Un largo camino
En los ¨²ltimos 20 a?os, la econom¨ªa espa?ola ha vivido un proceso gradual de liberalizaci¨®n y de apertura a la inversi¨®n extranjera que se acentu¨® de forma notable a partir de la entrada en el Mercado Com¨²n en 1986. Pese a ello nuestra industria presenta todav¨ªa rasgos bien distintos de las industrias de otros pa¨ªses europeos m¨¢s avanzados entre los que quiero destacar cuatro: la fuerte participaci¨®n del capital extranjero, el tama?o peque?o y el car¨¢cter familiar de muchas empresas, el escaso n¨²mero de empresas independientes importantes y, por ¨²ltimo, la pr¨¢ctica inexistencia de multinacionales espa?olas.1. La fuerte participaci¨®n del capital extranjero: se estima que aproximadamente el 50% de la producci¨®n industrial de nuestro pa¨ªs est¨¢ en manos de empresas de capital extranjero. Seg¨²n el ranking publicado por Actualidad Econ¨®mica (n¨²mero 1.692) tomando como base la cifra de ventas del a?o 1990, de las 100 mayores empresas industriales y comerciales nada menos que 45 est¨¢n participadas mayoritariamente por grupos de fuera de Espa?a.
?Por qu¨¦ se produce esta situaci¨®n en Espa?a y no en otras econom¨ªas europeas? En primer lugar, porque la econom¨ªa espa?ola ofrece un marco legal muy favorable a la inversi¨®n extranjera y unas perspectivas de crecimiento claramente m¨¢s atractivas que otros pa¨ªses m¨¢s maduros y con sectores industriales m¨¢s consolidados. Pero junto a estas razones positivas hay que mencionar dos factores que reflejan la debilidad de nuestra industria. De una parte Espa?a ha llegado tarde a ciertas actividades, como es el autom¨®vil o la industria. de ordenadores, que tienen un fuerte contenido tecnol¨®gico y s¨®lo son viables si se conciben como grandes organizaciones a escala internacional. Por otra parte, hay un gran n¨²mero de empresas que desarrollan su actividad en sectores que est¨¢n sufriendo un profundo cambio como consecuencia del mercado ¨²nico. Son campos en los que, para ser competitivo, resulta fundamental contar con una dimensi¨®n europea que haga posible conseguir las econom¨ªas de escala (tales como la especializaci¨®n de plantas, la centralizaci¨®n de las compras, o la posibilidad de repartir los gastos de investigaci¨®n y desarrollo en un mayor. volumen de actividad) que ese mercado ¨²nico permite obtener. Son, por ejemplo, la industria de componentes de autom¨®viles y la electr¨®nica. Desgraciadamente, hay muy pocas empresas espa?olas con vocaci¨®n de tener una red propia europea y de ah¨ª que la alternativa m¨¢s f¨¢cil sea la venta de la empresa.
Es interesante se?alar que, a diferencia de lo que ocurre en algunos pa¨ªses, en Espa?a no se ha producido un rechazo social al fen¨®meno de la adquisici¨®n de empresas por extranjeros. El capital exterior aporta tecnolog¨ªa, puestos de trabajo y exportaciones, si bien es obvio que los centros de decisi¨®n de esas empresas se encuentran fuera de Espa?a. Lo que es de lamentar es que esa presencia de multinacionales en Espa?a no encuentre una contrapartida adecuada en la implantaci¨®n de empresas espa?olas en otros pa¨ªses, punto sobre el que volver¨¦ m¨¢s adelante.
Inversiones extranjeras
Cabe por ¨²ltimo preguntarse acerca de la posici¨®n competitiva de estas empresas. Es dif¨ªcil generalizar pero se puede afirmar que, por definici¨®n, est¨¢n ya integradas en grupos de car¨¢cter internacional que suelen tener la tecnolog¨ªa, los recursos financieros y las redes comerciales suficientes para subsistir (lo que no excluye la posibilidad de casos problem¨¢ticos como alguno reciente en el sector de las fibras artificiales). La clave aqu¨ª, desde el punto de vista espa?ol, est¨¢ en ofrecer a las empresas matrices, que tienen en su mano la decisi¨®n de inversi¨®n, unas condiciones que sean competitivas con otros pa¨ªses, tales como la relaci¨®n salarlo/ productividad, infraestructuras adecuadas, incentivos a la inversi¨®n y una situaci¨®n econ¨®mica, pol¨ªtica y social estable. Ser¨ªa un grav¨ªsimo error dar por supuesto que la inversi¨®n extranjera va a continuar fluyendo hacia Espa?a cualesquiera que sean las condiciones existentes.
