La ventaja japonesa
El acuerdo entre la Comunidad Europea y Jap¨®n ignora los principales litigios comerciales
"Tengo entendido que a Edith Cresson le interesa mucho Jap¨®n", se?al¨® divertido el pasado jueves en La Haya Toshiki Kaif¨², primer ministro nip¨®n. Pero su hom¨®loga francesa no prepara unas vacaciones en Oriente. Su aut¨¦ntico deseo es a?adir el principio de la reciprocidad a cualquier acuerdo comercial entre la Comunidad Europea y Jap¨®n para equilibrar unas relaciones que por ahora se inclinan del lado japon¨¦s.
, Cresson trataba sobre todo de conseguir que la CE y Jap¨®n puedan importar cada uno el mismo n¨²mero de autom¨®viles al a?o. Un sector este, junto al electr¨®nico, donde la Comunidad aparece en desventaja frente a sus competidores nipones. La actitud de Francia, que a punto estuvo de bloquear la declaraci¨®n, no logr¨® la inclusi¨®n de cifras y cuotas precisas al respecto. Antes al contrario, el texto definitivo funda las relaciones econ¨®micas entre ambas partes "sobre un acceso equitativo a sus mercados respectivos basado en oportunidades comparables y en la b¨²squeda de f¨®rmulas que remuevan obst¨¢culos para el comercio y la inversi¨®n".Muy poco para Edith Cresson, que aun as¨ª acab¨® cediendo. Suficiente para Toshiki Kaifu, defensor del libre mercado sin cors¨¦s impuestos por unos acuerdos demasiado herm¨¦ticos con otros gobiernos o bloques econ¨®micos. Pasadero por ahora para Jacques Delors, presidente de la Comisi¨®n Europea, y Ruud Lubbers, primer ministro holand¨¦s y presidente de turno de la CE. Ambos arroparon a Kaifu durante el anuncio de una declaraci¨®n que Lubbers calific¨® de "marco donde cabr¨¢n luego acuerdos m¨¢s espec¨ªficos pero que consagra ya el compromiso comunitario y japon¨¦s de reforzar nuestra cooperaci¨®n en todos los campos".
Contencioso de los coches
El propio Kaifu, que derroch¨® sonrisas durante su estancia holandesa, se encarg¨® de soslayar por ahora el contencioso de los autom¨®viles. Un litigio que afecta tambi¨¦n a Italia y Espa?a, grandes productores de utilitarios. "Cuando los Doce se doten de un mercado ¨²nico en 1993 y las restricciones nacionales a la entrada de autos japoneses vayan desapareciendo, podremos discutir con mayor ¨ªmpetu", dijo el mandatario nip¨®n. Y as¨ª fue apartada la propuesta comunitaria de establecer un periodo transitorio hasta 1999 con que la CE esperaba controlar la entrada de coches de marca nipona: entre un 15% y un 17% hasta finales de siglo. Algo menos de tres millones de veh¨ªculos. La misma actitud, tan abierta como cautelosa, acompa?¨® la suerte del sector electr¨®nico y agr¨ªcola.
Mientras que Kaifu ofreci¨® un generoso escenario para la discusi¨®n pol¨ªtica, dedic¨® algo menos de una p¨¢gina a tratar los aspectos m¨¢s econ¨®micos de las relaciones entre la Comunidad Europea y Jap¨®n. Ello cuando, seg¨²n los analistas holandeses, el d¨¦ficit de la primera respecto a su comercio con Jap¨®n alcanz¨® en los cinco primeros meses de este a?o la cifra de 12.000 millones de d¨®lares. Un 67% m¨¢s que el se?alado durante el mismo periodo de 1990.
Un desequilibrio que las cifras de las mayores importaciones niponas de la CE no parecen capaces de reducir. Quiz¨¢ porque se trata de arte, tras los autom¨®viles el bien europeo m¨¢s apreciado por Jap¨®n. De los 2.800 millones de d¨®lares en piezas art¨ªsticas adquiridas en 1990 un 83% proced¨ªa de Europa, y sobre todo de Francia. Y para los japoneses, un cuadro pintado, por ejemplo, en Francia por un artista holand¨¦s apellidado Van Gogh y adquirido en una subasta en Nueva York aparece conceptuado en sus libros como importaci¨®n francesa. Una iron¨ªa algo amarga para Edith Cresson.
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