'La libertad est¨¢ por encima del socialismo"
Intervenci¨®n de Carlos Solchaga ante el ¨²ltimo comit¨¦ federal del PSOE
Parece que hay tres tipos de consideraciones que se pueden hacer despu¨¦s de la intervenci¨®n del compa?ero Alfonso Guerra en relaci¨®n con el tema que nos ocupa: unas son consideraciones de orden f¨¢ctico -qu¨¦ es lo que va a pasar en nuestras sociedades despu¨¦s de la ca¨ªda de los reg¨ªmenes de Europa central y orienta]-, otras son consideraciones de orden estrat¨¦gico -c¨®mo debemos responder desde el socialismo democr¨¢tico a ellas- y otras son consideraciones de orden ideol¨®gico, en las que yo creo que ha puesto el compa?ero Alfonso mayor ¨¦nfasis dentro de todo esto, aunque las tres las ha tratado. Yo voy a arriesgarme a adentrarme en las consideraciones de orden ideol¨®gico, lo cual, seguramente, les extra?ar¨¢ a muchos compa?eros, as¨ª que tratar¨¦ de hacerlo con modestia dada la limitada afici¨®n que siento por el tema. .Preguntaba el compa?ero Alfonso Guerra: "?Esta ca¨ªda del comunismo va a salpicar o no va a salpicar al socialismo?". Mi opini¨®n es que lo va a salpicar inevitablemente, y lo va a salpicar por una confusi¨®n que hemos ido creando a lo largo de la historia todos. Las rep¨²blicas comunistas se llamaban rep¨²blicas socialistas, y no en vano se llamaban as¨ª, porque, conviene recordar, si se me permite la erudici¨®n, que Lenin en El Estado y la revoluci¨®n para defender la existencia del Estado despu¨¦s de la toma del poder explica que hay un periodo transitorio b&stante largo donde todav¨ªa las superestructuras, lo que ¨¦l llamaba o lo que Marx llamaba ideolog¨ªa, provienen del Estado burgu¨¦s, y conviene que a ese periodo en el cual a partir de la Cr¨ªtica del Programa de Gotha dice un par de tonter¨ªas a prop¨®sito de pagar a todos igual o pagar a cada cual seg¨²n sus necesidades, dice que en ese periodo lo que va a haber es el socialismo por tanto, los comunistas han estado interesados en decir que era el socialismo.
Pero, desgraciadamente, en el socialismo democr¨¢tico tambi¨¦n ha habido montones de prejuicios que han hecho que las cosas se confundan: en primer lugar, el prejuicio sobre la libertad y el tema de la revoluci¨®n, porque no conviene olvidar que el Partido Socialdem¨®crata de Gotha y el Partido Socialdem¨®crata de Erfurt, partido socialdem¨®crata que estando en el poder en 1920 tiene que cargarse a la izquierda espartaquista, es un partido que cree en la revoluci¨®n, en la mayor parte de los casos, aunque s¨ª espera que esta revoluci¨®n no tenga por qu¨¦ ser particularmente sangrienta. Pero el partido s¨ª cree en la revoluci¨®n. Cree que la revoluci¨®n se podr¨¢ obtener de cualquier manera, porque por el proceso de proletarizaci¨®n todo el mundo al final, si se extiende la democracia, estar¨¢ a favor de la abolici¨®n de las clases, pero en la revoluci¨®n sigue creyendo.
Y solamente en la discusi¨®n entre la Segunda y la Tercera Internacional y en el fracaso de la Internacional Conciliadora de Viena es cuando de verdad hay un socialismo democr¨¢tico que dice: no, mire usted, el socialismo se construye sobre la libertad y se construye sobre estas instituciones que los leninistas llaman burguesas, pero que son la expresi¨®n de la soberan¨ªa popular y de la libertad de la gente, que son el Parlamento, los derechos humanos, la libertad de todos y cada uno de los ciudadanos. Pero, a pesar de todo, yo creo que ser¨ªamos honestos si dij¨¦ramos que esto que se produce en 1921 tarda mucho en asimilarse en los partidos socialistas democr¨¢ticos, y que no es hasta despu¨¦s de la 11 Guerra Mundial y hasta despu¨¦s de Bad Godesberg que de verdad queda claro una cosa que para m¨ª es absolutamente evidente, y es que la libertad, compa?eros, quiero que nadie se sienta atacado por esto, est¨¢ por encima del socialismo, es que la libertad es primero que el socialismo, y solamente cuando de verdad se decide esto es cuando de verdad podemos hablar de un socialismo democr¨¢tico, en mi opini¨®n, y lo digo como cualquier otra opini¨®n que se pueda enfrentar a la que acabo de expresar.
