Las viejas glorias acaparan el Open de EE UU
El sue?o de Jimmy Connors se ha convertido tambi¨¦n en el de Martina Navratilova. Subir, atacar, revivir viejas t¨¢cticas y viejas glorias. Los mitos del tenis han resucitado inesperadamente en el Open de Estados Unidos, siempre a base de momentos apote¨®sicos. El jueves, Connors, semifinalista a los 39 a?os de edad, y ayer, Navratilova, finalista a los 34. La 6? cabeza de serie cumpli¨® con su parte al derrotar a Steffi Graf (Alemania, 1?), por 7-6 (7-2), 6-7 (6-8) y 6-4. Jugar¨¢ as¨ª la final ante Monica Seles (Yugoslavia), que venci¨® a Jennifer Capriati (EE UU), por 6-3, 3-6 y 7-6 (7-3).
Entre Seles, 17 a?os, y Capriati, 15, que jugaron un partido a palo limpio y con m¨²ltiples roturas de servicio, suman menos edad que Navratilova. La final femenina se celebrar¨¢ hoy entre las dos semifinales masculinas: el sueco Stefan Edberg (21) y el checoslovaco Ivan Lendl (51), y Connors contra su compatriota Jim Courier (41).Los recursos de Connors y Navratilova no tienen fin. Connors consigui¨® su 14? semfinal del Open de su carrera el jueves por la noche con otra victoria apasionante, esta vez contra el holand¨¦s Paul Haarhuis por 4-6, 7-6 (7-3), 6-4 y 6-2.
Cada vez que Haarhuis intent¨® poner su rival de espaldas a la pared, Connors se invent¨® nuevas soluciones. Su tenis es b¨¢sico: un rev¨¦s a dos manos profundo y sin rotaci¨®n en la pelota y voleas violentas que cortan como un pu?al. Lo que no tiene igual es su esp¨ªritu de lucha y un poder de recuperaci¨®n asombrosos. Haarhuis tuvo oportunidad de clavar la estaca en el coraz¨®n del monstruo, pero en el momento de la verdad fue incapaz de golpear el martillo.
El momento decisivo vino en el segundo set con el marcador 5-4 a favor de Haarhuis y el holand¨¦s sirviendo para asegurar la manga. Un resto de rev¨¦s a los pies de Haarhuis le dio el punto de rotura a Connors. Haarhuis sirvi¨® de nuevo e intent¨® acabar el punto con cuatro smashes consecutivos. Connors contest¨® con cuatro globos, cada uno un golpe desesperado desde ¨¦l fondo de la pista, casi en la pared de las tribunas, y resolvi¨® con dos reveses, el primero para sacar a Haarhuis de posici¨®n y el segundo para pasarlo. La ovaci¨®n ensordecedora de 20.000 espectadores y la cara larga de Haarhuis confirmaron que el partido estaba sentenciado.
Ser viejo en este Open significa ser querido. Un d¨ªa m¨¢s tarde, otros 20.000 espectadores ovacionaron a Martina Navratilova al superar a Graf. "Nunca cre¨ª que a los 34 a?os estar¨ªa jugando", confes¨® Navratilova, quien un tercer set decisivo se veng¨® de su derrota frente a Graf en 1989.
En los primeros dos sets se vio un tenis digno de dos campeonas. Navratilova presionaba en todo instante y Graf respond¨ªa con garrotazos de su derecha. Cuando comenz¨® el tercer set la tensi¨®n se convirti¨® en el factor determinante, y en esos momentos el mejor servicio de Navratilova se impuso a una Graf que fall¨® demasiado en los saques.
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