2. El tama?o medio peque?o y el car¨¢cter familiar de muchas empresas: las empresas espa?olas son, por t¨¦rmino medio, m¨¢s peque?as que las empresas de otros pa¨ªses econ¨®micos europeos m¨¢s avanzados. Ello se explica porque la falta de competencia exterior en muchos mercados ha permitido la supervivencia de unidades menos eficientes, mientras que en otros pa¨ªses las empresas se han visto obligadas a reagruparse para hacer frente a esa competencia exterior o, simplemente, han desaparecido. La misma raz¨®n hizo posible tambi¨¦n el mantenimiento del car¨¢cter familiar de la gran mayor¨ªa de estas empresas, car¨¢cter que viene dado no tanto por la estructura de su propiedad, sino por su sistema de gesti¨®n: direcci¨®n no profesionalizada, confusi¨®n del patrimonio empresarial con el familiar, insuficiencia de sistemas y controles, escasa transparencia fiscal y, frecuentemente, falta de una sucesi¨®n adecuada en la direcci¨®n. Existe todav¨ªa un n¨²mero muy alto de empresas de estas caracter¨ªsticas que, tanto por su tama?o como por su direcci¨®n, son muy vulnerables y que van a tener que transformarse r¨¢pidamente para poder subsistir.
Es justo decir que la incorporaci¨®n de Espa?a a la CE ha acelerado el proceso de cambio en estas empresas. Quiz¨¢ el obst¨¢culo mayor que encuentran sea de naturaleza fiscal. El nuevo tratamiento de las plusval¨ªas constituye un avance indudable que permitir¨¢ una m¨¢s r¨¢pida reestructuraci¨®n de los sectores, pero los elevados impuestos personales contin¨²an siendo, de hecho, un freno importante a la gesti¨®n transparente de las empresas.
3. El escaso n¨²mero de empresas independientes importantes: de las 55 empresas que est¨¢n en manos del capital espa?ol (entre los 100 que figuran en el referido ranking de Actualidad Econ¨®mica), 16 pertenecen al sector p¨²blico, y 11 est¨¢n, de hecho, controladas por la banca. Quedan 28 que podr¨ªamos considerar independientes, si bien de ¨¦stas s¨®lo 11 son industriales. La m¨¢s importante de este ¨²ltimo grupo ocupa el puesto 36 y tiene un tama?o que en Europa no pasar¨ªa de ser considerado como medio. ?A qu¨¦ se debe la escasa relevancia de los grupos industriales independientes en Espa?a cuando se comparan con las empresas de capital extranjero y las dominadas por la banca y el sector p¨²blico? A un conjunto de factores de los que quisiera apuntar tres. El primero y m¨¢s significativo es la dificultad que han tenido para conseguir una financiaci¨®n adecuada en su plazo y en su coste. La ausencia de inversores institucionales con capacidad de suministrar fondos a largo plazo y el nivel comparativamente alto de los tipos reales de inter¨¦s han limitado claramente el crecimiento de los grupos independientes. El segundo es el marco jur¨ªdico laboral y fiscal espa?ol que ha supuesto un verdadero obst¨¢culo al desarrollo de las empresas. Una legislaci¨®n laboral r¨ªgida (que dificulta la adaptaci¨®n de los costes fijos a los cambios de la demanda y, por tant6, aumenta los riesgos de las empresas) y unos impuestos personales excesivamente elevados (m¨¢s f¨¢ciles de soslayar en otras actividades m¨¢s especulativas), han actuado como claro desincentivo a la actividad empresarial. Por ¨²ltimo, el tercer factor, ya apuntado, se refiere a las dificultades pr¨¢cticas de muchas empresas para enfrentarse con el reto que implica el mercado ¨²nico lo que, unido a los otros problemas mencionados, ha llevado a numerosos grupos independientes a deshacerse de sus empresas y a dedicarse a otras actividades que implican un menor riesgo y esfuerzo personal y que, frecuentemente, obtienen un mayor reconocimiento social.
