El G-7 quiere impulsar la negociaci¨®n de la Ronda Uruguay
Los l¨ªderes del Grupo de los Siete han dicho que la cumbre de Londres es un hito hist¨®rico, se han dado palmaditas y se han marchado. A miles de funcionarios les queda ahora una fren¨¦tica carrera contra el reloj para lograr que se cumplan los compromisos contra¨ªdos: resolver el Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles (GATT) y meter con calzador a la URSS en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial este a?o.
En la sede del GATT, en Ginebra, la reacci¨®n ha sido de estupor. Las negociaciones para liberalizar el comercio mundial llevan meses enpantanadas en un marasmo de complejos problemas t¨¦cnicos cuya ¨²nica salida resulta ser una dr¨¢stica acci¨®n pol¨ªtica al m¨¢s alto nivel. S¨®lo un cambio de posici¨®n de la Comunidad Europea en materia de subvenciones agrarias podr¨ªa desbloquear el problema.En la declaraci¨®n de los Siete se percib¨ªa una cierta comprensi¨®n hacia el proteccionismo agr¨ªcola comunitario -admitiendo que tiene razones pol¨ªticas, y no s¨®lo comerciales-, lo que lleva a los funcionarios del GATT a preguntarse si realmente recibir¨¢n nuevas instrucciones para reanudar su trabajo a toda prisa. "Los pol¨ªticos est¨¢n muy desconectados del actual estado de las negociaciones", declar¨® esc¨¦ptico un jefe de delegaci¨®n en Ginebra al "Financial Times".
La otra posibilidad es que los funcionarios se crucen de brazos y esperen que los grandes jefes resuelvan el asunto en una cumbre especial hacia octubre o noviembre, tal como sugiri¨® el presidente anual del G-7, el premier brit¨¢nico John Major. El director general del GATT, Arthur Dunkel, se apresur¨® a decir que no, que el trabajo segu¨ªa en manos de los negociadores t¨¦cnicos. Major quer¨ªa decir que los "jefes" estar¨ªan "m¨¢s atentos" a lo que ocurre en Ginebra, seg¨²n Dunkel.
Reforma sovi¨¦tica
El segundo gran cron¨®metro puesto en marcha en Londres es el que debe marcar el ritmo de la reforma sovi¨¦tica. Mija¨ªl Gorbachov volvi¨® ayer a Mosc¨² con la intenci¨®n de arrancar a las rep¨²blicas, especialmente a la Federaci¨®n Rusa, una inequ¨ªvoca declaraci¨®n sobre la unidad de mercado en la URSS -condici¨®n impuesta por los Siete-, a la espera de la firma del Tratado de la Uni¨®n. Fuentes sovi¨¦ticas explicaron que este nuevo documento deber¨ªa estar aprobado, as¨ª como varias leyes sobre inversi¨®n extranjera, en cuesti¨®n de una semana. De esta forma, el presidente de Estados Unidos, George Bush, podr¨ªa comprobar en su visita a Mosc¨² a finales de mes que las promesas y las declaraciones de amor al mercado efectuadas en Londres por Gorbachov empiezan a plasmarse en realidades. Y, al tiempo, se intentar¨ªa crear un mayor clima de confianza en la propia sociedad sovi¨¦tica, demostrando que la reforma va en serio. Los indicadores macroecon¨®micos est¨¢n en luz roja -la inflaci¨®n anual supera el 30% y hay riesgo de hiperinflaci¨®n, y la producci¨®n ha ca¨ªdo un 10% respecto al pasado mes de febrero- y exigenmedidas de emergencia.Mientras el presidente sovi¨¦tico pisa el acelerador de la reforma, el director del FMI, Michel Camdessus, debe establecer un Contacto urgente con Mosc¨² para empezar a resolver los casi Winitos problemas t¨¦cnicos que plantea la adhesi¨®n de la URSS. A Camdessus le han pasado una aut¨¦ntica "patata caliente". Los siete grandes han prometido a la Uni¨®n Sovi¨¦tica su integraci¨®n, pero sin f¨®rmula concreta. S¨®lo han dicho que enseguida. Es decir, para la asamblea anual del FMI, en oto?o, habr¨ªa que tener algo concreto. Al menos, en lo que respecta a la deuda exterior sovi¨¦tica, 65.000 millones de d¨®lares (m¨¢s de 6,5 billones de pesetas), cuyo servicio engulle m¨¢s de la mitad de los ingresos por exportaciones.
Los especialistas del FMI tendr¨¢n que analizar la deuda, preparar un proyecto sobre su consolidaci¨®n y reestructuraci¨®n -la mayor parte vence en 1992-, allanar la v¨ªa de asociaci¨®n al organismo y hacer sobre la marcha una radiograf¨ªa de la econom¨ªa sovi¨¦tica -que carece de una contabilidad inteligible y cuyo marco legal cambia d¨ªa a d¨ªa-, para empezar a trabajar en un diagn¨®stico sobre sus males y en una receta para curarlos, condici¨®n previa a los pr¨¦stamos. Para todo esto, el FMI dispone apenas de tres meses. Muchos t¨¦cnicos del Fondo y del Banco Mundial tendr¨¢n que dejar sus vacaciones.
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