Una familia vive con 53 gatos en un piso de 60 metros cuadrados
Los empleados del Centro Municipal de Recogida de Animales fueron el martes pasado a la vivienda de Mar¨ªa Rosa del Molino, en el n¨²mero 26 de la calle de Canarias, a recoger "tres" gatos y se encontraron con 53. Grandes y peque?os, atigrados, gris¨¢ceos, dormidos o bufando, sobre las mesas, en las camas, bajo las sillas: no hab¨ªa rinc¨®n del piso, de 60 metros cuadrados, en el que no hubiera gato.Desde hac¨ªa tres a?os, los vecinos denunciaban el mal olor que impregnaba la ropa tendida en el patio y las paredes, y que, pelda?o a pelda?o, sub¨ªa desde el segundo piso. Mar¨ªa Rosa, de 40 a?os, y sus tres hijos insistieron hasta el ¨²ltimo momento en que s¨®lo ten¨ªan tres gatos.
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Los vecinos denunciaron el intenso olor a gato que impregnaba el edificio
Viene de la p¨¢gina 1El olor era tan intenso que no se pod¨ªa respirar. Llegaba hasta la calle", protestaba ayer uno de los vecinos. "O¨ªamos a los gatos rascar las paredes, los ve¨ªamos pasar de una ventana a otra, pero jam¨¢s imaginamos que tuviesen tantos", contin¨²a. "Hablamos con Mar¨ªa Rosa sin ning¨²n ¨¦xito", explica Alberto, que vive en el cuarto, "y al final la denunciamos. Dio lo mismo: dej¨® de hablarnos, no abr¨ªa la puerta a nadie y la casa cada vez apestaba mas y m¨¢s
"Volvi¨® a casa de sus padres cuando se separ¨® de su marido. Al morir su madre empezaron los problemas: les cortaron el agua, la luz y el tel¨¦fono. Como las cisternas no funcionaban, la madre y los ni?os hac¨ªan sus necesidades en bolsas de pl¨¢stico. El fontanero y el que vino a arreglarles el telefonillo son los ¨²nicos que han entrado en la vivienda ¨²ltimamente y salieron asqueados", comenta Rafael Pe?a, que vive en el cuarto.
"Esa casa es el Tercer Mundo", contin¨²a Rafael. "No tienen cocina ni gas. Si Vittorio de Sica viviese, filmar¨ªa una pel¨ªcula". Algunos vecinos dejaban comida para la familia en el pomo de la puerta. Mar¨ªa, que vive en el quinto desde hace 29 a?os, se quejaba ayer de la situaci¨®n de los tres hijos, de 18, 15 y 12 a?os. "Los ni?os est¨¢n expuestos a un tifus. Los de limpieza sacaron muebles llenos de excrementos de gato".
Mar¨ªa Rosa del Molino y sus hijos intentaron conservar los animales escondi¨¦ndolos. En la noche del domingo subieron los 53 gatos a la azotea de la casa y los encerraron en el cuarto de los contadores de la luz. Ning¨²n vecino escuch¨® la misteriosa procesi¨®n que subi¨® los seis pisos. "Cuando lleg¨® el inspector no encontr¨® nada. Al ver que ten¨ªan cortada la luz, subi¨® a la azotea, donde est¨¢n los contadores, y all¨ª los vio", cuenta Alberto.
Al d¨ªa siguiente, dos empleados fueron a recoger a los felinos que Mar¨ªa Rosa hab¨ªa guardado celosamente durante tres a?os en ,una vivienda que no excede los 60 metros cuadrados. En la perrera municipal, 50 gatos esperan que la Junta Municipal de Arganzuela decida que sean o no sacrificados. En el n¨²mero 26 de la calle de Canarias, los vecinos comentaban ayer, fatalistas, que la familia ha guardado tres gatos. "Con que haya una hembra y un macho, todo vuelve a empezar".
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