Una miseria de 200 millones
Hallada muerta en La Coru?a una anciana 'pobre' con una fortuna en el banco
El cad¨¢ver de Dolores Dom¨ªnguez Giz, de 78 a?os, natural de Ortigueira (La Coru?a), fue hallado por la Polic¨ªa Municipal de La Coru?a en la escalera de su casa, en la calle de Tabares, en el barrio chino. Al inspeccionar la vivienda, los agentes tuvieron que reprimir primero las n¨¢useas ante la indescriptible suciedad que lo invad¨ªa todo y despu¨¦s la sorpresa al descubrir una cartilla de ahorros con un saldo de 200 millones de pesetas, seg¨²n el diario local El Ideal Gallego.
La polic¨ªa local ni desmiente ni confirma la existencia de esa cartilla ni aclara las circunstancias de la muerte de Dolores, cuyo cuerpo, seg¨²n alguno de sus vecinos, estaba semicarbonizado. Ni en el Ayuntamiento ni en el cuartel de la Guardia Civil de Ortigueira tienen conocimiento de la existencia de alg¨²n pariente de la anciana, ni siquiera de aquella sobrina a la que, seg¨²n los vecinos, "le iba a dejar todo".La polic¨ªa local y judicial que el pasado domingo entraron en la vivienda y registraron el piso buscando documentaci¨®n encontraron, seg¨²n el diario coru?¨¦s, una cartilla bancaria con un saldo de 200 millones de pesetas- y otra, caducada, con algo m¨¢s de dos millones. Los asombrados funcionarios hallaron, tambi¨¦n, escrituras de terrenos y recibos de pr¨¦stamos a vecinos de Ortigueira, algunos por un valor de 500 pesetas y otros datados en 1879.
'Barrio chino'
Papagayo y Tabares son las dos calles que conforman el tradicional barrio de prostituci¨®n de La Coru?a, con casas de principios de siglo de dos y tres pisos que resisten m¨¢s mal que bien hasta que un plan de reforma municipal en proyecto las derribe. Al callej¨®n que une ambas lleg¨® hace unos 50 a?os Dolores Dom¨ªnguez e instal¨® un bar en el bajo de la casa que habit¨® hasta su muerte, un ruinoso edificio que carece de n¨²mero y tiene una pintada de "Moriles y SA", como ¨²nica identificaci¨®n."Hizo dinero, como todos los que vinieron aqu¨ª en aquella ¨¦poca", dice Perico, un hombre en zapatillas que tambi¨¦n lleg¨® en aquellos a?os. "Sab¨ªamos que ten¨ªa unas fincas que eran de su marido, o de la familia".
"Y una pensi¨®n de 90.000 pesetas del marido", tercia una mujer apoyada en unas escaleras que ya no conducen a ning¨²n piso y que dice llevar en el oficio y el barrio cerca de 10 a?os.
"Cuartos deb¨ªa de tener, porque el empleado de la caja de ahorros,le ofrec¨ªa una silla para sentarse y nosotras ten¨ªamos que esperar de pie pero nadie supon¨ªa que tantos", explica otra mujer. "Era muy agarrada", resume Perico, "ni siquiera ten¨ªa cafetera en el bar y todo lo que ara?aba, a la hucha".
Los comentarios de la vecindad, sobre todo de aquellas mujeres que trabajan en la calle, no son muy positivos sobre la fallecida. "Siempre nos estaba insultando, como si no hubiese ganado el dinero con nuestro trabajo, e incluso a veces nos tiraba desde la ventana' cubos de basura", recuerdan.
"Mala, mala, no era, es que los a?os hacen chochear", se apiada Perico. S¨ª trataba bien a los 20 o 30 gatos que manten¨ªa en casa, d¨¢ndoles de comer lo que encontraba entre los cubos de los desechos de un cercano mercado. Alguno de estos animalillos todav¨ªa se apretaba ayer contra la ventana.
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