Sin multinacionales
4. La pr¨¢ctica inexistencia de multinacionales espa?olas: es conocido que pa¨ªses relativamente peque?os como Suecia, Suiza u Holanda, han conseguido un alto nivel de prestigio y prosperidad al contar con algunas de las mayores empresas mundiales en los sectores de alimentaci¨®n, farmacia, petr¨®leo o telecomunicaciones. En contraste con ellos, Espa?a no tiene ninguna de las grandes multinacionales y es muy peque?o el n¨²mero de sociedades espa?olas con aut¨¦ntica vocaci¨®n de lograr una presencia internacional significativa. Algunas se encuentran en el sector p¨²blico, como Repsol, Telef¨®nica o Iberia, que han dado pasos importantes en esa direcci¨®n en los ¨²ltimos tiempos. Existen, asimismo, casos interesantes de empresas privadas que, a pesar de que en Europa ser¨ªan consideradas de tama?o medio, han demostrado una capacidad de innovaci¨®n y una agresividad comercial muy elogiable. Pertenecen a sectores tan variados como los perfumes, los vinos, los productos c¨¢rnicos, la electr¨®nica profesional, la construcci¨®n o la confecci¨®n textil. Pero en la mayor¨ªa de los casos se encuentran todav¨ªa en una etapa relativamente inicial de su desarrollo internacional. Nuevamente, cabe preguntarse por qu¨¦ Espa?a es diferente en este aspecto. ?Por qu¨¦ no hay grandes multinacionales espa?olas? Sin duda, el retraso hist¨®rico de nuestro proceso de industrializaci¨®n en comparaci¨®n con otras econom¨ªas tiene algo que ver con ello. Pero m¨¢s importante me parece el hecho de que cuando, por fin, tiene lugar el despegue de la econom¨ªa espa?ola, el modelo de industrializaci¨®n que se elige responde a un modelo cerrado. Las empresas espa?olas, a diferencia de lo que ocurre con las suizas, suecas, u holandesas, vivieron durante muchos a?os en un mercado protegido y, como consecuencia, dedicaron la mayor parte de sus esfuerzos al mercado interior, m¨¢s rentable, descuidando los mercados de exportaci¨®n o la implantaci¨®n en otros pa¨ªses donde la competencia dificultaba la obtenci¨®n de unos m¨¢rgenes semejantes a los espa?oles. Por otra parte, al no verse enfrentadas con esa dificultad de sobrevivir en mercados abiertos, no sintieron tampoco la misma necesidad de innovar, y sin innovaci¨®n, no es posible conseguir alg¨²n tipo de ventaja competitiva. En general, en el origen y en el desarrollo posterior de toda multinacional existe un esfuerzo intenso de creaci¨®n de tecnolog¨ªa, pero ese esfuerzo s¨®lo se produce ante la presi¨®n de la competencia. Dice el profesor Porter que "para que la innovaci¨®n tenga ¨¦xito, generalmente se requiere presi¨®n, necesidad e incluso adversidad". La liberalizaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola y el mercado ¨²nico europeo, han creado un marco radicalmente distinto del tradicional en el que se ha desarrollado nuestra industria. Es de esperar que en este nuevo clima asistamos a la consolidaci¨®n de algunas de las nacientes multinacionales espa?olas y a la aparici¨®n de nuevas iniciativas.
?Qu¨¦ conclusi¨®n cabe sacar de todo lo anterior? En s¨ªntesis, que la industria espa?ola tiene que recorrer todav¨ªa un largo camino para poder competir en ese nuevo marco europeo y que se requiere un esfuerzo muy considerable a realizar no s¨®lo por las empresas mismas, sino por parte de todos, la Administraci¨®n, los sindicatos y la propia sociedad espa?ola. Quiero terminar subrayando algunos de los puntos fundamentales de ese esfuerzo colectivo:
- La decisi¨®n firme por parte de los poderes p¨²blicos de modificar el marco laboral y fiscal y adaptarlo a los existentes en pa¨ªses europeos m¨¢s avanzados.
- Una mejora de nuestro sistema financiero que asegure la disponibilidad de fondos a largo plazo y en condiciones que sean competitivas con otros pa¨ªses.
- Una colaboraci¨®n estrecha entre las empresas p¨²blicas y las privadas y entre ¨¦stas ¨²ltimas para reestructurar sectores enteros, olvidando viejos recelos y malos entendimientos del pasado y renunciando a posiciones personales.
- Una disposici¨®n de la Administraci¨®n a perder el control p¨²blico de ciertas empresas, cuando, como consecuencia de esa reestructuraci¨®n de sectores, se pueda lograr una unidad empresarial m¨¢s eficaz.
- Por ¨²ltimo, el reconocimiento pr¨¢ctico por parte de las organizaciones sindicales del hecho que en el mercado ¨²nico europeo s¨®lo las industrias competitivas pueden asegurar puestos de trabajo y elevar el nivel de vida de los trabajadores.
es presidente de Iberfomento y de Ford Espa?a.
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