Ni odio, ni violencia, ni armas
El robo de la tienda de antig¨¹edades Fernando Dur¨¢n parece confirmar, una vez m¨¢s, el estilo de los butroneros: "Sin odio, sin violencia, sin armas". Esta frase, escrita con orgullo por Albert Spaggiari en el banco franc¨¦s que acababa de robar por el sistema del butr¨®n, se ha convertido en la perfecta definici¨®n de un tipo de golpes en el que se combinan el sigilo y una cierta intelectualidad.Nadie vio ni oy¨® a los ladrones que asaltaron el local del anticuario Dur¨¢n. Como si tuviesen una idea clara de lo que quer¨ªan llevarse, no dejaron tras de s¨ª otro rastro que la vitrina rota y el agujero por el que entraron. Y cuanto mejores son los butroneros, m¨¢s limpios: desaparecen sin dejar huella.
La Brigada Judicial tiene fichadas a unas 500 personas que en diversas ocasiones han cometido robos por el m¨¦todo del butr¨®n. Son los mediocres o los aprendices. A los maestros del butr¨®n se los traga la tierra. Que se lo pregunten a la polic¨ªa, que sigue sin tener pistas sobre dos grandes golpes perpetrados en Madrid el a?o pasado: uno, al Banco Herrero de la calle de Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde y, el otro, al Banco Hispano Americano de la Gran V¨ªa.
En abril de 1990, durante el puente de Semana Santa, los butroneros entraron en el Banco Herrero a trav¨¦s de un agujero practicado en la pared del cuarto de basuras de un inmueble colindante. Desvalijaron 120 cofres de seguridad. La polic¨ªa no ha podido identiFicarles ni recuperar el bot¨ªn robado: unos 2.000 millones en joyas y dinero.
Durante el puente del Dos de Mayo de ese mismo a?o, los ladrones entraron en el Banco Hispano Americano y violentaron 59 cajas de seguridad, la mayor¨ªa de ellas vac¨ªas, seg¨²n fuentes de la entidad. Los encargados del caso tampoco han conseguido desenmascarar a los autores del golpe.
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