El d¨¦ficit p¨²blico se duplica y llegar¨¢ al 2% del PIB en 1991

El menor crecimiento de los ingresos fiscales y el disparo de los gastos p¨²blicos han obligado al Gobierno a revisar sus previsiones presupuestarias. El objetivo que se marc¨® el Ejecutivo de concluir el a?o con un d¨¦ficit p¨²blico (diferencia entre ingresos y gastos p¨²blicos) del 0,9% del producto interior bruto (PIB) est¨¢ siendo rebasado ampliamente. El secretario de Estado de Hacienda, Antonio Zabalza, efectu¨® ayer una nueva previsi¨®n que cifra el d¨¦ficit alrededor del 2% del PIB.

El reconocimiento de que este a?o no se cumplir¨¢ el objetivo de d¨¦ficit presupuestado no significa, seg¨²n Zabalza, que el Gobierno haya claudicado tras sus reiterados e infructuosos esfuerzos de situarlo por debajo del 3% del PIB. El responsable de Hacienda apunt¨® tambi¨¦n que el Gobierno "est¨¢ replante¨¢ndose" si el objetivo de equilibrio presupuestario -o d¨¦ficit cero- es viable para 1993. La nueva previsi¨®n de d¨¦ficit del Estado est¨¢ calculada despu¨¦s del ajuste presupuestario, cifrado en unos 400.000 millones. El secretario de Estado evit¨® pronunciarse sobre esta cuesti¨®n, en su intervenci¨®n en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo, con el argumento de que lo explicar¨¢ el ministro esta semana. Con todo, el objetivo sigue siendo reducir el d¨¦ficit, y ello, seg¨²n puntualiz¨® Zabalza, por la v¨ªa de recortar el gasto antes que por la de aumentar los impuestos. Esta afirmaci¨®n choca con las cr¨ªticas contra los recortes del gasto p¨²blico en infraestructuras que ayer expuso, en el mismo foro, el director de econom¨ªa de la CEOE, Jos¨¦ Folgado. Seg¨²n Folgado, "recortar el gasto en infraestructuras es apostar en contra de la competitividad". Zabalza replic¨® que en los ¨²ltimos cinco a?os la CE ha conseguido recortar su gasto p¨²blico en un 1,2% del PIB, mientras que en Espa?a el gasto corriente ha aumentado una d¨¦cima su participaci¨®n en el PIB. En relaci¨®n con la ruptura de las negociaciones del pacto de competitividad, se?al¨® que, con o sin pacto, los costes y salarios espa?oles converger¨¢n con los de la CE. La diferencia, a?adi¨®, es que, sin pacto, tal convergencia conducir¨¢ a la destrucci¨®n de las empresas menos competitivas. P¨¢gina 33 Editorial en la p¨¢gina 8