Grandes efectos

Ana Navarrete (Valencia, 1965) se sit¨²a entre los nombres m¨¢s s¨®lidamente recurrentes dentro del panorama de nuestras ¨²ltimas actitudes escult¨®ricas. La apuesta creativa de Ana Navarrate introduce una actitud muy particular, heredera en parte de una nueva y desenfadada mirada sobre la tradici¨®n m¨¢s mal¨¦vola del objeto po¨¦tico del surrealismo, y que en su caso se acent¨²a desde un extraordinario desparpajo a la hora de aventurar arriesgadas asociaciones de im¨¢genes objetuales.Con una po¨¦tica voluntariamente desgarrada, el atractivo mejor de las propuestas de Ana Navarrete destila precisamente de su talante inmoderado, de la audacia de sus asociaciones. Sin embargo, la simpat¨ªa que, sin duda, genera una obra que no se corta un pelo a la hora de apostar por los grandes efectos tiene precisamente su riesgo mayor en la posibilidad de gastar su p¨®lvora tan s¨®lo en un gran ruido. Y es ah¨ª, en aquellas propuestas, donde la osad¨ªa del efecto no se corresponde con una misma -o mayor turbulencia interior-, donde la obra puede tornarse mera fachada escenogr¨¢fica. Navarrete ha jugado con habilidad las posibilidades esc¨¦nicas y capacidad de misterio que brinda el espacio. Para mi gusto, el acierto mejor de la muestra se corresponde tambi¨¦n con la apuesta m¨¢s ambiciosa del conjunto, esa instalaci¨®n titulada ?Y despu¨¦s? La conquista del fil¨®sofo, con su gui?o a De Chirico.