Miedo a la movilizaci¨®n
Bosko, ingeniero de 32 a?os, trabaja en un centro de investigaci¨®n electr¨®nica en Belgrado. Su hermano gemelo, Goran, psiquiatra, fue movilizado por el Ej¨¦rcito federal. Su jefe fue movilizado. Su compa?ero de la oficina, tambi¨¦n. Bosko pas¨® el fin de semana hablando con sus amigos en Suiza, solicit¨¢ndoles hospedaje y un trabajo. "?Para qui¨¦n voy a luchar? Tengo miedo a la movilizaci¨®n".
Un aut¨¦ntico p¨¢nico reina entre los hombres de Belgrado. Las invitaciones para la movilizaci¨®n ya no llegan por correo. Simplemente, un enviado toca el timbre de la casa o llega al puesto de trabajo. Muchos han dejado de contestar al tel¨¦fono, y cuando corre la voz de que se acerca una nueva movilizaci¨®n, simplemente no se duerme en la casa. "Todos mis amigos est¨¢n en Grecia", dice Zoran, fot¨®grafo de un diario de Belgrado, quien est¨¢ en un dilema: "Espero lo que llega y hacerme famoso por la fotograf¨ªa o huyo inmediatamente. En los pueblos serbios, los hijos se desped¨ªan para ir al servicio militar con una fiesta. Era un honor. Formaba parte de la cultura guerrillera serbia. En Valjevo, una ciudad a 200 kil¨®metros de Belgrado, ya no quedan hombres entre los 18 y los 55 a?os. Todos est¨¢n movilizados. En Belgrado, los hombres j¨®venes que no apoyan a la c¨²pula pol¨ªtica serbia no est¨¢n dispuesto a morir en una guerra fratricida. Sin embargo, una aparente calma reina en la capital yugoslava, donde las im¨¢genes sangrientas s¨®lo llegan a trav¨¦s de la televisi¨®n, y la gente no puede creer que se acerca un conflicto b¨¦lico.
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