se qued¨® con ganas de una segunda.

Una vez calmados los ¨¢nimos, la jornada concluy¨® con el tr¨ªo del excepcional contrabajista N. H. O Pedersen, el aspirante m¨¢s cualificado al centro de Ray Brown y, para muchos, a¨²n mejor que ¨¦l. Es una l¨¢stima que fieve en su banda al guitarrista Ulf Vakenius que no encaja en la primorosa est¨¦tica del dan¨¦s ni en la del estupendo bater¨ªa Alvin Queen.

En la secci¨®n Jazz del siglo XXI se pudo ver a un excelente quinteto dirigido por el pianista Jacky Terrasson y el contrabajista Pierre Boussaguet.