Lleno de vac¨ªo
Parker es un cineasta parad¨®jico. Tiene olfato afinado para urdir lo que en la industria del cine de hoy m¨¢s se. aprecia, porque es lo que m¨¢s escasea: las buenas ideas, esa manera de ver un suceso o una historia, que pide a voces que la filmen, pues no es asunto traducible al papel, sino al celuloide. Pues bien, la paradoja de Parker consiste en que de manera s listem¨¢tica estas ideas tan originales que se le ocurren acaban en sus manos convirti¨¦ndose en t¨®picas.La originalidad que sostiene a Bugsy Malone, sobrino de Al Capone, El expreso de medianoche, El coraz¨®n del ¨¢ngel, Arde Misisip¨ª o Fama es innegable. Pero parece igualmente evidente que los filmes en que se materializan son inferiores a las ideas a partir de las cuales se elaboraron. En The Commitments vuelve a ocurrir otro tanto de lo mismo, incluso agravado, o tan agravado como lo estaba en la enga?osa Arde Misisip¨ª, donde Parker pretende hacer pasar por un canto a la democracia al, as¨ª como suena, terrorismo de Estado.
The Commitments
Direcci¨®n: Alan Parker. Reino Unido, 1990. Int¨¦rpretes: Robert Atkins, Maria Doyle, Jimmy Rabitte, Michael Alierne, Angeline Bali. Estreno en Madrid: cines Imperial y Lumiere.
Si Bugsy Malone es un bonito invento excesivamente hinchado; si en El expreso de medianoche un feo y cruel asunto termina dejando en las entendederas del espectador un sabor a bonito caramelo; si Fama es un brillante juegueteo con el protagonismo colectivo, en el que la astucia de la realizaci¨®n encubre la cursi trivialidad del concepto; si en El coraz¨®n del ¨¢ngel, la audacia del asunto se diluye en truculencias de truca de laboratorio; en Arde Misisip¨ª, como ahora en The Commitments, la verdad que emana de la historia es convertida por Parker, como de costumbre, en mentira cinematogr¨¢fica.
Se las arregla Parker para dar al espectador la impresi¨®n de que lo que filma va siempre m¨¢s all¨¢ de lo que se ve en la pantalla: como si las im¨¢genes fuesen tan vigorosas que se trascendiesen a s¨ª mismas; como si cada recodo del relato (en The Commitments un relato falsamente escorado hacia el realismo inmediato, para que as¨ª adquiera un falso sabor a documento) fuese no la poca cosa que es, sino una manifestaci¨®n de algo grande, trascendente, cuando lo cierto es que carece de trascendencia alguna.
Falsa trascendencia
La ¨®ptica amanerada, las angulaciones originalistas, el montaje musicalizado de manera artificiosa, el lustre que Parker sabe sacar de lo sombr¨ªo, todo esto alimenta la necesidad (un tanto megal¨®mana) que tiene este cineasta de colocar siempre un sello personal en cada toma que hace, hasta el punto de que, en aras de este sello apropiador (made in Parker) de la imagen, llega a sacrificar su posible verdad. Es capaz de torcer la rectitud misma con tal de que, a causa de esa torcedura, sea reconocida como suya. Y un filme que hace alarde de sinceridad, resulta ser un ama?o de falsa autor¨ªa, incluso all¨ª donde quiere parecer un documento.La pel¨ªcula, a condici¨®n de que uno se percate de que est¨¢ llena de vac¨ªo y no se deje embaucar por el habilidoso estilo manierista de su director, se ve bien. La fotograf¨ªa es bella, los desconocidos actores son cre¨ªbles y la banda musical audible. Rasgos que definen a una aceptable pel¨ªcula del mont¨®n, pero que pretende hacerse pasar por cine de ¨¦lite, sin serlo: es cine com¨²n cubierto con un barniz de exquisitez epid¨¦rmica.
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