Pero lo cierto es que en los a?os treinta los partidos socialdem¨®cratas, y el nuestro el primero, creen en la revoluci¨®n, no creen en los pactos burgueses, o si lo hacen en los frentes populares, son solamente frente al fascismo y dispuestos, naturalmente, a traicionarlos tan pronto como sea menester, en funci¨®n de los intereses y la estrategia de clase.
Ciertamente, tardamos mucho en quitarnos todo ese miedo a la libertad que parece haber en parte del socialismo democr¨¢tico, y por tanto, no es sorprendente que todav¨ªa haya adherencias y alguien diga: pues hombre, estos socialistas que se llaman democr¨¢ticos no dejan de ser, en cierta medida, como los comunistas revolucionarios en alg¨²n sentido. Y yo os digo una cosa tambi¨¦n, y espero que nadie se escandalice, y es lo siguiente: cuando de verdad se cree en la democracia no se puede creer en los procedimientos revolucionarios. No digo yo que, como consecuencia de un periodo de tiempo m¨¢s o menos largo, de profundas transformaciones sociales, institucionales, econ¨®micas y tecnol¨®gicas, no puedas decir que el resultado ha sido revolucionario; eso no lo niego. Pero si hemos de entend ernos en el lenguaje que nos entienden los ciudadanos, tendremos que convenir que el respeto a las mayor¨ªas y a las minor¨ªas y a las tomas de decisi¨®n en una democracia que representa la soberan¨ªa popular excluye el procedimiento revolucionario.
Ese mismo defecto por la parte de la socialdemocracia que hace que muchas veces nos identifiquen con quienes no queremos lo tenemos tambi¨¦n en relaci¨®n con el mercado, el mismo. Porque es inteligente y pertinente observar, como hac¨ªa Alfonso, que ha habido lugares donde el mercado funcionaba, y eran dictaduras y no hab¨ªa libertad, pero no menos pertinente es decir que donde no ha habido mercado nunca ha habido libertad, nunca. No hay ni un solo ejemplo hist¨®rico de una sociedad que se haya organ Izado sin mercado, en el sentido de iniciativa privada, propiedad de los medios de producci¨®n, en parte social, pero por lo menos en parte privada, y que haya dado lugar a una sociedad libre, con derecho a votar, con partidos pol¨ªticos libres, con derecho de expresi¨®n y con respeto a los derechos humanos, ni una sola. Pero ese prejuicio con respecto al mercado lo tenemos.
Por tanto, lo digo sin ¨¢nimo de atacar a nadie, por supuesto, lo digo con la confianza de hablar en el partido, es verdad que nos tiene que salpicar la ca¨ªda del comunismo, porque ellos han querido ser socialistas, y nosotros hemos sido menos socialistas de lo que significa en realidad el socialismo democr¨¢tico y en libertad. No hemos querido sacar todas las conclusiones porque nos hemos apegado a cierta utop¨ªa revolucionaria y.a muchos prejuicios antimercado que quiz¨¢ deb¨ªamos haber sacado.
Segundo punto sobre el que quiero hablar: la ca¨ªda del socialismo cient¨ªfico. ?Lo que ha pasado ahora en estos pa¨ªses es la demostraci¨®n evidente de que el socialismo cient¨ªfico ha ca¨ªdo? En mi opinion, no. En mi opini¨®n, si se habla con honestidad intelectual, el socialismo cient¨ªfico hab¨ªa ca¨ªdo pr¨¢cticamente desde principios del siglo XX. Entre la gente que estudiaba econom¨ªa era evidente que la teor¨ªa del valor-trabajo de Marx era falsa, no era cient¨ªfica, en el sentido que nosotros entendemos que una teor¨ªa es cient¨ªfica cuando se puede contrastar. En ¨²ltima instancia, la teor¨ªa del valor-trabajo dec¨ªa que los bienes se intercambiaban en el mercado por el valor-trabajo que incorporaban; es as¨ª que esto era mentira en la mayor parte de los casos, por no decir en todos, luego la teor¨ªa estaba desestimada; y la teor¨ªa de la plusval¨ªa y la explo
taci¨®n estaba basada en la teor¨ªa del valor-trabajc, y en la consideraci¨®n de la fuerza de trabajo como una mercanc¨ªa m¨¢s, tambi¨¦n era falsa; y, a interpretaci¨®n hist¨®rica de la econom¨ªa seg¨²n la cual las fuerzas econ¨®micas son las que se desarrollan a s¨ª mismas y son las que crean la superestructura y crean en s¨ª mismas, por su propio desarrollo, las contradicciones que llevar¨¢n a un nuevo modo de producci¨®n, tambi¨¦n se ha demostrado que era falsa.Por tanto, no es que ahora al caerse el socialismo de la URSS, o como quiera llamarse, estemos descubriendo algo nuevo, esto ya lo sab¨ªamos.
