S¨¢hara
Siempre hay canallas que aprovechan los estados de confusi¨®n y de barullo, los acontecimientos populares o las cat¨¢strofes para abusar del pr¨®jimo sin que se note mucho. Un ejemplo perfecto de esa indecencia humana lo ha dado ahora Hassan de Marruecos, que crey¨® que, en el revuelo y la consternaci¨®n del golpe ruso, iba a poder destripar unos cuantos saharauis impunemente.Y lo peor es que casi ha acertado. Resulta curios¨ªsimo observar el distinto rasante que el Primer Mundo aplica para juzgar las cosas. A¨²n recuerdo c¨®rno herv¨ªa la sangre en Occidente, c¨®rrio lloraban los presidentes y los generales (esas criaturas siempre tan sensibles) y c¨®mo se desesperaban los padres de la patria ante los atropellos cometidos en Kuv¨ªait por los iraqu¨ªes. Y s¨ª, sin duda Hussein es un maldito criminal y una bestia parda, pero realmiente no s¨¦ c¨®mo catalogar a nuestro amigo Hassan, famoso por sus mazmorras de tortura, ese Hassan que, como Hussein, incumple de manera flagrante los mandatos de la ONU y masacra civiles. Con ayuda del fino armamento que Espa?a le vende, por supuesto. Quiero decir que tambi¨¦n es un energ¨²meno, y, sin embargo, ah¨ª le tienen, hecho todo un rey, y un aliado occidental, sin que los sensibles cuidadores del orden internacional se le cabreen. Claro que los saharauis s¨®lo tienen coraje, no petr¨®leo.
Son pocos y son pobres, de ah¨ª el silencio general. Un silencio que amenaza con reventarnos los o¨ªdos. Sobre todo los o¨ªdos de los espa?oles, que colonizamos y explotamos a los saharauis durante casi 100 a?os, para luego venderles y abandonarles como quien arroja un papel viejo. ?Y qu¨¦ hacemos hoy, bailar a dos aguas? Si ahora no apoyamos de verdad a los saharauis pondremos la guinda a una historia de infamia.
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