Promesas de apertura en Guinea
LA LIBERACI?N, ocho a?os despu¨¦s de su detenci¨®n, del famoso sargento Mic¨® ha sido presentada como un gesto de buena voluntad del Gobierno de Guinea Ecuatorial en v¨ªsperas del viaje de Felipe Gonz¨¢lez a esa antigua colonia espa?ola. Al final, el sargento ha resultado de lo m¨¢s ¨²til al r¨¦gimen de Obiang Nguema para transmitir a la ex metr¨®poli los mensajes que en cada momento consideraba convenientes. Una serie de equ¨ªvocos y casualidades ha determinado el destino de ese hombre, antiguo miliciano del dictador Mac¨ªas y autor en 1983, con otros dos militares que no tuvieron su suerte -fueron colgados-, de una revuelta involucionista que fracas¨®.Habi¨¦ndose refugiado en la Embajada de Espa?a, el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez se sinti¨® moralmente obligado a interesarse por su suerte, no por identificaci¨®n pol¨ªtica alguna con su aventura, relacionada con rivalidades de clanes, sino en defensa del principio de inmunidad de las err¨ªbajadas, de un lado, y de los derechos humanos -a la vista de la suerte corrida por los dos socios de Mic¨®-, de otro. As¨ª, fue preciso un viaje personal del ministro Mor¨¢n para que el r¨¦gimen guineano desistiera de su primera intenci¨®n de ejecutar al sargento una vez que Espa?a lo entreg¨® con ciertas condiciones.
El malentendido se ha prolongado hasta ahora mismo. Una pretendida hija de Mic¨® -que ¨¦ste ha declarado no conocer- inform¨® en un momento dado de que el sargento hab¨ªa sido ejecutado en la c¨¢rcel. La presentaci¨®n ante los periodistas del ya para entonces famoso ex golpista fracasado fue considerada por las autoridades (y la opini¨®n p¨²blica) espa?olas como un gesto de buena voluntad de Oblang. Entretanto, varios indultos personales del presidente ecuatoguineano conmutaron primero la pena capital por la de cadena perpetua y rebajaron ¨¦sta luego hasta culminar con su puesta en libertad, el pasado mi¨¦rcoles. Otros indultos de personas -como el abogado Jos¨¦ Luis Jones- encarceladas sin motivo veros¨ªmil, y por las que el Gobierno y la prensa espa?ola se interesaron, fueron tambi¨¦n anotados en el haber del dirigente africano cuando, tras alg¨²n desplante o nuevo desencuentro, se dirig¨ªa en demanda de ayuda a la antigua metr¨®poli.
Con una extensi¨®n comparable a la de Israel y una poblaci¨®n 10 veces menor (unos 400.000 habitantes), Guinea Ecuatorial re¨²ne las condiciones para que la ayuda de un pa¨ªs como Espa?a no s¨®lo sea visible, sino eficaz. Hasta ahora no ha sido as¨ª, seg¨²n diversos informes, incluido uno realizado hace dos o tres a?os por una comisi¨®n parlamentaria. La falta de mecanismos de control, el despilfarro y la desorganizaci¨®n, factores que siempre se citan a prop¨®sito de ayudas a otros pa¨ªses, parecen ser particularmente notables en Guinea. Los compromisos de democratizaci¨®n del r¨¦gimen reiterados cada vez que una nueva ayuda era solicitada han sido sistem¨¢ticamente incumplidos. Tras su golpe de 1979 contra Mac¨ªas -del que era sobrino-, Obiang se hizo proclamar presidente por un Consejo militar, y hasta 1989 no se celebraron elecciones presidenciales. Cuando las hubo, ¨¦l fue, por lo dem¨¢s, el ¨²nico candidato.
Espa?a condiciona parcialmente su ayuda a la efectiva democratizaci¨®n del r¨¦gimen. Ello, m¨¢s las condiciones de la regi¨®n, donde -con la excepci¨®n de Camer¨²n- se viven procesos de apertura democr¨¢tica en varios pa¨ªses, ha forzado a Obiang a anunciar medidas de liberalizaci¨®n que incluir¨ªan un refer¨¦ndum sobre la reforma del actual sistema para legalizar los partidos opositores. La actuaci¨®n de ¨¦stos es ahora m¨¢s abierta, y sus dirigentes exiliados han comunicado su decisi¨®n de regresar al pa¨ªs esta misma semana para presionar al Gobierno a acelerar la apertura. ?sta ser¨¢ una nueva prueba, previa al viaje de Gonz¨¢lez, para comprobar si las promesas de apertura de Obiang son algo m¨¢s que una estratagema para obtener de Espa?a, una vez m¨¢s, un salvavidas en forma de ayuda econ¨®mica.
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