Entre nosotros ha habido compa?eros, como Ludolfo Paramio, que tuvo el valor de decirlo hace ya muchos a?os: mire usted, esto no es verdad, esto no es cient¨ªfico. Es verdad que el compa?ero, y que me desmienta ¨¦l si lo he entendido mal, todav¨ªa cree que, aunque no haya leyes hist¨®ricas como cre¨ªa Marx que pod¨ªan adivinar la historia, s¨ª cree que hay leyes sociol¨®gicas hist¨®ricas (que yo tampoco, compa?ero, me lo creo; creo que tampoco eso existe). Pero m¨¢s peligroso que esto -y ya concluyo, presidente- es que, si Marx tuvo sus apetencias de ser cient¨ªfico, y en alg¨²n sentido lo era mucho m¨¢s que algunos socialistas, me parece a m¨ª, tambi¨¦n es verdad que no menos peligroso que esto fue el desprecio que Marx sent¨ªa y que se hered¨® luego en parte en el socialismo, particularmente en su rama leninista, por lo que ¨¦l llamada la moral peque?oburguesa. Hab¨ªa pocas cosas que le sacaran m¨¢s de quicio a Marx que las ideas reformistas de arreglar el mundo que no se daban cuenta que, en ¨²ltima instancia, estaban condicionadas por la situaci¨®n de clase de quien las expon¨ªa.
Y esta idea de Marx, de desprecio a lo que llamamos la moral de los medios, en alguna manera, pues (si se me permite citar a Bernstein, ¨¦ste ya dec¨ªa que era terrible y que era necesario volver a Kant y no a Hegel para considerar todas estas cosas), estas ideas de Marx han sido extremadamente peligrosas, y eso es lo que se ha demostrado cuando ha ca¨ªdo el socialismo de la URSS. Porque estas ideas seg¨²n las cuales a la gente se le puede juzgar no por lo que hacen, sino por ser kulacks o por ser elementos antirrevolucionar¨ªos o por ser parte de la reacci¨®n, es decir, por pertenecer a una clase, por estar metido en un grupo pol¨ªtico que est¨¢ en contra de..., los que saben que la historia est¨¢ a su favor deben concluir. Estas ideas que han sido extremadamente peligrosas y han llevado a la ingenier¨ªa social, o les han llevado a quienes las han hecho a la ingenier?a social, son las que debeillos desechar.
Pero lo malo ha sido que con esta pretensi¨®n cient¨ªfica, por este ataque a lo que podr¨ªamos llamar inoral peque?o b u rg uesa, que dec¨ªa Marx, es que parece que cuando uno habla de moral o de ¨¦tica en el socialismo en realidad es un peque?oburgu¨¦s que no se ha enterado de cu¨¢l es el camino de la historia; y en mi opini¨®n, y con esto acabo, nuestro rearme ideol¨®gico debe ir por la reconsideraci¨®n de los aspectos ¨¦ticos del socialismo.
Porque los viejos valores de solidaridad, cooperaci¨®n, dentro del entramado social, de tendencia a la igualdad, de eliminaci¨®n de la pobreza y la marginaci¨®n, son valores buenos, son nuestros viejos valores, y no tenemos por qu¨¦ avergonzarnos de ellos porque no est¨¦n encarnados en una visi¨®n global del mundo que se ha demostrado que es falsa, y en la medida en la cual defendamos un poco los fundamentos ¨¦ticos de estos valores es en la medida en la cual nosotros nos podremos separar de otras consideraciones.
Pero no mediante los viejos prejuicios frente a la utilizaci¨®n al m¨¢ximo de la libertad, no mediante el no reconocimiento que la libertad est¨¢ por delante y por encima del socialismo en la historia del ser humano y en los valores que nosotros defendemos y no i-nediante la reticencia al orden espont¨¢neo del mercado que podr¨¢ ser, y lo es sin duda, injusto muchas veces y no satisfactor¨ªo, pero para eso estamos, para corregirlo, pero acept¨¢ndolo, como parte absolutamente fundamental del desarrollo de la libertad de los seres humanos. Gracias.
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