Pirri dej¨® buen recuerdo del final de temporada
?lamo Jocho, Agudo, Pirri
Cinco novillos de El ?lamo (uno fue rechazado en el reconocimiento), serios y cuajados aunque inv¨¢lidos casi todos, de feo estilo. 6? de Terrubias, con trap¨ªo de toro, de bonita estampa, encastado. Jocho II, de Quart de Poblet.(Valencia), nuevo en esta plaza: dos pinchazos y estocada corta baja (silencio); dos pinchazos, otro hondo ca¨ªdo y descabello (silencio).
Regino Agudo: media delantera atravesada y estocada tendida (silencio); pinchazo y estocada corta descaradamente baja (silencio). Pirri: pinchazo, estocada y dos descabellos (ovaci¨®n); pinchazo y estocada (ovaci¨®n).
Plaza de Las Ventas, 27 de octubre. ¨²ltima corrida de la temporada. Menos de media entrada.
Termin¨® la temporada en Las Ventas. Cuando Pirri abati¨® al precioso toro de Terrubias de una estocada, ese fue el cerrojazo. Y lo bueno es que dej¨® un buen sabor de boca. Normalmente, el ¨²ltimo festejo de la temporada no tiene contenidos dignos de menci¨®n; s¨®lo la referencia de que es el ¨²ltimo, y sirve para que al empezar la temporada siguiente, los eruditos en la materia presuman con sus vecinos de localidad, recit¨¢ndoles el cartel, inclu¨ªdo el presidente, lo cual ya es para nota.Esta novillada postrera, sin embargo, tuvo contenido. Lo puso Pirri, Pablo Saugar Blasco en el mundo, hijo del veterano banderillero del mismo apodo. Y lo puso toreando con autenticidad ganado muy serio y complicado. Por su parte, Jocho II, debutante, y Regino Agudo, quedaron in¨¦ditos. Sus novillos, cuajados todos, inv¨¢lidos por m¨¢s se?as, se paraban en la suerte y de ser borregos, se habr¨ªan quedado donde estaban, mirando al Cerro de los ?ngeles. Pero como ten¨ªan casta, y mucha, de mirar al Cerro de los ?ngeles, nada; antes al contrario, se revolv¨ªan presto y derrotaban al bulto; es decir, que pretend¨ªan coger a Jocho II y a Regino Agudo, por este orden y en sus respectivas intervenciones.
Mayor experiencia y un acabado sentido lidiador, quiz¨¢ les habr¨ªan permitido a Jocho II y Regino Agudo sacar mejor partido de sus lotes, si bien nadie esperaba de ellos semejante alarde. La actual tauromaquia apenas ofrece diestros, ni siquiera con categor¨ªa de figuras, capaces de dominar toros que se quedan en el centro de la suerte y se revuelven derrotando al bulto. La escuela del toreo dominador lleva ya mucho tiempo cerrada, por falta de maestros. O sea que Jocho y Agudo bastante hicieron con citar cerquita, porfiar, aguantar ga?afones, por si lograban dar los dos pases consabidos -el derechazo, principalmente- que es cuanto pueden aprender de las figuras las nuevas promociones de novilleros.
Pirri, en cambio, ha debido de recibir clases particulares y heredar distinta torer¨ªa, m¨¢s chapada a la antigua, porque se faj¨® con sus dos novillos en el terreno adecuado y les aplic¨® el toreo hondo, el de poder a poder, con el empe?o de ganarles terreno y conducirlos a donde su mando torero los quisiera llevar. Al primero le instrument¨® emocionantes tandas de naturales. Al sexto lo recibi¨® con excelentes ver¨®nicas y le hizo una faena corajuda, valerosa, sin concesiones a la galer¨ªa. Un poco crispada tambi¨¦n, desde luego, y se explica: el trap¨ªo del toro y su genio provocaban inquietantes perspectivas de cornada, e incluso sufri¨® una aparatosa voltereta.
La ¨²ltima faena, de torero honrado, y el ¨²ltimo toro, un berrendo en negro, lucero bragao y calcetero, cuajado, serio y con una cornamenta astifina de acaramelado color, dejaron en los aficionados el buen recuerdo de la fiesta en sus m¨¢s sabrosas salsas. No les ha de venir mal, para sobrellevar la larga invernada que se avecina. Muchos, al salir de la plaza, se resist¨ªan a coger el metro y deambulaban su a?oranza por las tinieblas de la explanada de Las Ventas, dando vueltas alrededor del coso. A algunos les dio all¨ª la del alba.
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