El vendaval, protagonista

El Reglamento no establece cu¨¢l debe ser la velocidad del viento para que proceda la suspensi¨®n de la corrida, pero si la primera de la Feria de San Miguel no se suspendi¨®, est¨¢ claro que el precepto no debe ser aplicable en funci¨®n de la velocidad del viento, sino de la recaudaci¨®n de la taquilla: la plaza estaba pr¨¢cticamente vendida. En los silencios de La Maestranza se percib¨ªa el tintineo de los m¨¢stiles de las banderas, azotando el soporte de los toldos del tejadillo. El albero golpeaba los rostros de los espectadores del tendido.Al ¨²nico que no le molest¨® el viento fue a Curro Romero. A su primero, un toro bravo, lo machete¨® sobre las piernas, con una agilidad que para s¨ª quisieran muchos novilleros. El cuarto no era un toro para Curro. Se pele¨® con ¨¦l con m¨¢s decisi¨®n, y en seguida puso de relieve el camero, con la muleta y con sus gestos, que no merec¨ªa la pena arriesgar.

Emilio Mu?oz s¨ª tuvo en el viento un obst¨¢culo insalvable, y era patente su enojo ante la impotencia de no poder vencer a tan inc¨®modo elemento. Su primero tambi¨¦n fue bravo, pero resultaba imposible matar al toro y mandar a E¨®lo simult¨¢neamente. Unos redondos r¨¢pidos y vibrantes fue el ¨²nico logro. En el quinto hubo de luchar, adem¨¢s, con su tendencia a la huida. No obstante, dio muletazos de calidad.

Jesul¨ªn estuvo valiente. A su primero lo pas¨® de muleta con m¨¢s quietud que temple. En el sexto estuvo por encima de su enemigo aunque tambi¨¦n el viento fue un antagonista incomod¨ªsimo.